20 de diciembre de 2015
Crédito: El País
Una
nueva etapa política empieza desde hoy con la necesidad de acuerdos
y una insólita incertidumbre. La irrupción con fuerza en el
Parlamento de Ciudadanos y, especialmente, de Podemos ha dibujado un
nuevo tablero en el que el PP es el más votado pero con
menos del 30% de las papeletas y con muchas dificultades para formar
Gobierno y para que Mariano Rajoy vuelva a ser presidente.
El
nuevo Parlamento será un puzzle con más piezas de las que tenía el
anterior y, además, difíciles de encajar por incompatibilidades
entre ellas. La sombra de la ingobernabilidad marcará
el
día después del 20-D,
porque hace falta el acuerdo de más de tres partidos para llegar a
los 176 escaños de la mayoría absoluta.
Con
el 99,4% escrutado, el PP pierde 63 diputados respecto a 2011 y queda
con 123 muy lejos de la mayoría absoluta, incluso aunque obtuviera
el apoyo de Ciudadanos. El segundo es el PSOE con 90 escaños, 20
menos de los que tenía, pero como mínimo mantiene el liderazgo en
la oposición e incluso podría buscar una mayoría alternativa,
complicada y con graves contraindicaciones políticas. El
tercero es Podemos con 69 diputados.
Ciudadanos queda muy por debajo de sus expectativas: 40 diputados.
El
PP es el partido más votado en las generales del 20-D, las más
disputadas de la democracia. Pero Mariano Rajoy, cabeza de lista de
los populares, lo tendrá sumamente difícil para formar una mayoría
que le permita gobernar. “Voy a intentar formar un Gobierno
estable”, aseguró anoche en el balcón de la sede de Génova.
Tampoco
es fácil que se pueda configurar una mayoría alternativa al PP y,
en todo caso, sería preciso el acuerdo de más de tres partidos.El
PSOE como
segundo podría esperar a que lo intente el PP y buscar luego una
alianza de partidos de izquierda y nacionalistas. Pero en todo caso
con más de tres partidos y complicaciones en acuerdos programáticos,
que le hacen imposible al PSOE despejar su ecuación.
PSOE
y Podemos suman 159 escaños, casi lo mismo que los 162 de PP y
Ciudadanos. El partido de Pablo Iglesias debe decidir si gobiernan
los socialistas con otros partidos más, pero uno de los escollos
para ese acuerdo es el
referéndum que Podemos defiende para Cataluña.
Otra
opción es la gran coalición PP-PSOE, pero ha sido negada siempre
por el socialista Pedro Sánchez. Es decir, el líder del PSOE
estaría en la difícil tesitura de elegir entre permitir que
gobierne el PP o pactar para celebrar un referéndum en Cataluña, lo
que tiene graves contraindicaciones para su partido.
El
PP queda en 123 diputados, lo que hace que ni siquiera pueda alcanzar
con Ciudadanos la mayoría absoluta de 176 escaños necesaria para
que Rajoy repita como presidente. Ya Albert Rivera, cabeza de lista
de Ciudadanos, había repetido en la campaña que no votaría sí en
ningún caso en esa investidura, pero aunque apoyara a
Rajoy,
haría falta al menos un tercer partido para completar el puzzle.
Y
no hay más opciones, salvo la abstención del PSOE, porque Rivera,
además, se mostró incompatible con partidos nacionalistas que son
los únicos que podrían completar esa mayoría con el PP.
Nunca
antes un
partido había ganado las elecciones con tan poco porcentaje de
voto y
nunca antes la noche electoral había dejado tan incierto el futuro.
En todo caso, el problema no es tanto gobernar como superar la
investidura por mayoría absoluta o por mayoría simple en segunda
vuelta
El
resultado está marcado por la irrupción con fuerza de dos partidos
nuevos: Podemos y Ciudadanos. Especialmente bueno es el resultado de
la candidatura de Pablo Iglesias, aunque no alcance al PSOE: es
tercero con 69 diputados. En el resultado de Podemos debe sumarse el
de las otras tres candidaturas que concurren con nombre propio en
Galicia, Cataluña y Valencia: En Marea Podemos, En Comú Podem y
Compromís/Podemos/És el moment, respectivamente. Aspiran a formar
grupos parlamentarios distintos, pero la base es Podemos y, por
tanto, en el global del resultado se le suman los votos y los
escaños. El partido de Pablo Iglesias logra datos espectaculares en
Cataluña y el
País Vasco, donde su irrupción cambia por completo el escenario
político.
Ciudadanos queda
finalmente como cuarto partido y
40 diputados. Rivera aspiraba a ser el más votado pero no cumple las
expectativas creadas por ellos mismos, no lidera la oposición y no
es seguro que pueda hacer de árbitro para encajar las piezas
incompatibles del nuevo Parlamento. Si puede tener un papel destacado
en el Congreso, por ejemplo, forzando con Podemos una reforma de la
ley electoral.
La
inestabilidad política que se dibuja es aun mayor porque es difícil
configurar una mayoría alternativa al PP. Nunca antes en España ha
gobernado un partido que
no sea el que ha ganado las elecciones,
pero nunca antes se habían dado unos resultados tan ajustados y un
Congreso de los Diputados tan fragmentado.
En
esa supuesta mayoría alternativa una de las dificultades es que
Ciudadanos también dijo en la recta final de la campaña que no
apoyaría un Gobierno con Podemos ni con partidos nacionalistas e
independentistas. Y para sumar 176 es necesario que entre alguno de
ellos junto al PSOE en una coalición para desalojar al PP de La
Moncloa.
Acuerdo con nacionalistas
Esa
posición de Rivera, motivada por las radicales diferencias sobre
cómo abordar el asunto de Cataluña, hace imposible un buen número
de combinaciones que sí permitiría la aritmética. Sería posible
aritméticamente un pacto entre PSOE, Podemos, PNV,
IU y ERC, por ejemplo.
El PSOE de
Pedro Sánchez llega a su suelo histórico con 90 diputados, por
debajo de su peor resultado en democracia, los 110 escaños que
obtuvo Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011. Pero aguanta, porque
teniendo partidos nuevos que le acechaban a izquierda y derecha su
pérdida es menor a la esperada. Mitiga la caída el hecho de que la
fragmentación del Parlamento y, especialmente, de la izquierda
obliga a que todos los partidos reduzcan necesariamente el número de
escaños en el nuevo Congreso.
Y,
sobre todo logra ser segundo para en el peor de los casos liderar la
oposición y con la paradoja es que, con ese
notable descenso Sánchezpodría
intentar una complicada mayoría alternativa al PP. El PSOE se
estrella en lugares importantes como Madrid.
El
PP y el PSOE sufren un notable y previsto retroceso y pasan de sumar
más del 80% de los votos a un escaso 50%. El bipartidismo, entendido
como la suma hegemónica de ambos y la alternancia en el poder sin
dificultades, cae como estaba anunciado.
La
lista de Unidad Popular-Izquierda Unida, que encabeza Alberto Garzón,
quedaría con dos diputados, lejos
de los cinco escaños que permiten tener grupo parlamentario propio.
No
estará en el Congreso Josep Antoni Duran Lleida, cabeza de lista
Unió y en ese Parlamento fragmentado no solo hay incertidumbre sobre
el futuro Gobierno, sino que la habrá en las cábalas para reformas
legales esenciales. Por ejemplo, la ley electoral cuyo cambio
reivindican los nuevos partidos requiere 176 diputados. Y el PP tiene
escaños suficientes para bloquear una reforma constitucional como
las que plantean los otros tres partidos.
Para
complicar la situación, el PP tendrá mayoría absoluta en el
Senado. La última palabra sobre las leyes la tiene el Congreso, pero
los populares podrían poner en dificultades un Gobierno de otro
signa. En la Cámara Alta, por ejemplo, se vota la aplicación del
artículo 155 de la Constitución.
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