MOSCÚ (Sputnik) — Varios periodistas occidentales expresaron su preocupación por la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de responder a una pregunta de una reportera de Sputnik cuando habló con la prensa en Hanói.
Al término de las negociaciones con el líder norcoreano, Kim Jong-Un, Trump ofreció una rueda de prensa en la que como hace tradicionalmente, apuntó con el dedo a los periodistas para que le hicieran preguntas. Una de las escogidas resultó ser una reportera de la agencia de noticias Sputnik, quien le preguntó a Trump si EEUU va a realizar inspecciones de los sitios nucleares en el territorio de Corea del Norte.
El mandatario norteamericano pidió repetir la pregunta, quejándose que la reportera hablaba demasiado bajo, pero luego respondió que expertos de EEUU podrán inspeccionar con éxito los lugares nucleares en el territorio norcoreano.
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"El distribuidor de la propaganda rusa Sputnik acaba de hacer una pregunta a Trump", escribió en su cuenta de Twitter Hunter Walker, corresponsal de Yahoo News en la Casa Blanca. El reportero adjuntó a ese tuit un enlace del artículo titulado 'El caché de documentos del FBI arroja luz sobre trabajos internos de la red de las noticias (y propaganda) de Rusia sobre EEUU'.
"Trump se atreve a responder a una pregunta de la empresa propagandística rusa Sputnik. Naturalmente", comentó por su parte el presidente y corresponsal jefe de la agencia de noticias Feature Story News (FSN), Simon Marks.
Harry Horton, corresponsal de FSN en la Casa Blanca, tuiteó: "Trump responde a una pregunta de la agencia de noticias rusa Sputnik".
Mientras a la periodista Kate Hess le pareció que Trump estuvo "super molesto y realmente grosero hacia la señora de Sputnik".
La agencia Sputnik, junto con la cadena rusa RT, es un objeto de presión en Estados Unidos, acusada por las autoridades estadounidenses de ser una herramienta de propaganda del Kremlin.
Así, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la CIA y el FBI publicaron en enero de 2017 un informe que acusa a Rusia de haber lanzado una campaña de injerencia en las presidenciales de 2016, pero se negaron a presentar pruebas, alegando el carácter secreto de esos datos.
Casi la mitad del informe estaba dedicada a la cadena de televisión RT y a la agencia Sputnik, con la particularidad de que los datos sobre RT eran de hacía unos cinco años.
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Tanto esos medios como el Kremlin rechazan esas acusaciones.
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