Jueves, 04/09/2014
Por: Eleazar Díaz Rangel
Hubo quienes dudaron del empleo de nuestro título de ayer “Sacudón de verdad”.
¿Por qué lo hicimos? Porque creemos que se trata del más radical y novedoso cambio en el Alto Gobierno en la Venezuela contemporánea. Los cambios siempre los hubo en los gabinetes ministeriales, desde los simples enroques hasta reformas casi totales. Esta vez el Presidente fue mucho más allá. En primer término, en su línea de conformar una dirección colectiva, creó el Consejo de Vicepresidentes, inmediatamente después del Presidente, lo que revela su importancia en las funciones que ejercerá. Después creó otra figura, integrada por ministros en igual número de áreas, vinculadas con las cinco revoluciones a las cuales se refirió en la introducción y que tienen su origen en el Plan de la Patria.
Para dirigir esos grupos escogió a seis de sus colaboradores: Rodolfo Marco Torres, Yván Gil, Ricardo Menéndez, Héctor Rodríguez, Elías Jaua y Rafael Ramírez. Además, designó a Dante Rivas para una función especial como es la Autoridad Única Nacional de Trámites y Permisología, que si llega a cumplir sus funciones, sería una verdadera revolución en la administración nacional y una bendición para la ciudadanía que tiene tantos inconvenientes para cualquier trámite. Hizo igualmente cambios importantes al unificar varios ministerios y aligerar así el pesado Consejo de Ministros, y nombró seis nuevos ministros. Hecho excepcional desde 1998 cuando lo habitual eran los enroques.
Entre los cambios no son de poca monta la salida de Ramírez de Pdvsa y del Ministerio del Petróleo, con más de una década al frente de tan importantes funciones, y de las cuales no es exagerado decir que depende la economía venezolana y los nexos con varios países. Ramírez pasa a la Cancillería, dependiente del Presidente, pues por mandato constitucional le corresponde fijar la política exterior.
Al lado de tantos cambios, en la estructura del Alto Gobierno como en las designaciones y ratificaciones, lo que de por sí justifica que se le llame un sacudón de verdad; quizás falta lo que oportunamente advertía el diputado Fernando Soto Rojas, que ese sacudón debe ser “para mejorar la calidad política de la dirección... tiene que ser algo mucho más profundo que un cambio de ministros”, y se refirió a los métodos de dirección, “reconocer en calientico el error, allí es donde está la clave”.
Todos, en realidad la mayoría, esperamos que tan importantes cambios contribuyan a mejorar la situación del país, y en particular, a elevar la producción.
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