los últimos dos años han sacudido la economía mundial, impulsando a unos precios del petróleo sin precedentes: por primera vez en la historia la referencia WTI alcanzó un valor negativo de -US$37, mientras que el Brent tocó los US$26. Esta situación se presentó debido a la parálisis que sufrió la economía producto del confinamiento mundial generado por la pandemia del Covid-19. La actividad productiva se detuvo completamente, por lo que no fue necesario demandar más petróleo ni demás insumos que se fueron represando en los principales puertos internacionales.
Una vez reactivada la economía mundial, los productos en los puertos no salieron con el ritmo esperado debido al represamiento de los contenedores que se generó por la pandemia, impulsando un alza en los precios de los productos debido a la escasez y por lo tanto, mayor inflación a nivel mundial. Posteriormente, a principios de este 2022, se inició la guerra en Ucrania, lo que motivó a los inversionistas internacionales a incrementar la demanda de crudo ante los temores de un posible desabastecimiento de petróleo por parte de Rusia, el segundo exportador mundial de crudo. Dicha escalada repercutió directamente en el precio de los alimentos debido al encarecimiento del costo de los insumos agrícolas, derivados del petróleo. Ante este panorama, las tasas de inflación a nivel mundial estaban en alza sin que las medidas de los bancos centrales como subir las tasas de interés tuviera el efecto deseado.
El efecto en Estados Unidos y el dólar como principal divisa internacional, ha sido drástico. Durante la primera mitad del 2022, la inflación estadounidense se ha ubicado en máximos históricos que no se veían desde hace más de 40 años. La Reserva Federal, ante un escenario posible de recesión económica en Estados Unidos, se ha visto obligada a incrementar las tasas de interés a cifras récord en casi 30 años, lo que motiva a los inversionistas a buscar refugio en una divisa sólida como el dólar, incrementando el valor de éste por su mayor demanda y depreciando otras monedas. Diferentes monedas como el euro, el yen y la libra esterlina han perdido terreno frente al dólar, así como las monedas latinoamericanas.
En Colombia, el incremento del precio del dólar ha generado un deterioro importante en la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, quienes ya estaban viéndose afectados por un precio alto del barril de crudo. Si bien es cierto que un alto precio del petróleo mejora los ingresos del país, la alta dependencia de la economía nacional a los hidrocarburos en un escenario de volatilidad de los precios pone en una situación vulnerable a una economía nacional poco diversificada. En los últimos 20 años sólo se ha promovido la exportación de 17 productos adicionales, dando cuenta de la falta de voluntad política de los gobiernos para fortalecer la balanza comercial. Esta situación pone de manifiesto una suerte de enfermedad holandesa en la economía del país, la cual descansa en la explotación de petróleo para impulsar su crecimiento económico.
Es imperativo que, ante el panorama económico internacional, el nuevo gobierno fortalezca el aparato productivo promoviendo la industria y protegiendo la producción agraria. Si bien es necesario continuar con la explotación del petróleo teniendo en cuenta la importancia económica del recurso para el país, es preciso seguir avanzando en la senda de la transición energética. El incremento del precio del barril de crudo es un buen elemento que se puede aprovechar en aras de fortalecer otros sectores productivos, tal como lo ha propuesto el presidente electo Gustavo Petro.
La actual coyuntura mundial plantea retos complejos que requieren del trabajo articulado de la sociedad civil, academia y Gobierno nacional enfocado en la diversificación de la economía nacional y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria. Es importante recalcar la importancia que la explotación de hidrocarburos para la economía nacional, lo que acá se propone es disminuir la alta dependencia al petróleo promoviendo la producción y explotación de nuevos productos que permitan un desarrollo económico más sólido y a su vez, la reducción del déficit comercial.
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