miércoles, 9 de abril de 2014

EL GASTO MILITAR NORTEAMERICANO

Por: Alfredo Toro Hardy 
Crédito: El Universal 

EEUU transita por la ruta clásica del declive imperial con mayor irracionalidad de lo usual. 

El presupuesto militar de Estados Unidos para el 2010 es de 517,8 millardos de dólares. Doug Bandow, del Cato Institute de Washington, ha puesto esta cifra en perspectiva. Usando al año 2000 como base de dólares constantes, EEUU gastó 774,6 millardos en 1945, último año de la II Guerra Mundial; 416,1 millardos en 1953, último año de la Guerra de Corea y 421,3 millardos en 1968, el punto más difícil de la Guerra de Vietnam ("Making Sense of US Military Spending", Straits Times, 13 enero, 2010). En otras palabras, en 2010 EEUU gastará más que en los momentos álgidos de las guerras de Corea y de Vietnam y dos tercios de lo que destinó a derrotar a Alemania y a Japón en 1945, durante el peor conflicto en la historia. 

¿Qué terrible enemigo justifica ese nivel de gastos? Desde luego que ni la insurgencia en Iraq ni los aguerridos pero primitivos talibanes pueden representar la causa de una cifra tan desmesurada. Tampoco lo representan sus dos mayores rivales estratégicos: China y Rusia. Incluso sustrayendo los costos de los conflictos en Iraq y Afganistán, el presupuesto militar para el 2010 resulta cinco veces superior que el de China y diez veces mayor que el de Rusia. Más aún, según nos señala Bando, el presupuesto militar norteamericano equivale a 25 veces los presupuestos combinados de sus mayores adversarios: Corea del Norte, Irán, Cuba, Siria y Mianmar. ¿Será un gasto requerido para derrotar al terrorismo? Difícilmente, pues aquella es una amenaza que se expresa de manera exponencialmente asimétrica. ¿Entonces? Como lúcidamente lo señala el autor del artículo citado, a través de un presupuesto de defensa de esa magnitud EEUU no persigue defenderse sino simplemente apabullar. 

Este apabullar encuentra buena expresión en las siete bases militares de Colombia o en la IV Flota que vigila a nuestra región, en momentos en que Washington no confronta ni la más remota de las amenazas militares por estos lares. Lo curioso es que en el proceso de alejar a fantasmas inexistentes se permita hacer crecer al único fantasma que de verdad puede espantarlo hasta los tuétanos: la deuda. 

Según señalaba Newsweek el 28 de noviembre 2009, el déficit fiscal de EEUU representó el 11,2% de su PIB ese año. Es decir, el mayor en sesenta años. Más aún, de acuerdo a los escenarios que maneja la Oficina de Presupuesto del Congreso de ese país, también referido por la revista, para 2039 la deuda federal norteamericana puede llegar a alcanzar el 91% del PIB. Por su parte, en la edición de Foreign Affairs de noviembre/diciembre 2009, Fred Bergsten señalaba que para 2030 la deuda externa neta de EEUU alcanzará los 50 millones de millones de dólares. 

El que Washington disocie de tal manera lo económico de lo militar es algo que desafía al sentido común, pues es imposible concebir la seguridad nacional haciendo abstracción de la seguridad económica. ¿Bajo qué base racional puede entenderse que ellos mismos hagan obsoletos sus sistemas y equipos militares, cuando nadie amenaza la superioridad tecnológica de éstos, a costa de endeudarse cada vez más frente a China, su mayor rival estratégico? EEUU transita por la ruta clásica del declive imperial, sólo que con mayor irracionalidad de lo usual.

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