08 de noviembre de 2015
Germán Saltrón Negretti
Que
se entiende por permafrost. Es el suelo que permanece por debajo de
0 grado durante más de dos años. Este fenómeno se produce en las
regiones de montañas altas, lugares donde el calor del verano no
llega hasta la parte interna del suelo, en suficiente cantidad para
derretir ese hielo. El permafrost existe en una cuarta parte de la
superficie terrestre de la tierra, cubriendo buena parte de Alaska,
Canadá y Siberia. Los suelos de permafrost están llenos de carbono
orgánico, se calcula que tienen unas 1.700 toneladas, lo que
equivale a casi el doble de la cantidad total de carbono que hay en
la atmósfera hoy en día.
Cuando
el permafrost se derrite, la descomposición de la materia orgánica
aumenta por la mayor actividad microbiana, lo que provoca que gran
cantidad de carbono se libere a la atmósfera en forma de dióxido de
carbono (CO2) y metano. La mayor parte del carbono del Ártico se
encuentra en suelos ubicados dentro de los 3 metros de la superficie,
los cuales son vulnerables al deshielo. Un reciente estudio ha
calculado que una décima parte de la reserva de carbono que contiene
el permafrost podría liberarse en 2100, a no ser que el
calentamiento global se mitigue. Esa cantidad equivale a 20 años de
emisiones de CO2 por las actividades humanas al ritmo actual. Si se
produce el fenómeno, nos acerca peligrosamente al punto de
inflexión climático, al aumento en 2 ºC de la temperatura media de
la Tierra.
El
mundo se está calentado desde que comenzó la Revolución
Industrial, debido a la actividad humana, alrededor de 0,6 ºC y se
espera que aumente 0,8 ºC, aunque dejáramos de emitir carbono a la
atmósfera, ya que hay factores que el ser humano no puede controlar,
como la acumulación de calor en los océanos. Así que el mundo se
encamina a un deshielo global a menos que se reduzcan las emisiones
de carbono. Los océanos se han calentado y el volumen de nieve y
hielo ha disminuido. Las concentraciones de CO2 se han disparado y el
nivel del mar no deja de crecer por el deshielo del Ártico. Con tan
dramático panorama, hay que hacer algo para acabar con el efecto
invernadero, reduciendo la emisión de carbono en la atmosfera
producido por la quema de combustibles fósiles que contienen
carbonos como el carbón, petróleo y gas natural. Este sistema
capitalista en que vive la población mundial, con las desigualdades
existentes siempre esta situación afectara a los pobres, quienes no
disfrutan precisamente de las comodidades de la vida moderna.
Los
efectos se están produciendo progresivamente, olas de calor, mayores
precipitaciones, el efecto de El Niño en el Pacifico y las
estaciones de los monzones en el sudeste de Asia. Sequias que
convierten los bosques vulnerables a los incendios que afectan a
todas las especies que viven en ellos. Los incendios aumentan también
el nivel de dióxido de carbono en la atmosfera. Los hábitats se
mueren. Todo esto afecta la vida de las gentes.
Los océanos se
calientan más rápidamente y afecta la vida marina. Un tercio de la
población mundial vive a menos de 100 km del mar y más de la mitad
de las 20 ciudades más grandes del mundo están ubicadas en las
costas. Un aumento de 1 metro del nivel del mar sería suficiente
para inundar toda Nueva York, incluyendo la red del metro y los tres
aeropuertos. Un informe encomendado por el Pentágono concluyó que
el cambio climático podría crear una situación de riesgo de
seguridad en una fecha próxima como 2020.Existen algunas
herramientas para aminorar el cataclismo, pero los intereses
económicos de las grandes potencias lo están impidiendo. Los
Gobiernos no quieren reducir las emisiones de dióxido de carbono a
unos niveles aceptables. Quien producen todo este dióxido de
carbono. EE.EE y China son los países con mayores emisiones. Sin
embargo, per cápita, EE.UU, los australianos y los canadienses son
los mayores emisores. Un ciudadano de EE.UU consume como media seis
veces más energía que otro del resto del planeta. Este problema es
el mayor reto que confronta la humanidad. Algunos dirigentes
políticos y empresariales piensan que las nuevas tecnologías los
salvaran, o que al menos los más ricos sobreviran. Así razonan los
capitalistas que se mueran los pobres. Se requiere con urgencia una
campaña mundial para dar a conocer este problema y presionar a los
gobiernos.
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