Con
su operativo antiterrorista en Siria, Rusia ha socavado los planes de
Occidente para cambiar el régimen en el país árabe y ha revelado
lo que ha venido ocurriendo desde hace cuatro años en la zona donde
los países de la OTAN operaban en la sombra, destacan los expertos.
El encuentro del
presidente sirio Bashar al Assad con el presidente
rusoVladímir Putin en Moscú este martes es una muestra más de
que Rusia asume el liderazgo en la escena internacional al modificar
una situación que se estaba prolongando sin que se obtuvieran
resultados reales, escribe el periodista de investigación y
fundador de 21CenturyWire.com Patrick Hemmingsen en un nuevo
artículo para RT en inglés.
Henningsen
explica que esta falta de resultados se debe a la gran cantidad de
"actividad clandestina" que ha estado ocurriendo en la
zona, "no solo en Siria, sino también en Turquía, en Jordania,
en el norte de Irak".
En
opinión del experto, si EE.UU. y Occidente realmente quisieran hacer
frente a la amenaza terrorista, "trabajarían con el Gobierno de
Al Assad, trabajarían con el Gobierno en Damasco, porque esa es la
fuerza terrestre que tiene la mayor parte de la inteligencia
sobre el terreno y la mejor capacidad de detectar objetivos, reunir
inteligencia y actuar" sobre esta base.
"Eso
es lo que está haciendo Rusia: trabajar con el actor clave con
el que tiene que trabajar", señala el autor del artículo.
"¡Se
acabó la fiesta! ¿Quién va a limpiar este desastre?"
Por
su parte, prosigue el analista, "EE.UU. puso todas sus fichas de
póquer en un lado de la mesa desde el principio... al insistir en el
cambio de régimen en Damasco, que es básicamente una extensión de
lo que Washington ha logrado en lugares como Irak o Libia: el cambio
de régimen por la fuerza".
"Creen
que pueden hacerlo de nuevo y se ha demostrado ser todo un reto. De
hecho, ha sido un completo fracaso en esta ocasión", escribe
Henningsen, aunque recuerda que esto no quiere decir que la
clandestinidad o "la guerra de poder" entre la OTAN y
Rusia en Siria no continúe.
"Rusia
básicamente ha irrumpido en una fiesta clandestina –si desean
utilizar esa metáfora– que se ha estado celebrando desde hace
cuatro años y en la que países como EE.UU., al igual que Turquía,
Jordania, al igual que los países de la OTAN, incluidos el Reino
Unido y Francia, han podido operar más o menos en las sombra",
enfatiza el analista. "Rusia básicamente ha irrumpido,
encendido las luces y dicho: '¿Miren, ¿quién va a limpiar este
desastre?'", ha insistido.
"Corremos
el peligro de perder un Estado nación aquí; corremos el peligro de
sufrir más pérdidas tremendas de vidas; más refugiados que huyan
de la zona de batalla. Y Rusia viene a encender las luces y dice:
"¡Bien, se acabó la fiesta! Vamos a... atacar ahora. Vamos a
trabajar con Damasco. Vamos a hacer frente a esto", apunta el
experto, añadiendo que en Washington están molestos y todavía
"tienen rabietas" por esta situación.
La
intervención rusa en Siria, 'game over' para los planes
occidentales.
A
su vez, el periodista y analista político Neil Clark considera que,
gracias a la actuación rusa, "en las últimas tres semanas
hemos visto un cambio radical en la situación en Siria", que
podría "significar 'game over' para los planes occidentales de
cambio de régimen en ese país".
A
su juicio, lo que ha hecho ahora Moscú ha sido revelar "el
farol de Occidente de una manera espectacular", pues los ataques
rusos "han hecho más daño al Estado Islámico en dos
o tres semanas que EE.UU hizo en más de un año".
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