17/01/2018
La Habana.- El Papa Francisco, quien se
encuentra de gira apostólica por Suramérica, expresó a los periodistas estar
asustado por el peligro de una guerra nuclear y advirtió que el mundo está “al
borde” de un conflicto de esa naturaleza. La angustia del sumo pontífice es
realmente lógica dada la obstinación del presidente de los Estados Unidos,
Donald Trump, de resucitar la carrera armamentista y convertir a su país en la
primera potencia mundial nuclear, como si ya no lo fuera o como si eso
realmente fuera importante en el contexto militar moderno.
Su presupuesto militar
superior a los 700 mil millones de
dólares, el mayor que reconozca la historia de su país, va a parar en parte a
las arcas del Complejo Militar Industrial y los traficantes de armas, pero otra
va destinada a repotenciar el arsenal nuclear, lo cual también será ganancia
para los halcones de la guerra. Trump aboga con frenesí por convertir a Estados
Unidos en la primera potencia nuclear, por encima de China y Rusia juntas, pero
en realidad es irrelevante tener la mayor cantidad de armas atómicas y el mejor
surtido o el más denso despliegue de ellas en el planeta.
Desde el punto de vista operacional la
capacidad destructiva de los actuales arsenales en los países nucleares es tan
descomunal y los sistemas de lanzamiento tan sofisticados que bastarán muy
pocas bombas para que el mundo explote como una granada gigante de
fragmentación y a los seres vivos les llegue su apocalipsis como a los
dinosaurios.
De hecho no existe la denominada supremacía
nuclear como factor de dominación que pretende Trump, y una gran mayoría de
científicos coincide en que en una conflagración nuclear no habrá ganadores y
toda la población humana, incluyendo aquellos países más alejados de los que
podrían ser los centros de ataques, sufrirían hasta perecer las consecuencias
de la contaminación ambiental y los cambios en el ecosistema que acabarían con
las condiciones que permiten al hombre su vida como especie.
Solo un ignorante o un
individuo cegado por el poder o lastrado por una exagerada autosuficiencia,
puede creer lo contrario y pensar que el país atacante sobreviviría al desastre
universal. Por eso Trump es tan peligroso para la humanidad. Hace muy bien el
papa Francisco al advertirlo lacónicamente: “Creo que estamos al borde (de la
guerra nuclear). Realmente tengo miedo de algo así. Solamente se necesita un
accidente para precipitar las cosas”.
Por cierto, esas palabras no
son ni una admonición, ni una parábola evangélica, ni la imploración a Dios.
Son una dramática advertencia ante el temor a una posibilidad latente con un
hombre que proclama tener en sus manos un enorme botón nuclear que sí funciona
y que se vanagloria de ello.Eso es muy peligroso en alguien que considera a una
gran parte del planeta y a la gente que la habita, un agujero de mierda.
https://www.alainet.org/es/articulo/190404
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