EEUU vuelve a comprar el petróleo ruso: ¿buen momento o necesidad?
© AFP 2020 / Mario Tama
En las próximas tres semanas, las refinerías estadounidenses recibirán más de seis millones de barriles de petróleo ruso. ¿Por qué EEUU no puede prescindir de los suministros de Rusia incluso en condiciones de exceso en el mercado?
Según los portales de navegación Marinetraffic y Vesselfinder, los buques cisterna Sea Puma, Iasonas y Searunner, que llevan crudo desde Ust-Lugá (Rusia), se encuentran ahora en el golfo de México, mientras que el Delta Maria, cargado en Novorossiisk (Rusia), se acerca a Filadelfia (EEUU). Además, los petroleros Aristea y Navig8 Precision se dirigen a EEUU desde Ust-Lugá, y el NS Corona - desde Novorossiisk.
Los siete barcos son de la clase Aframax, es decir, pueden transportar 900.000 barriles de crudo cada uno. Las refinerías de EEUU recibirán más de seis millones de barriles de crudo de Rusia, casi el doble que en febrero (3,3 millones), calcula Maxim Rúbchenko, columnista de la edición en ruso de Sputnik.
Según los analistas, las refinerías estadounidenses aprovecharon el colapso de las cotizaciones a principios de abril, cuando el precio del petróleo de la marca rusa Urals cayó a diez dólares por barril, y compraron más.
Cabe señalar que el colapso de los precios en abril se produjo por los temores de que para junio todas las instalaciones de almacenamiento de petróleo se desbordaran y no hubiera ningún lugar donde almacenar el crudo. Pero esta información no asustó a los estadounidenses.
Tuvieron que arriesgarse puesto que simplemente no tenían otra opción, comenta Rúbchenko. Es que las mayores refinerías de EEUU no pueden manejar el petróleo ligero proveniente del oeste de Texas y de los yacimientos de esquisto. Estas refinerías están diseñadas para petróleo de azufre, por lo que mezclan el ligero con el pesado, que antes compraban a Venezuela.
Pero en enero del año pasado, Donald Trump impuso sanciones contra Caracas, y las refinerías del golfo de México y de la Costa Este de EEUU se enfrentaron al riesgo de parar por falta de materias primas.
Para evitar el colapso, los estadounidenses optaron por el Urals ruso. A finales de 2019, Rusia incluso se convirtió en el segundo mayor exportador de energía a EEUU siguiendo a Canadá y superando a México y Arabia Saudí.
Sin embargo, los estadounidenses volvieron a tener problemas por el acuerdo de la OPEP+. Rusia no pudo aumentar su producción y sus exportaciones, por lo que se produjo un déficit de variedades pesadas en los mercados internacionales. Entonces llegó el turno de mazut.
El mazut es un residuo combustible obtenido de la destilación del petróleo bruto, lo que queda después de separar el queroseno, la gasolina, etc. Pero el proceso es complicado y siempre queda algo.
En Estados Unidos, la refinación es la más avanzada del mundo: potentes destiladores permiten extraer cantidades decentes de fracciones ligeras de los residuos de petróleo.
"El petróleo de Rusia ayudó a compensar el colapso de los suministros de combustible con alto contenido de azufre de Venezuela", dicen los analistas de la compañía estadounidense Vortexa.
Así, el mazut se convirtió en el principal producto derivado del petróleo exportado de Rusia a EEUU. Según la Administración de Información Energética deEstados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), en febrero de 2020 los estadounidenses compraron tres veces más crudo y productos de petróleo rusos que el mismo mes del año pasado: 614.000 barriles por día frente a 221.000, siendo 500.000 barriles de la entrega de febrero los productos petrolíferos.
La suspensión del acuerdo de la OPEP+ en marzo y abril ayudó a los estadounidenses a comprar petróleo ruso a precios favorables. Pero los nuevos acuerdos de restricción de la producción que entraron en vigor en mayo, obligarán a EEUU a volver a aumentar sus importaciones de mazut ruso. Sobre todo porque el precio del Urals ha subido y ahora alcanza las cotizaciones del Brent.
© AP PHOTO / HASAN JAMALI
Mientras tanto, además de siete petroleros de Rusia, más de 30 buques de Arabia Saudí se acercan a la costa de Estados Unidos. Ante la crisis de las instalaciones de almacenamiento de petróleo, los estadounidenses tendrán que elegir qué petróleo descargarán en primer lugar, observa Rúbchenko.
Los expertos están seguros de que los saudíes tendrán que esperar. En primer lugar, tienen petróleo ligero, y ahora hay un exceso de esta variedad. Y en segundo lugar, son más de 50 millones de barriles, lo que equivale a un cuarto de los suministros del año pasado. Los analistas temen que si todo esto se bombea a las instalaciones de almacenamiento, la crisis empeorará bruscamente.
Los estadunidenses no pueden renunciar a las materias primas contratadas. Una de las posibles salidas a esta situación, mencionadas por Donald Trump, es imponer aranceles al petróleo saudí, pero esta noticia sería poco agradable para Riad.
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