Según el medio de comunicación estadounidense The Mercury News, en un giro significativo que podría cambiar nuestra comprensión de los primeros días de la pandemia de coronavirus, los registros de defunción ahora indican que las primeras muertes relacionadas con la COVID-19 en California y en todo el país ocurrieron en enero de 2020, semanas antes de lo que se pensaba originalmente y antes de que los funcionarios supieran que el virus circulaba en Estados Unidos.
Media docena de certificados de defunción de ese mes en seis estados diferentes (California, Alabama, Georgia, Kansas, Oklahoma y Wisconsin) se han modificado discretamente para incluir al COVID-19 como un factor contribuyente, lo que sugiere que la trayectoria mortal del virus llegó rápidamente más allá de las regiones costeras, que fueron los primeros puntos de acceso conocidos del país.
Hasta ahora, el 6 de febrero de 2020, la muerte de Patricia Dowd de San José había sido considerada la primera muerte por coronavirus en el país, aunque se desconoce dónde y cómo se infectó.
Se sabe aún menos acerca de las que ahora se cree que son las primeras víctimas de la pandemia en el país. El Bay Area News Group descubrió evidencia de ellas en los recuentos provisionales de muertes por coronavirus del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS, por sus siglas en inglés) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) , considerado ampliamente la fuente definitiva de datos de muerte en los Estados Unidos, y confirmó la información a través de entrevistas con funcionarios de salud pública estatales y federales. Pero en medio de preocupaciones sobre la privacidad y un feroz debate sobre las políticas pandémicas, los nombres, las ubicaciones precisas y las circunstancias detrás de estas muertes no se han revelado públicamente, lo que resulta frustrante para algunos expertos.
Los registros de defunción ahora indican que las primeras muertes relacionadas con la COVID-19 en EE. UU. ocurrieron en enero de 2020.
Cuando alguien muere por razones desconocidas, los certificados de defunción pueden actualizarse meses e incluso años después de que una persona falleció para reflejar nueva información. Las pruebas de coronavirus no eran comunes a principios de 2020, pero si los trabajadores de la salud extraían sangre en ese momento, un médico forense podría analizar la muestra posteriormente para detectar el virus o los anticuerpos, o realizar una prueba de PCR para el virus en una muestra de tejido en caso de que se hubiera realizado una autopsia.
Es probable, dijo John Swartzberg, un experto en enfermedades infecciosas y profesor emérito de UC Berkeley, que estos primeros casos se hayan descartado inicialmente como resfriados o gripes.
Swartzberg piensa y los nuevos datos de muerte sugieren que es muy posible que la COVID-19 estuviera presente en los Estados Unidos ya en diciembre o incluso en noviembre. El tiempo desde la infección hasta la muerte por COVID-19 suele ser de alrededor de tres semanas.
Memoli, de los Institutos Nacionales de Salud, está de acuerdo.
"Siempre pensé que tenía que haber estado aquí en Estados Unidos mucho antes de que lo identificáramos como un gran problema", dijo Memoli.
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