22 de noviembre de 2015
Crédito: Últimas Noticias
Eleazar Díaz Rangel
Eleazar Díaz Rangel
Estamos
a dos semanas de las elecciones parlamentarias, convertidas en los
comicios más trascendentes en los últimos 12 años, decisivos para
el futuro del proceso revolucionario iniciado poco después de la
elección de Hugo Chávez en 1998, donde se juega su
continuación, y hasta el destino, en otros países. Y en escaso
tiempo ya tenemos tres indicadores de la política y planes de
Estados Unidos respecto a ese acontecimiento, de alguna manera
expresado recientemente por John Kelly, jefe del Comando Sur del
Ejército de EEUU, y por Thomas Shannon, asistente del subsecretario
de Estado y designado como enlace con Venezuela para “normalizar”
las relaciones. La última vez que ambos hablaron lo que hicieron
fueron advertencias de cómo las relaciones con EEUU dependía de
esas elecciones y de su transparencia, que, por supuesto, ellos y la
oposición local valorarán
Los
tres indicadores son: 1) la violación del espacio aéreo venezolano
por un avión militar de EEUU, reconocido por el Gobierno de ese
país; 2) la presencia de un portaviones al sur del continente y que
se supone que estará frente a nuestras costas los primeros días de
diciembre, no se sabe con cuáles propósitos y 3) la revelación que
hicieron Telesur y The Intercept, especializado en las revelaciones
de Edward Snowden, quien investigó en 2010 sobre el espionaje en
Pdvsa que hacía la Agencia Nacional de Seguridad (NSA; en inglés)*,
que llegó a fichar a 10 mil empleados, con diversidad de información
confidencial sobre esa empresa
Aunque
hay quienes sostienen que ese espionaje no tiene intención política
alguna sino económica, como Glen Greenwalds, fundador de The
Intercept, que escribió que “el interés central de EEUU en
Venezuela son sus grandes reservas de petróleo y representa una
violación de la soberanía de ese país suramericano”. “El
gobierno de EEUU quiere saber cómo se produce, dónde se vende y
cuáles son los secretos para extraer el petróleo venezolano”. Me
parece una ingenuidad pensar que EEUU no tiene esa información
cuando toda la tecnología de esas empresas estuvo controlada por
expertos de las transnacionales hasta la llegada de Chávez al poder.
EEUU lo que busca es ponerle las manos a nuestro petróleo, con las
reservas más grandes del mundo, mientras ellos tienen un déficit
creciente por su derroche energético. “Ponerle las manos”
requiere el control del gobierno.
Es
de tal magnitud esa intromisión e injerencia en nuestros asuntos que
el presidente Maduro ordenó hacerle llegar una enérgica protesta,
le pide explicaciones confiables, y anunció que harán una revisión
general de las relaciones con ese país.
Esos
tres episodios, si es que así pueden llamarse, y otros desconocidos
que igualmente revelan que Washington y su Pentágono creen llegado
el momento para interrumpir el proceso de avanzada que desde hace
algunos años se desarrolla en varios países latinoamericanos, y que
debe golpear al que más ha influido en la región, como ha sido
Venezuela. Están persuadidos, y con razón, de que afectará todo el
proceso en la región. De allí su interés en penetrarla, sabotear,
estimular la guerra económica y la campaña mediática que adelantan
con las agencias y servicios noticiosos internacionales, y en medios
de gran influencia en cada uno de nuestros países.
Esa
ofensiva no cesará. Los planes de Washington no terminan el 5 de
diciembre.
Por
eso no se puede decir que es solo un interés comercial el que
los mueve a operaciones tan ambiciosas como espiar a Pdvsa, y manejar
el fichero de 10.000 empleados, incluidos directivos. ¿Algunos de
ellos habrán sido tocados? ¿Y en sus planes no estará intentar
repetir esas acciones en otras instituciones? ¿Estarán debidamente
blindados la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los cuerpos
policiales y los organismos electorales?
Por
supuesto que ustedes recuerdan al ministro de Defensa general Padrino
López denunciando la incursión del avión estadounidense,
claramente identificado, en cielos venezolanos, y recordarán
reacciones de opositores: que era cuentos del gobierno, que eso
pasaba antes (en la IV) sin escandalizar, que era propaganda, etc.,
etc. OK. Ocurre que el miércoles el Gobierno de EEUU reconoció esa
incursión y le ofreció disculpas al de Venezuela. Se demoró un
poco, pero lo hizo. ¿Ustedes creen que los opositores reconocerán
el error u omisión?
En
el debate entre los candidatos presidenciales argentinos fue ignorado
el proceso de integración latinoamericano. Uno de ellos, el
derechista Macri, pidió la expulsión de Venezuela del sistema
democrático interamericano; el otro (Scioli) no respondió ni en
defensa de Unasur ni de la Celac y ni siquiera de la integración.
Parece
que hubo un error en el cálculo de costos de la producción de
huevos. Los productores no soportan el nuevo precio y es bastante
probable que ocurra una escasez nacional de un producto que por unos
días se vendió masivamente a precios regulados.
De
Maracaibo me llegó el N° 1 del Volumen 12 de Quórum Académico,
un espécimen muy valioso pero extraño en la bibliografía
especializada de Venezuela, del Centro de Investigación de la
Comunicación y la Información (LUZ), entre sus trabajos tiene uno
sobre la influencia de las redes sociales en la intención del voto.
Felicitaciones a Ángel Páez, Orlando Villalobos y Nerio Abreu, sus
editores. De aquí mismo, Earle Herrera nos hace llegar su último
libro: “La espada sobre el fuego”, (Monte Ávila) con análisis y
comentarios de los poemas que invocan a Bolívar. De lectura,
incluso, para quienes no son amantes de la poesía. Yo comencé por
el de Miguel Otero Silva “La sombra que da vida”. (Les recuerdo
que, además de lectores, Earle necesita votos en Anzoátegui). De la
Editorial El Ateneo recibo un libro periodístico sobre el papa
Francisco, escrito por la periodista argentina Elisabetta Piqué,
amiga de Francisco, “El hombre que llegó a Roma… para poner en
marcha un cambio de alcances insospechados”, opina la Editorial.
Después
de 14 años de investigación, en Cuba parecen haber descubierto una
cura del cáncer; la solución estaría en los péptidos antitumores
que actúan en zonas del cuerpo humano, como el cerebro, donde es
imposible operar ni aplicar otros tratamientos como la
quimioterapia. Ya lo han probado con varios enfermos y, por
supuesto, con animales.
Me
corrigen una nota del pasado domingo: el satélite Simon Bolívar,
lanzado en 2008, tiene un tiempo de vida útil estimado de 15 años,
de manera que no está por extinguirse, como escribí, guiado por una
opinión de alguien de la Agencia Espacial Bolivariana.
¿Será
cierto que “en el caso de los primos Flores, está una cuidada
operación de guerra psicológica orientada a desmovilizar el
chavismo con el fin de propiciar su derrota el domingo 6”, como lo
leí en un extenso trabajo periodístico no difundido?
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