domingo, 29 de noviembre de 2015

Espiando a PDVSA: La NSA descubre “una mina de oro” por “pura suerte”

21 de noviembre de 2015
Crédito: CubaDebate
Andrew Fishman/Glenn Greenwald

                                                                                       

Un documento considerado altamente secreto de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), fechado en 2011, describe cómo, por “pura suerte”, un analista fue capaz de acceder a las comunicaciones de los altos funcionarios de la empresa petrolera venezolana, de propiedad estatal, Petróleos de Venezuela.
Más allá del asunto del espionaje a una empresa, el documento destaca una falla significativa en los programas de vigilancia masiva de la NSA: la forma indiscriminada en que una colección de datos puede cegar en lugar de iluminar. También ilustra la facilidad técnica y burocrática con la que los analistas de la NSA son capaces de acceder a las comunicaciones digitales de ciertos objetivos extranjeros.
El documento, proporcionado por el analista de la NSA Edward Snowden, fue incluido como artículo, el 23 de marzo de 2011, en el boletín interno de la NSA, SIDtoday. Está escrito por un analista de desarrollo de señales que relata cómo, además de suerte, se involucró en un “montón de trabajo duro” para descubrir que la NSA había obtenido acceso a enormes cantidades de comunicaciones internas de Petróleos de Venezuela, al parecer sin que nadie en el NSA hubiera notado previamente que esta vigilancia era una “mina de oro”.
Que la NSA, sin el conocimiento de la información que ella misma recaudaba, estaba recogiendo las comunicaciones sensibles de altos funcionarios petroleros venezolanos demuestra uno de los peligros de la vigilancia masiva. La agencia recoge tantos datos de las comunicaciones en el mundo, que a menudo no se da cuenta de lo que tiene. Es por eso que muchos expertos sostienen que la vigilancia masiva hace que sea más difícil de detectar complots terroristas en comparación con un enfoque de vigilancia específica: Una agencia que recauda miles de millones de comunicaciones diarias dejará de comprender el significado de lo que posee.

Esta nueva revelación de espionaje de la NSA, reportado como parte de la asociación The Intercept con teleSUR, se produce tan sólo semanas después de que el Wall Street Journal informó que el gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha “una serie de amplias investigaciones” por presunta corrupción en Petróleos de Venezuela, o PDVSA. Que la NSA haya tenido acceso a las redes de comunicaciones electrónicas de los principales funcionarios de PDVSA plantea la cuestión de si el espionaje de la agencia ha ayudado en secreto las investigaciones penales sobre corrupción en Venezuela, así como otras acciones gubernamentales dirigidas contra la empresa.

El acceso a estas comunicaciones oficiales de PDVSA se produjo en un momento crítico en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, que han sido tensas desde que Hugo Chávez fue elegido por primera vez presidente en 1998 y sobre todo desde un fallido golpe en 2002, con la participación de grupos financiados por Estados Unidos. Dos meses después del descubrimiento de esta conspiración, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció la imposición de sanciones económicas contra PDVSA, acusando a la compañía de negociar con Irán en violación de las sanciones unilaterales estadounidenses.

En ese momento, Venezuela también se enfrentó a casos de arbitraje por cifras multimillonarios en tribunales internacionales, presentados por gigantes petroleras estadounidenses, como Exxon Mobil y ConocoPhillips. Las empresas afirmaron que el gobierno de Chávez expropió ilegalmente las operaciones de perforación a gran escala en la faja del Orinoco y los entregó a las filiales de PDVSA sin justa compensación.

Pura suerte
El analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que tropezó con la puerta trasera comenzó su investigación con malos auspicios. Como relata, abrió la página web de PDVSA en un navegador y escribió los nombres de los líderes de la compañía. A continuación, simplemente conectó esos nombres con un puñado de herramientas internas y bases de datos de la NSA, como CADENCE, UTT y PINWALE.
Rápidamente compiló un enorme caché de valiosos clientes potenciales: más de 10.000 formularios de información de los empleados que contenían direcciones de correo electrónico, números de teléfono y otros datos identificativos – información que podría ser utilizada para recuperar las comunicaciones almacenadas en enormes bases de datos de la Agencia y para una futura identificación. El analista también obtuvo 900 usuarios y combinaciones de contraseñas, que le entregó al equipo estrella de piratería de la NSA, el Tailored Access Operations (TAO), dedicado a operaciones de acceso a la medida, para penetrar en la red de la empresa e infectar los ordenadores de los directivos.
Por pura suerte (y un montón de trabajo duro) descubrí un importante acceso a una puerta trasera y estoy trabajando con TAO para aprovechar una nueva capacidad de la misión”, escribió.
Antes de este descubrimiento, los esfuerzos de espionaje de la NSA contra operaciones energéticas venezolanas estaban produciendo muy pocos resultados, pero no lo suficientemente disuasivos como para abandonar la misión. El petróleo representa “más de la mitad de los ingresos del gobierno”, escribió el analista, y por lo tanto, “entender PDVSA es entender el corazón económico de Venezuela”. Sin embargo, una revisión de 2010 mostró que el espionaje dentro de la empresa había estado “estancado”.
Una “señal inequívoca” de que la NSA estaba fallando en este conjunto de objetivos, dijo, era que “la mayoría de los informes provenían de la recolección justificada”. Eso probablemente significa que la única vigilancia que la NSA era capaz de explotar venía de comunicaciones que transitan por suelo estadounidense, lo que requeriría una orden secreta del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (Foreign Intelligence Surveillance Court).
Para avanzar la vigilancia sin orden judicial, el analista decidió reconstruir la estrategia de recogida de información a partir de cero, y ejecutó lo que llamó un “objetivo reiniciado” en busca de “información en los más altos niveles posibles” de PDVSA: “es decir, el Presidente y los miembros de la Junta de Administración”.
El analista inicialmente buscó esos nombres en PINWALE, la base de datos de la NSA de las comunicaciones digitales, que es gestionado de forma automática a partir de los flujos masivos de datos interceptados y que utiliza un diccionario de términos de búsqueda, o de “orientación de selectores”, incluyendo direcciones de correo electrónico, direcciones IP y los ID de usuario .
Esto produjo algunos correos electrónicos de los líderes de PDVSA, incluidos los de los 10.000 perfiles de contacto de los empleados, entre ellos el entonces presidente de PDVSA, Rafael Darío Ramírez, y el ex vicepresidente de la compañía, Luis Felipe Vierma Pérez. “Ahora mis viejos ojos pudieron ver que esta cosa eran una mina de oro de selectores válidos”, escribió el analista, y que tenía en su poder información “del trabajo, el hogar y los teléfonos celulares, direcciones de correo electrónico, ¡un montón!” En otras palabras, el analista había descubierto otro conjunto de informaciones que podía contrastar con otros conjuntos de datos de la NSA más potentes.
Más tarde, el analista alegremente se dio cuenta de que estos perfiles no estaban disponibles en la web pública. Todos estaban ubicados en direcciones IP privadas. “¿¿¿WTHeck ??? Sí, parece que había estado dentro de la red interna de comunicaciones de PDVSA todo este tiempo!!!”
El acceso a una red privada extranjera es a menudo un desafío técnico, pero burocráticamente sencillo para los estándares de la NSA, que además maniobra con bajos niveles de revisión interna y escasa presión legal. Para un objetivo como una empresa petrolera, la comunicación interna es el más valioso recurso posible para el trabajo de inteligencia.
Es interesante cómo el analista ha ‘descubierto’ el acceso a las comunicaciones internas de PDVSA”, escribió Matthew Green, profesor en el Johns Hopkins Information Security Institute, en un correo electrónico dirigido a The Intercept, después de revisar el documento. La palabra “descubierto” sugiere que la NSA o bien “no se dio cuenta” que estaba recogiendo esta importante fuente o se produjo un fallo en las comunicaciones internas. La NSA posee el equivalente a “una versión muy fea de Google con el poder de acceder a toda la información del mundo”, y una gran cantidad de herramientas automatizadas para explotarla, dijo Green, que le permite a “un analista intervenir de vez en cuando en toda esa información y de forma manual cavar a través de los datos” para encontrar los tesoros escondidos a la vista.
Capturan tanta información cuando abren los grifos de su plataforma que hasta los analistas de la NSA no saben lo que tienen”, agregó.
Con los fondos de PDVSA se ejecuta la revolución
El petróleo atrae tanto al gobierno de Estados Unidos como a los intereses corporativos hacia Venezuela, que posee las mayores reservas probadas del mundo. En un cable del Departamento de Estado de 1974, el entonces Embajador de EEUU Robert McClintock escribió: “Como principal proveedor de petróleo y hierro para los EE.UU., como importante socio comercial y sede de una gran inversión privada de Estados Unidos, Venezuela es de lejos demasiado importante como para permitirnos mantener con el país una relación de adversarios”.
Dos años más tarde, Venezuela nacionalizaría sus reservas de petróleo, pero los intereses de Estados Unidos continuaron siendo protegidos durante décadas por una relación amable, mientras Estados Unidos apoyaba los gobiernos de derecha. Todo eso cambió cuando Hugo Chávez entró en la presidencia en 1998 y comenzó a cambiar el status quo.
De pronto viene Chávez y cierra las compuertas que mantenía la Ley de nacionalización de 1976 y altera la naturaleza de las relaciones entre el Estado y las empresas extranjeras”, comenta a The Intercept Miguel Tinker Salas, historiador de la industria petrolera de Venezuela en el Pomona College.
Washington consideró entonces al gobierno de Chávez como una amenaza económica y política que se parapetaba en el poder gracias a los petrodólares. Según un cable de 2009 del Departamento de Estado publicado por WikiLeaks, “usa los fondos de PDVSA y ejecuta la revolución”.

Anteriores revelaciones de Snowden muestran que PDVSA no es la única empresa petrolera importante objeto de espionaje económico. La empresa estatal de petróleo brasileña, Petrobras, así como su supervisor ministerial, el Ministerio de Minas y Energía, fueron blanco del espionaje de la NSA y de la ESCI de Canadá, respectivamente, según documentos publicados por TV Globo en 2013. Gazprom de Rusia también fue catalogada como un “objetivo”. Informes de inteligencia sobre PDVSA aparecen a una presentación de 2013 vinculado el programa PRISM de la NSA.
Antes de la revelación de Petrobras, un portavoz de la NSA dijo al Washington Post: “El Departamento de [Defensa] NO emplea espionaje económico en ningún dominio, incluyendo el ciber” (énfasis en el original).
Después de la historia de Globo, el Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, terminó reconociendo el asunto. En un comunicado, dijo que Estados Unidos realiza espionaje económico: “No es un secreto que la Comunidad de Inteligencia recopila información acerca de los asuntos económicos y financieros, y la financiación del terrorismo.”
Pero Clapper negó que tal inteligencia se utilice para beneficiar directamente a las corporaciones estadounidenses. “Lo que no hacemos, como lo hemos dicho muchas veces, es usar nuestras capacidades de inteligencia en el extranjero para robar los secretos comerciales de las empresas extranjeras en nombre de – o para darles información de inteligencia que recopilamos- las empresas estadounidenses para mejorar su competitividad internacional o mejorar sus estándares”, dijo Clapper.
Con posterioridad al ”objetivo reiniciado” de PDVSA, el Poder Ejecutivo de Estados Unidos ha llevado a cabo varias acciones, incluyendo sanciones contra la empresa estatal en 2011, por un hallazgo de blanqueo de dinero. En marzo de 2015 emitió una orden ejecutiva, después de una supuesta investigación que advertía de múltiples casos corrupción. El objetivo era ejercer presión económica -y atacar, adicionalmente, su reputación- contra una empresa golpeada ya por los bajos precios mundiales del petróleo y en el contexto de batallas judiciales prolongadas con grandes petroleras estadounidenses.
Según Tinker Salas, profesor de Pomona, “es difícil imaginar que las sanciones estadounidenses y la disputa con Exxon no están conectados.”
En el período previo a las elecciones legislativas del próximo mes, las acciones de Estados Unidos contra el gobierno venezolano han ascendido a un “abordaje en pleno” de la batería mediática, dijo Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research, a The Intercept. “En los últimos meses, Washington ha protagonizado una campaña para deslegitimar las elecciones de Venezuela, con fugas e incluso acusaciones del Departamento de Justicia y la DEA.”
El 10 de noviembre, semanas antes de las elecciones nacionales en Venezuela, funcionarios de la DEA arrestaron a dos familiares del Presidente Nicolás Maduro, que fueron acusados ​​de conspirar supuestamente para traficar cocaína a Estados Unidos.
Funcionarios gubernamentales anónimos dijeron al New York Times el año pasado que los acusados ​​en tribunales de Estados Unidos “no tienen derecho a saber” si se utilizó la vigilancia de la NSA sin orden judicial, para obtener información en el extranjero y construir el caso contra ellos.
El Presidente Maduro dijo el mes pasado que va a presentar una demanda en los EE.UU. para impugnar la orden ejecutiva contra su país.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos no respondió a solicitudes de comentarios de The Intercept.  PDVSA y funcionarios del gobierno venezolano también se negaron a comentar para esta historia, al igual que la NSA.

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