El controvertido general retirado del Ejército Hamilton Mourao, elegido el domingo vicepresidente de Brasil en la fórmula liderada por el ultraderechista Jair Bolsonaro, es igual que el futuro mandatario: militar, defensor de una línea política conservadora dura y polémico.
Mourao fue durante la campaña el candidato a vicepresidente con más titulares en la prensa debido a sus polémicas declaraciones, como en las que dijo que las familias «sin padre ni abuelo» y solo con «madre y abuela» son una «fábrica de elementos desajustados», que levantaron ampollas en una sociedad brasileña en las que muchas familias no cuentan con figura paterna.
Natural de Porto Alegre, la capital más meridional de Brasil, el general retirado, que ingresó en el Ejército en 1972, comparte con Bolsonaro la nostalgia por la dictadura militar brasileña (1964-1985) que ambos defendieron. Estuvo destinado en Angola y Venezuela durante su carrera militar, y se mostró a favor, en medio del juicio político que concluyó con la destitución de la entonces presidenta Dilma Rousseff en 2016, de una «intervención militar» en caso de que el «caos» se instalase en Brasil. Si las instituciones no resuelven los problemas, entonces «nosotros deberemos imponerlas», dijo entonces, en referencia al papel que a su juicio le corresponde desempeñar a las Fuerzas Armadas.
Al igual que el nuevo presidente y compañero de Gabinete, Mourao ha mostrado admiración pública por el coronel Carlos Brilhante Ustra, uno de los mayores símbolos de la represión y la tortura durante la dictadura militar. Precisamente, el general fue retirado en 2015 del Comando Militar del Sur (CMS), con sede en Porto Alegre, por hacer apología de la actuación del coronel Brilhante Ustra, y continuó con su servicio al Ejército como secretario de Economía y Finanzas de la entidad, para pasar definitivamente a la reserva el pasado mes de febrero. También este año se ha afiliado a su actual formación, el Partido Renovador Laborista Brasileño.
Abiertamente racista pese a sus raíces indígenas, el 8 de octubre, al desembarcar en el aeropuerto en el que esperaban sus hijos y uno de sus nietos, Mourao dijo sobre el menor que «es un chico bonito, mírenlo ahí: blanqueo de raza».
El vicepresidente electo de Brasil no fue la primera opción para Bolsonaro y su equipo, quienes antes tantearon al senador Magno Malta, pastor de una iglesia evangelista; a la abogada Janaína Paschoal, una de las impulsoras del proceso de destitución de Rousseff; y al astronauta Marcos Pontes, único brasileño que ha participado en misiones de la NASA.
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