domingo, 29 de noviembre de 2015

Las Conferencias sobre el Cambio Climático, una dilatada historia de aplazamientos

10 de octubre de 2015
Crédito: Analítica


Introducción a la COP21 – ¿Qué sucederá en la crucial reunión París 2015?


Se acerca la hora del pistoletazo del 30N. Sí, solo faltan pocos días para el arranque de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21/CMP11), también denominada «París 2015», a celebrarse entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. Largo y circunspecto nombre que de tan solo leerlo asusta y provoca salir corriendo por lo inefable, antipublicitario y aburrido que parece. ¿Será por esto que el 99% de la gente ni siquiera sabe lo que es una COP? ¿Será por esto que las ediciones previas han pasado por debajo de las mesa para casi todos? ¿O será que no se le ha dado suficiente cobertura a las 20 conferencias anteriores? Lo cierto es que este evento debería crear más expectativa que un mundial de fútbol, pero lamentablemente es todo lo contrario.
A uno lo que le provoca subir a un tablado y declamar: ¡Oh COP, COP… tan importante que eres y cuan poca gente te conoce! ¡Oh COP, qué inmenso desapego! ¡Oh madre Tierra, que ingratos somos tus hijos!
«Dale una oportunidad a la Tierra», «Give Earth a chance», es el slogan que hemos acuñado para acompañar desde nuestras páginas al magno evento que se celebrará en la capital francesa, en la que tantas esperanzas se están cifrando. Somos optimistas respecto a los resultados esperados, pero a la vez miramos la COP21 con cautela, por estar conscientes de las frustraciones acumuladas en las anteriores conferencias, en las que ha prevalecido lo que en ya en 2009 denominamos Torre de Babel, reeditada con posturas e intereses particulares e inconciliables, donde nadie entiende al otro, porque cada uno habla su propio idioma, que no es otra cosa que el lenguaje de sus oportunidades e intereses. Sabemos también que esas disonancias han obrado en contra del entendimiento y la obtención de acuerdos vinculantes, sumado a la inobservancia o dilación de los compromisos alcanzados. Si no se lograse frenar el calentamiento global, la gran perjudicada sería la Tierra, pero sobre todo la vida que se desarrolla en ella. Pase lo que pase el planeta sobrevivirá, y ojalá que entre los borrados de sus mapas no estemos nosotros, la especie homo sapiens sapiens, presuntamente los hombres sabios que pensamos.
A pesar de estos negativos hándicaps, mantenemos nuestro optimismo. Todos debemos apostar por el éxito de la COP21 y poner nuestro granito de arena, aunque solo sea enterándonos de qué va todo esto, además de ceder un poco de espacio de nuestros quehaceres cotidianos para saber lo que ocurra en París. Nuestras esperanzas este año tienen una aceptable base de sustento, pero antes de ponerlas en blanco y negro, vamos a repasar, de la manera más condensada posible, qué ha ocurrido en las COPs anteriores.

Las Conferencias sobre el Cambio Climático, una dilatada historia de aplazamientos

La Convención Marco de Cambio Climático (CMCC) fue establecida en mayo de 1992, en la denominada «Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro»; entró en vigencia en marzo de 1994 con la premisa de reforzar la conciencia pública a escala mundial sobre los problemas relativos al cambio climático. Entre sus objetivos principales se destaca la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, para impedir riesgos en el sistema climático. La Conferencia de las Partes (COP) se establece como el órgano supremo de la Convención y la asociación de todos los países que forman parte de ella. En las reuniones anuales han participado expertos en medio ambiente, ministros o jefes de estado y organizaciones no gubernamentales. La primera conferencia, la COP1, se realizó en Alemania, en 1995, la cual produjo el Mandato de Berlín, especie de catálogo de compromisos bastante indefinidos, que permitía a los países escoger las iniciativas ajustados a sus necesidades particulares. En la COP 2, Ginebra, 1996, se convino en la no uniformidad de soluciones por países.

Nace el Protocolo de Kioto con fecha de defunción incorporada a su partida de nacimiento

La COP 3 se reúne en la ciudad nipona de Kioto, en 1997, en la cual, tras intensas negociaciones, ve luz el célebre Protocolo de Kioto que, hasta ahora, junto al Protocolo de Montreal (1987, protección de la capa de ozono), se perfilaba como uno de los documentos más importantes y esperanzadores de la humanidad para regular las actividades antropogénicas, capaz de recuperar el medio ambiente global. En Kioto se establecen objetivos vinculantes para las emisiones de GEI para 37 países industrializados, pero, dos de los más grandes emisores, Estados Unidos y China, no ratifican el documento. Se acuerda que el Protocolo de Kioto entraría en vigencia once años después, en 2008, y su fecha de vencimiento venía premarcada de fábrica para 2012, estableciendo que los países desarrollados redujesen en esos cinco años sus emisiones de GEI en un 5% respecto al nivel de 1990.

Nueve COPs entre 1998 y 2006, con pocos avances a reseñar

Entre estas fechas se celebran nueve Conferencias de las Partes: 1998, COP 4, Buenos Aires. 1999, COP 5, Bonn. 2000. COP 6, La Haya y (2ª parte) 2001, Bonn, 2001. COP 7, Marrakech, 2002. COP 8, Nueva Delhi, 2003. COP 9, Milán, 2004. COP 10, Buenos Aires, 2005. COP 11, Montreal, 2006. COP 12, Nairobi. Fueron nueve años casi perdidos, basados principalmente en la ultimación de los detalles del Protocolo de Kioto, con miras a 2008.

El Plan de acción de Bali

Durante 2007, en la COP 13, Bali, Indonesia, se da un importante paso en la ruta hacia la sustitución del Protocolo de Kioto por otro tratado, sin que éste haya entrado en vigencia. Además, se concluye que los signos del calentamiento global son incuestionables y finalmente se adopta el «Plan de Acción de Bali», que establece el marco de las negociaciones que conducirían a COP 15, Copenhague, dos años después. En 2008, COP 14, Poznán, Polonia, se recibe positivamente el programa de transferencia de tecnologías ecológicamente racionales para países en desarrollo y se afinan los detalles para la importante cita del año siguiente.

Copenhague, la gran esperanza acaba en una gran decepción

Finalmente arribamos a 2009, COP 15, Copenhague, reunión en la que se cifraba una inmensa esperanza desde 2007. Se pensaba que le tocaría a la capital danesa el privilegio de dar las buenas noticias al mundo, mediante el anuncio de un nuevo protocolo para la disminución de emisiones de GEI: «la conclusión de un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, válido para todo el mundo, que se aplicará a partir de 2012», como rezaba su objetivo central previo a la cita. Ello, en términos cuantificables, significaba la reducción de emisiones de CO2 a menos de 50% para 2050 respecto a 1990. Pero poco duró la euforia. Faltando tres semanas para los inicios de la COP15 se realizó una reunión en Tailandia, en la cual China y Estados Unidos decidieron que los acuerdos de Copenhague no tendrían carácter vinculante, de manera que la suerte de la Cumbre estaba echada antes de comenzar. Eran muy malas noticias y las pocas esperanzas de salvarla quedaron enterradas en la última noche, cuando los presidentes de China, Estados Unidos, India, Brasil y Suráfrica, sin la presencia de los representantes europeos, ni la de los demás países, realizaron una intempestiva reunión. A puertas cerradas y en apenas tres folios redactaron un acuerdo no vinculante que ni siquiera fue sometido a votación. Finalmente solo fue expuesto a la «toma de conocimiento» de los asistentes, junto a la promesa de que, a principios de 2010, se trabajaría en una plataforma política, base para construir compromisos jurídicos vinculantes en COP 16. La cumbre, como era de esperarse, fue calificada de fracaso y desastre por muchos gobiernos y organizaciones ecologistas. 
Herman Van Rumpuy, presidente del Consejo Europeo, en un cable confidencial de la diplomacia estadounidense, filtrado por Wikileaks, de fecha 4 de enero de 2010, tuvo expresiones muy duras: «Copenhague fue un desastre increíble (…) las cumbres multilaterales no funcionarán», y calificó la reunión de «Pesadilla en Elm Street II» y soltó la lapidaria frase: «¿quién quiere ver esa película de terror otra vez?»
En 2010, en la COP 16, Cancún, México, entre los principales acuerdos que se lograron cabe destacar la creación de un Fondo Verde Climático, mediante el cual se establece un monto de cien mil millones de dólares al año, a partir de 2020, y treinta mil millones de dólares para el período 2010-2012, con objeto de ayudar a los países de menores recursos a sufragar los costos de la lucha contra el cambio climático. El documento final establece adoptar «tan pronto como sea posible» una decisión sobre compromisos para una segunda fase del Protocolo de Kioto que garantice «que no haya una brecha entre el primer y segundo período de compromisos».

2011, COP17 Durban, Sudáfrica

La suerte del planeta no fue mejor que el año anterior, aunque se avanzó mediante el establecimiento de una fecha para el inicio del segundo periodo de los acuerdos de Kioto para 2013, con lo que presuntamente se evitaba un vacío en materia del cambio climático. La cumbre concluyó con una hoja de ruta para un tratado mundial, como exigía la Unión Europea, que obliga a comprometerse a los grandes contaminadores que no suscribieron el Protocolo de Kioto como son China, Estados Unidos y la India. La mala noticia fue que Canadá anunció su intención de no renovar Kioto, secundado por Japón y Rusia.

Las tres últimas COPs, previas a la COP21

En 2012, en la COP18, Doha, Qatar, se presumía que no habría grandes sobresaltos ya que sus objetivos no parecían complicados, aunque finalmente el camino resultaría sembrado de obstáculos. Los 194 países reunidos alcanzaron un acuerdo mínimo, la «Puerta Climática de Doha», que prorroga hasta 2020 el Protocolo de Kioto, pero se difiere para el año siguiente las negociaciones sobre la exigencia de mayores donaciones por parte de los países en vías de desarrollo. La mayoría de las delegaciones manifestaron su malestar porque el acuerdo final no cumplía las recomendaciones científicas, que solicitaban acciones enérgicas para contrarrestar el calentamiento global. Las emisiones de dióxido de carbono para esa fecha doblaban las tasas de 1990.
En 2013, en la COP19, Varsovia, Polonia, el objetivo inicial era llegar a un acuerdo para que en 2015 se puedan reducir las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, a este acuerdo se opusieron varios países, entre ellos el anfitrión, poseedor de una industria basada en el carbón. Cabe destacar que en esta ocasión la ONU presentó un documento donde se asegura con una certeza de casi 100% que el ser humano es el principal causante del calentamiento global desde la década de los 1950. Finalmente se concreta una hoja de ruta hacia un pacto global y vinculante en 2015, pero quedan muchas rendijas abiertas a ser resueltas en la cumbre de Lima del año siguiente. Hecho resaltante fue el abandono masivo, faltando un día para el cierre de la cumbre, por parte de ONGs y sindicatos, hecho inédito hasta ese momento en estas conferencias.
En 2014, en la COP20, Lima, Perú, lo más significativo fue que los Estados Unidos y China anunciaron un compromiso conjunto para la reducción de emisiones de (GEI) por primera vez en la historia, fundamental para que el calentamiento global no sobrepase los dos grados, límite establecido por los científicos. La ONU considera que el objetivo es reducir las emisiones entre un 40% y un 70% para 2050 y a cero para finales de siglo. El convenio, finalmente ratificado, es un acuerdo que acerca posturas de cara a París 2015.

¿Qué ocurrirá en la COP21 ¿Qué va a pasar en París 2015?

Nadie puede saber las respuestas. Nosotros intuimos que esta vez sí hay una buena posibilidad de ver humo blanco en París y por ello apostamos. Vemos una conjunción estelar ideal, que debería ser capaz de lograr compromisos significativos en la materia. 
Muchos factores se han unido para que se dé esta conjunción. Para comenzar, ahora existe una mayor conciencia en el mundo sobre los graves problemas que puedan derivarse del progresivo aumento de temperatura en el planeta. Se reconoce por larga mayoría la responsabilidad humana en el calentamiento global. Muy significativo es el cambio de postura de China y los Estados Unidos, países que por primera vez han expresado su compromiso de participar en un acuerdo vinculante sobre el clima. También es notable una mayor determinación y voluntad de parte de quienes tienen poder para influir en alcanzar los acuerdos para frenar el calentamiento. Así lo han expresado el papa Francisco, el presidente Obama y el presidente Hollande, entre muchas otras personalidades del mundo.

Un reconocimiento especial para Francia

Venimos siguiendo y escribiendo sobre las COPs desde hace muchos años y estamos en capacidad de afirmar que la COP21 es la mejor organizada que hemos visto hasta ahora. El país anfitrión ha puesto al servicio del público una amplia información preparatoria de la COP21, mediante abundante material audiovisual, información al día, mapas, tours virtuales, infografías, afiches y otros materiales de apoyo, además de la voluntad del presidente Francois Hollande de llevar a un buen puerto el tan anhelado documento. Por último, cabe destacar la incorporación de una parte del tren ministerial del gobierno francés y de personal de alto nivel en la preparación y desarrollo del crucial evento.
Por todo ello sería justo que le tocara a la capital francesa, la ciudad luz, donde nació la Liberté, égalité, fraternité, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y las bases de la democracia moderna, el privilegio de parir y anunciar las buenas noticias al mundo sobre un acuerdo vinculante sobre el clima. A esto debemos apostar todos.

Para terminar

La mencionada conjunción estelar estaría quedaría más perfeccionada si cada uno de nosotros ayudara a difundir el tema a través de las redes sociales. Con los medios inteligentes disponibles todos podemos ser reporteros. Ya el solo hecho de propagar la existencia de la COP21 y decir que es una conferencia para frenar el cambio climático, informar el lugar y la fecha sería un gran paso. Ojalá pudiera viralizarse por las redes como tantas otras cosas.

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