Por: Nelson Pineda Prada
I.- América es otra
“No hay peor ciego que el que no quiere ver”, reza el dicho popular. El Presidente Hugo Chávez, gustaba decir: “quien tenga ojos que vea”. Hay quienes piensan que los Gobiernos de Estados Unidos han sido ciegos ante la nueva realidad de América, al no reconocer a América Latina y el Caribe, como la región del universo que mayores cambios ha experimentado en estos primeros años del siglo XXI. Al actuar de esa manera, lo hace porque no reconoce que en América Latina y el Caribe el modelo neoliberal fracaso. Nos menosprecian, y al hacerlo se equivocan, no entienden que, en nuestra América, se ha iniciado un proceso profundo de pensarse a sí misma y para sí misma. Que para nosotros, la democracia dejó de ser simplemente un sistema político y es concebida como la organización de la sociedad, como una forma de vida; que el Estado está siendo redimensionado, que edificamos un Estado para una nación de ciudadanos, en donde el pueblo es el sujeto histórico de ella; que la integración, dejo de ser simples acuerdos comerciales; que la soberanía y la libre determinación, se convirtieron en principios basados en la solidaridad, la cooperación y la reciprocidad, en el respeto como base fundamental de la amistad; que al latino-caribeño de la América de hoy no se le puede mentir, ya no cree en las formulas neoliberales, la globalización se asume con autonomía; todo ello ha sido posible, ya que, el acto político ha dejado de ser un acto de élites, la sociedad latinoamericana y caribeña ha sido inundada de política, nuestros ciudadanos se han convertido en políticos activos, somos la región más democrática del universo; en fin, los gobiernos norteamericanos, no han logrado entender que entre nosotros nos tratamos como iguales, mientras que ellos se siguen creyendo superiores.
II.- Una nueva forma de hablarle al hemisferio
Venezuela inauguro una nueva forma de hablarle al hemisferio. Mencionemos solo algunos hechos que demuestran esta afirmación:
· En la Segunda Cumbre de las Américas, realizada en Quebec, Canadá, abril del 2001, emergió una nueva agenda hemisférica. El Presidente Hugo Chávez, con la mayor dignidad, inspirado en el compromiso empeñado con nuestros padres libertadores plasmados en la Constitución Bolivariana, le dijo a los demás mandatarios del hemisferio que Venezuela no podía acoger en su totalidad la Declaración de Quebec, ya que, algunos de sus textos, eran contradictorios con nuestros principios constitucionales; y, porque el nuestro era un gobierno radicalmente contrario a los postulados neoliberales plasmados en dicha Declaración. Les hizo saber a los demás Jefes de Estado y de Gobierno en Quebec, que Venezuela denunciaba al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), como un proyecto neoliberal. Era la primera Cumbre de las Américas en la cual Venezuela presentaba una visión distinta, mostramos nuestro compromiso con una nueva forma de concebir las relaciones internacionales; hacíamos de la sinceridad y el respeto principios básicos, para edificar una relación de amistad sincera. Algunos, equivocadamente, creyeron que era una posición circunstancial, no entendían que nuestra irreverencia era un cuestionamiento profundo, “raizal”, a la forma como venía imponiéndose el neoliberalismo, en el hemisferio.
A partir de entonces, la voz y la presencia de Venezuela serán distintas, se nos escuchara, en América ya no se discutirá solo lo que Estados Unidos quiera. Los diferentes tipos de democracia, la justicia social, la lucha contra la pobreza, la defensa de los derechos humanos, el reconocimiento de los derechos sociales, económicos y culturales como derechos humanos, el desarrollo como desarrollo humano integral, la soberanía, el derecho de los pueblos a su libre determinación, el derecho de los pueblos a decidir su propio modelo de desarrollo y su propia forma de gobierno, la solidaridad, la cooperación y la complementariedad como principios fundamentales de la integración hemisférica, fueron -entre otros- temas que Venezuela colocó en la agenda hemisférica. Ello molesto al gobierno estadounidense. Molestia que se agrando y los saco de sus cabales ante la derrota sufrida en la Quinta Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, Argentina, año 2005, en donde el ALCA fue rechazado por la mayoría de los países del hemisferio. Allí se enterró al neoliberalismo como único modelo de desarrollo.
· Convencido, el gobierno estadounidense, del amplio grado de legitimidad del gobierno venezolano diseño una estrategia que lo presentara en el hemisferio, y ante los demás países del mundo, como un gobierno ilegitimo. En función de ello, quiso convertir la Carta Democrática Interamericana en el instrumento través del cual podía darle sustentación procedimental a dicha pretensión. En tan desmedida ambición, planteo en la OEA, la conformación de una Comisión de Monitoreo y Evaluación de las democracias en el hemisferio, organismo a través del cual se produciría un intervencionismo encubierto, de nuestros estados. El mismo fue el tema central del proyecto de declaración de la Asamblea General de la OEA, del año 2005, realizada en Fort Lauderdale, Florida. Después de un largo y profundo debate, en el cual la delegación venezolana liderizó la oposición a la misma, los países del hemisferio rechazaron las pretensiones intervencionistas de EEUU.
· La Carta Social de las Américas. El reconocimiento de los derechos económicos, sociales y culturales de los pueblos de América, como derechos humanos, encontraron de parte del gobierno estadounidense, la más férrea oposición. Para ellos, sólo los derechos civiles y políticos son derechos humanos. En la OEA, hablar de la justicia social, del crecimiento económico con equidad, de la lucha contra la pobreza, de la solidaridad, de la cooperación, de la corresponsabilidad, del reconocimiento de los valores culturales de los pueblos originarios, entre otros, eran temas excluidos de su agenda. Venezuela, con obstinada perseverancia, logró incorporarlos, la Carta Social de las Américas es el resultado de ese esfuerzo.
Pues bien, estos hechos, sumados a la firme decisión del gobierno revolucionario de Venezuela de construir un nuevo modelo de sociedad socialista, su lucha frontal y permanente contra el capitalismo, su firme decisión de contribuir en la conformación de un mundo multipolar, son, entre muchas otras, las razones por las cuales los gobiernos estadounidenses se han empeñado en derrocar al gobierno revolucionario de Venezuela.
III.- SOS: welcome yankee
Demostrado ha quedado como, a lo largo de estos quince años de gobierno bolivariano, la oposición venezolana ha recurrido a gobiernos extranjeros, organismos internacionales, grupos financieros, consorcios empresariales, organizaciones terroristas, personalidades, etc., con el propósito de crear una matriz de opinión internacional que presente la Patria de Bolívar como un país en caos, invivible. Entre ellas, colocó a la OEA como su principal fuente de apoyo. Intento en el cual fracaso al pretender que dicho foro hemisférico actuara, al igual que en el pasado, como “patio trasero de los Estados Unidos”, menospreciaron a los pueblos del hemisferio, al no entender que la realidad americana de hoy es otra.
En ese desespero, solicitaron a la OEA que violara su Carta fundacional y otros instrumentos hemisféricos. Ignoraron que los objetivos fundamentales de dicho organismo son los de fortalecer la cooperación y proteger los intereses comunes de los estados miembros, para “lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia”, principios que ahora son respetados; no se han enterado que la OEA no tiene facultades, ni está autorizada, para intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los estados miembros. El grado de desesperación alcanzado es tal, que, han pretendido convertir la Carta Democrática Interamericana (CDI) en un Tratado, cuando ésta es una Resolución.
En su desespero, la oposición venezolana, no ha sido capaz de entender los cambios que se han producido en el hemisferio. No han logrado entender que la democracia es una forma de vida dinámica, cambiante, cuya dialéctica ha conducido a que tenga nuevos fines y propósitos como la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en diversos instrumentos universales e interamericanos, plasmados -incluso- en la mayor parte de los textos constitucionales de nuestros países.
En su desespero, la oposición venezolana se ha convertido en una asociación de dirigentes políticos frustrados cargados de odio y de envidia, “ignoran que el pueblo no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”. Su desfachatez, su sumisión al imperio, ha alcanzado niveles tales que, ya no es solo en los aeropuertos de Miami, Madrid, San José, Panamá o Perú, donde dan rienda suelta a su discurso antivenezolano, sino que, a través de las redes sociales, los consorcios de medios de comunicación internacionales, personalidades de dudosa reputación, conversos y renegados, lanzan su campaña contra la Heroica Venezuela.
En su desespero, se arrastraron ante un gobierno de tan poca credibilidad ética, moral y política como el de Ricardo Martinelli, ha sido su último desacierto. De nuevo despreciaron a los pueblos de América Latina y el Caribe. Ni ellos ni su mentor, el gobierno estadounidense, quieren darse cuenta que nuestros pueblos han hecho de la soberanía su principio fundamental en las relaciones internacionales, que el gigante del norte ya no domina al hemisferio. Es tal su esquizofrenia, que, después de andar exaltando y pidiendo la intervención de la OEA, ante el ridículo puesto por María Corina Machado, ante el mundo, Henrique Capriles, con el mayor cinismo, declara a la prensa, que: "desde hace rato la OEA no sirve", "fue tragada por los intereses de los gobiernos de turno".
En su desespero, la oposición ha asumido las directrices emanadas de los departamentos de Estado y de Defensa de los gobiernos de George Bush y de Barack Obama. Al igual que, cuando el golpe de abril del 2002, en esta nueva asonada golpista iniciada el 12 de febrero de 2014, el gobierno de Estados Unidos, es el principal mentor del mismo. Al respecto veamos: el 12 de marzo de 2014, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, afirmo: "Estamos preparados, de ser necesario, para invocar la Carta Democrática Interamericana en la OEA (Organización de Estados Americanos) y a implicarnos de forma seria mediante sanciones", luego agrego. "Hemos estado en contacto con los países vecinos (de Venezuela). Estamos hablando con ellos para intentar lograr algún tipo de iniciativa pero no nos están haciendo especial caso". "Esperamos que la presión colectiva, que el hemisferio y los vecinos próximos sean los que puedan tener el mayor impacto" en las autoridades venezolanas. El 13 de marzo, los senadores demócratas Robert Menéndez y Bill Nelson y el republicano Marco Rubio presentaron un proyecto de ley para que EE.UU imponga sanciones directas al Gobierno de Venezuela. Ese mismo día, el Gral. John Kelly, Jefe del Comando Sur del ejército estadounidense declaro que “Si no hay un milagro, Venezuela va de camino a la catástrofe económica y en términos de democracia”. El 17 de marzo, la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, dijo que “no cree que el Gobierno estadounidense esté considerando por ahora nombrar a un emisario que pueda iniciar un diálogo con el Ejecutivo venezolano y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), como propuso Maduro el sábado”; luego dijo que: la prioridad de Estados Unidos es “seguir pidiendo al Gobierno venezolano que tome pasos para promover la libertad de expresión y liberar a los que están injustamente detenidos”.
Mención aparte merecen las declaraciones suministradas, el 27 de marzo de 2014, a la prensa internacional por la Subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, dijo la alta funcionaria del gobierno de Barack Obama, que: “Estados Unidos podría sancionar a Venezuela si no se abren espacios para la oposición”. Afirmó, en tono amenazante, que: “Ningún país quiere implementar sanciones, pero no podemos decir que no vamos a implementarlas porque quizá llega un momento en que las sanciones, de alguna manera u otra, son una herramienta muy importante”. Amenaza que justificó al decir que: “Si no hay movimiento, si no hay la posibilidad de diálogo, si no hay espacio democrático para la oposición, claro que tenemos que pensar en eso y estamos pensando en eso”. Y, no solo lo están pensando, desde hace tiempo lo tienen planificado. El Plan Balboa, podrá estar engavetado, pero no desechado; las bases militares instaladas en Colombia, Costa Rica, Curazao, entre otras, no tienen otro objetivo que servir de plataforma a partir de las cuales se produzca la invasión a nuestra Patria, no otra cosa quiso decir cuando: “subrayó la importancia de trabajar junto a sus aliados en la región en la manera de implementar cualquier tipo de sanción o de acción porque son mucho más eficaces si hacemos esas cosas juntos”. Opiniones estas, que demuestran la intromisión de ese gobierno en los asuntos internos de Venezuela. Esas son las razones de la sin razón, de la oposición. Por eso, llenos de rabia y odio, con desespero ladran. SOS: welcome yankee.
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