En un reciente discurso en el que detallaba la estrategia hacia China, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó que existen profundas diferencias entre Estados Unidos, el Partido Comunista de China y el gobierno chino, aunque estas solo se dan entre los dos gobiernos y sistemas, no entre las personas. Blinken aseguró que respeta los logros, la historia y la cultura del pueblo chino.
Estos comentarios son una muestra al mundo de hipocresía, algo de lo que los políticos estadounidenses saben mucho. Este tipo de artimaña es fácilmente detectable y no encubre la intención de calumniar deliberadamente al Partido Comunista de China y cercenar la comunión entre el Partido Comunista de China y el pueblo chino. En cuanto al respeto que Blinken asegura profesar al pueblo chino, el pueblo chino no se lo cree, la comunidad internacional no se lo cree y ni siquiera el propio Blinken se lo cree.
La lógica dicta que, dado que los políticos estadounidenses afirman querer respetar al pueblo chino, deban respetar el camino de desarrollo y el sistema político elegidos por el pueblo chino, además de respetar al Partido Comunista de China como representante de los intereses fundamentales de la gran mayoría del pueblo chino, en lugar de hacer todo lo posible para su difamación.
En esta cuestión, Blinken perpetúa la vieja rutina de su predecesor Pompeo. Son conscientes de que no pueden cambiar el sistema político de China en absoluto, por lo que optan por sembrar la discordia. Es bastante obvio que estas maniobras no llegarán a buen puerto. Como máximo responsable de la diplomacia de Estados Unidos, Blinken debería repasar sus lecciones sobre historia china.
Como otros, Blinken desconoce la historia china, se posicionan en contra de los hechos y de la opinión pública. Calumniar deliberadamente al Partido Comunista de China equivale a ir en contra de la posición de los más de 1.400 millones de chinos.
Los políticos estadounidenses son conscientes de que no pueden cambiar el sistema político de China en absoluto, por lo que optan por sembrar la discordia.
Sería mejor que los políticos estadounidenses como Blinken, en lugar de proclamar su respeto por el pueblo chino, se preocupasen más por su propio pueblo. Las dos últimas administraciones de Estados Unidos no han logrado frenar la pandemia, que ha provocado la muerte de más de un millón de estadounidenses, convirtiendo a Estados Unidos en el “mayor país del mundo que fracasó ante la pandemia". Alta inflación, tiroteos frecuentes y tensiones raciales intensificadas... El pueblo estadounidense se enfrenta a muchos desafíos, y los problemas a resolver se acumulan para su gobierno. Según el Pew Research Center, solo alrededor del 25 por ciento de los estadounidenses confían actualmente en el gobierno. La razón es que no importa cuál de los dos partidos llegue a la Casa Blancal, pues únicamente representan a un pequeño círculo de grupos de interés y no están preocupados por los intereses del pueblo estadounidense.
No importa cómo se empaquete el discurso de Blinken. No puede ocultar la verdadera intención de Estados Unidos de reprimir y contener el desarrollo de China y obstaculizar la revitalización de la nación china. El pueblo chino es consciente de esto, al igual que la comunidad internacional. La actuación de los políticos estadounidenses sembrando discordia es inútil y no carece de audiencia. Deberían pensar más en cómo resolver sus propios problemas y recuperar la confianza del pueblo estadounidense.
2022-06-02 07:31 GMT
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