21 de noviembre de 2015
Crédito: CubaDebate
Andrew Fishman/Glenn Greenwald
Andrew Fishman/Glenn Greenwald
Un
documento considerado altamente secreto de la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA), fechado en 2011, describe cómo, por “pura
suerte”, un analista fue capaz de acceder a las comunicaciones de
los altos funcionarios de la empresa petrolera venezolana, de
propiedad estatal, Petróleos de Venezuela.
Más
allá del asunto del espionaje a una empresa, el documento destaca
una falla significativa en los programas de vigilancia masiva de la
NSA: la forma indiscriminada en que una colección de datos puede
cegar en lugar de iluminar. También ilustra la facilidad técnica y
burocrática con la que los analistas de la NSA son capaces de
acceder a las comunicaciones digitales de ciertos objetivos
extranjeros.
El
documento, proporcionado por el analista de la NSA Edward Snowden,
fue incluido como artículo, el 23 de marzo de 2011, en el boletín
interno de la NSA, SIDtoday. Está escrito por un analista de
desarrollo de señales que relata cómo, además de suerte, se
involucró en un “montón de trabajo duro” para descubrir que la
NSA había obtenido acceso a enormes cantidades de comunicaciones
internas de Petróleos de Venezuela, al parecer sin que nadie en el
NSA hubiera notado previamente que esta vigilancia era una “mina de
oro”.
Que
la NSA, sin el conocimiento de la información que ella misma
recaudaba, estaba recogiendo las comunicaciones sensibles de altos
funcionarios petroleros venezolanos demuestra uno de los peligros de
la vigilancia masiva. La agencia recoge tantos datos de las
comunicaciones en el mundo, que a menudo no se da cuenta de lo que
tiene. Es por eso que muchos expertos sostienen que la vigilancia
masiva hace que sea más difícil de detectar complots terroristas en
comparación con un enfoque de vigilancia específica: Una agencia
que recauda miles
de millones de comunicaciones diarias
dejará de comprender el significado de lo que posee.
Esta
nueva revelación de espionaje de la NSA, reportado como parte de la
asociación The Intercept con teleSUR, se produce tan sólo semanas
después de que el Wall
Street Journal informó que
el gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha “una serie de
amplias investigaciones” por presunta corrupción en Petróleos de
Venezuela, o PDVSA. Que la NSA haya tenido acceso a las redes de
comunicaciones electrónicas de los principales funcionarios de PDVSA
plantea la cuestión de si el espionaje de la agencia ha ayudado en
secreto las investigaciones penales sobre corrupción en Venezuela,
así como otras acciones gubernamentales dirigidas contra la empresa.
El
acceso a estas comunicaciones oficiales de PDVSA se produjo en un
momento crítico en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela,
que han sido tensas desde que Hugo Chávez fue elegido por primera
vez presidente en 1998 y sobre todo desde un fallido golpe en
2002, con
la participación de grupos financiados por Estados Unidos.
Dos meses después del descubrimiento de esta conspiración, el
Departamento de Estado de Estados Unidos anunció la
imposición de sanciones económicas contra PDVSA, acusando a la
compañía de negociar con Irán en violación de las sanciones
unilaterales estadounidenses.
En
ese momento, Venezuela también se enfrentó a casos de arbitraje por
cifras multimillonarios en tribunales internacionales, presentados
por gigantes petroleras estadounidenses, como Exxon Mobil y
ConocoPhillips. Las empresas afirmaron que el gobierno de Chávez
expropió ilegalmente las operaciones de perforación a gran escala
en la faja del Orinoco y los entregó a las filiales de PDVSA sin
justa compensación.
Pura
suerte
El
analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que tropezó con
la puerta trasera comenzó su investigación con malos auspicios.
Como relata, abrió la página web de PDVSA en un navegador y
escribió los nombres de los líderes de la compañía. A
continuación, simplemente conectó esos nombres con un puñado de
herramientas internas y bases de datos de la NSA, como CADENCE,
UTT y PINWALE.
Rápidamente
compiló un enorme caché de valiosos clientes potenciales: más de
10.000 formularios de información de los empleados que contenían
direcciones de correo electrónico, números de teléfono y otros
datos identificativos – información que podría ser utilizada para
recuperar las comunicaciones almacenadas en enormes bases de datos de
la Agencia y para una futura identificación. El analista también
obtuvo 900 usuarios y combinaciones de contraseñas, que le
entregó al
equipo estrella de piratería de la NSA,
el Tailored Access Operations (TAO), dedicado a operaciones
de acceso a la medida, para penetrar en la red de la empresa e
infectar los ordenadores de los directivos.
“Por
pura suerte (y un montón de trabajo duro) descubrí un importante
acceso a una puerta trasera y estoy trabajando con TAO para
aprovechar una nueva capacidad de la misión”, escribió.
Antes
de este descubrimiento, los esfuerzos de espionaje de la NSA contra
operaciones energéticas venezolanas estaban produciendo muy pocos
resultados, pero no lo suficientemente disuasivos como para abandonar
la misión. El petróleo representa “más de la mitad de los
ingresos del gobierno”, escribió el analista, y por lo tanto,
“entender PDVSA es entender el corazón económico de Venezuela”.
Sin embargo, una revisión de 2010 mostró que el espionaje dentro de
la empresa había estado “estancado”.
Una
“señal inequívoca” de que la NSA estaba fallando en este
conjunto de objetivos, dijo, era que “la mayoría de los informes
provenían de la recolección justificada”. Eso probablemente
significa que la única vigilancia que la NSA era capaz de explotar
venía de comunicaciones que transitan por suelo estadounidense, lo
que requeriría una orden secreta del Tribunal de Vigilancia de
Inteligencia Extranjera (Foreign Intelligence Surveillance Court).
Para
avanzar la vigilancia sin orden judicial, el analista decidió
reconstruir la estrategia de recogida de información a partir de
cero, y ejecutó lo que llamó un “objetivo reiniciado” en busca
de “información en los más altos niveles posibles” de PDVSA:
“es decir, el Presidente y los miembros de la Junta de
Administración”.
El
analista inicialmente buscó esos nombres en PINWALE, la base de
datos de la NSA de las comunicaciones digitales, que es gestionado de
forma automática a partir de los flujos masivos de datos
interceptados y que utiliza un diccionario de términos de búsqueda,
o de “orientación de selectores”, incluyendo direcciones de
correo electrónico, direcciones IP y los ID de usuario .
Esto
produjo algunos correos electrónicos de los líderes de PDVSA,
incluidos los de los 10.000 perfiles de contacto de los empleados,
entre ellos el entonces presidente de PDVSA, Rafael Darío Ramírez,
y el ex vicepresidente de la compañía, Luis Felipe Vierma Pérez.
“Ahora mis viejos ojos pudieron ver que esta cosa eran una mina de
oro de selectores válidos”, escribió el analista, y que tenía en
su poder información “del trabajo, el hogar y los teléfonos
celulares, direcciones de correo electrónico, ¡un montón!” En
otras palabras, el analista había descubierto otro conjunto de
informaciones que podía contrastar con otros conjuntos de datos de
la NSA más potentes.
Más
tarde, el analista alegremente se dio cuenta de que estos perfiles no
estaban disponibles en la web pública. Todos estaban ubicados en
direcciones IP privadas. “¿¿¿WTHeck ??? Sí, parece que había
estado dentro de la red interna de comunicaciones de PDVSA todo este
tiempo!!!”
El
acceso a una red privada extranjera es a menudo un desafío técnico,
pero burocráticamente sencillo para los estándares de la NSA, que
además maniobra con bajos niveles de revisión interna y escasa
presión legal. Para un objetivo como una empresa petrolera, la
comunicación interna es el más valioso recurso posible para el
trabajo de inteligencia.
“Es
interesante cómo el analista ha ‘descubierto’ el acceso a las
comunicaciones internas de PDVSA”, escribió Matthew Green,
profesor en el Johns Hopkins Information Security Institute, en un
correo electrónico dirigido
a The Intercept,
después de revisar el documento. La palabra “descubierto”
sugiere que la NSA o bien “no se dio cuenta” que estaba
recogiendo esta importante fuente o se produjo un fallo en las
comunicaciones internas. La NSA posee el equivalente a “una versión
muy fea de Google con el poder de acceder a toda la información del
mundo”, y una gran cantidad de herramientas automatizadas para
explotarla, dijo Green, que le permite a “un analista intervenir de
vez en cuando en toda esa información y de forma manual cavar a
través de los datos” para encontrar los tesoros escondidos a la
vista.
“Capturan
tanta información cuando abren los grifos de su plataforma que hasta
los analistas de la NSA no saben lo que tienen”, agregó.
Con
los fondos de PDVSA se ejecuta la revolución
El
petróleo atrae tanto al gobierno de Estados Unidos como a los
intereses corporativos hacia Venezuela, que posee
las mayores reservas probadas del mundo.
En un cable del
Departamento de Estado de 1974, el entonces Embajador de EEUU Robert
McClintock escribió: “Como principal proveedor de petróleo y
hierro para los EE.UU., como importante socio comercial y sede de una
gran inversión privada de Estados Unidos, Venezuela es de lejos
demasiado importante como para permitirnos mantener con el país una
relación de adversarios”.
Dos
años más tarde, Venezuela nacionalizaría sus reservas de petróleo,
pero los intereses de Estados Unidos continuaron siendo protegidos
durante décadas por una relación amable, mientras Estados Unidos
apoyaba los gobiernos de derecha. Todo eso cambió cuando Hugo Chávez
entró en la presidencia en 1998 y comenzó a cambiar el status
quo.
“De
pronto viene Chávez y cierra las compuertas que mantenía la Ley de
nacionalización de 1976 y altera la naturaleza de las relaciones
entre el Estado y las empresas extranjeras”, comenta a The
Intercept Miguel Tinker Salas, historiador de la industria petrolera
de Venezuela en el Pomona College.
Washington
consideró entonces al gobierno de Chávez como una amenaza económica
y política que se parapetaba en el poder gracias a los petrodólares.
Según un cable de 2009 del Departamento de Estado publicado por
WikiLeaks, “usa los fondos de PDVSA y ejecuta la revolución”.
Anteriores
revelaciones de Snowden muestran que PDVSA no es la única empresa
petrolera importante objeto de espionaje económico. La empresa
estatal de petróleo brasileña, Petrobras, así como su supervisor
ministerial, el Ministerio de Minas y Energía, fueron blanco del
espionaje de la NSA y de la ESCI de Canadá, respectivamente, según
documentos publicados por TV Globo en 2013. Gazprom
de Rusia también fue
catalogada como un “objetivo”. Informes de
inteligencia sobre PDVSA aparecen
a una presentación de 2013 vinculado el
programa PRISM de la NSA.
Antes
de la revelación de Petrobras, un portavoz de la NSA dijo
al Washington Post:
“El Departamento de [Defensa] NO emplea
espionaje económico en ningún dominio, incluyendo el ciber”
(énfasis en el original).
Después
de la historia de Globo, el Director de Inteligencia Nacional, James
Clapper, terminó reconociendo el asunto. En un comunicado, dijo que
Estados Unidos realiza espionaje económico: “No es un secreto que
la Comunidad de Inteligencia recopila información acerca de los
asuntos económicos y financieros, y la financiación del
terrorismo.”
Pero
Clapper negó que tal inteligencia se utilice para beneficiar
directamente a las corporaciones estadounidenses. “Lo que no
hacemos, como lo hemos dicho muchas veces, es usar nuestras
capacidades de inteligencia en el extranjero para robar los secretos
comerciales de las empresas extranjeras en nombre de – o para
darles información de inteligencia que recopilamos- las empresas
estadounidenses para mejorar su competitividad internacional o
mejorar sus estándares”, dijo Clapper.
Con
posterioridad al ”objetivo reiniciado” de PDVSA, el
Poder Ejecutivo de Estados Unidos ha llevado a cabo varias acciones,
incluyendo sanciones contra la empresa estatal en 2011, por un
hallazgo de blanqueo de dinero. En marzo de 2015 emitió una orden
ejecutiva, después de una supuesta investigación que advertía de
múltiples casos corrupción. El objetivo era ejercer presión
económica -y atacar, adicionalmente, su reputación- contra una
empresa golpeada ya por los bajos precios mundiales del petróleo y
en el contexto de batallas judiciales prolongadas con grandes
petroleras estadounidenses.
Según
Tinker Salas, profesor de Pomona, “es difícil imaginar que las
sanciones estadounidenses y la disputa con Exxon no están
conectados.”
En
el período previo a las elecciones legislativas del próximo mes,
las acciones de Estados Unidos contra el gobierno venezolano han
ascendido a un “abordaje en pleno” de la batería mediática,
dijo Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy
Research, a The Intercept. “En los últimos meses, Washington ha
protagonizado una campaña para deslegitimar las elecciones de
Venezuela, con fugas e incluso acusaciones del Departamento de
Justicia y la DEA.”
El
10 de noviembre, semanas antes de las elecciones nacionales en
Venezuela, funcionarios de la DEA arrestaron a dos familiares del
Presidente Nicolás Maduro, que fueron acusados de conspirar
supuestamente para traficar cocaína a Estados Unidos.
Funcionarios
gubernamentales anónimos dijeron al New York Times el año pasado
que los acusados en tribunales de Estados Unidos “no tienen
derecho a saber” si se utilizó la vigilancia de la NSA sin orden
judicial, para obtener información en el extranjero y construir el
caso contra ellos.
El
Presidente Maduro dijo el mes pasado que va a presentar una demanda
en los EE.UU. para impugnar la orden ejecutiva contra su país.
El
Departamento de Justicia de Estados Unidos no respondió a
solicitudes de comentarios de The Intercept. PDVSA y
funcionarios del gobierno venezolano también se negaron a comentar
para esta historia, al igual que la NSA.
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