Mundo 2021-07-27 04:42 GMT.
El 24 de julio de 2021, el académico armenio Benjamin Pogossian publicó en el periódico "Voice of Armenia" un artículo titulado "¿Son más importantes los intereses geopolíticos intolerantes que la lucha conjunta contra la pandemia?". Pogossian afirmaba que la COVID-19 se ha convertido en una parte importante de la guerra de opinión pública estadounidense contra China. Esta acción de Estados Unidos socavó la unión de la comunidad internacional para combatir la pandemia y causó millones de muertes por COVID-19. Asimismo, pidió a Armenia que no atienda a las demandas geopolíticas de Estados Unidos en este tema. Los principales contenidos del artículo son los siguientes:
Comparando los logros de China y Estados Unidos en el combate contra la pandemia, destacando la disputa entre los sistemas de los dos países.
La pandemia de COVID-19 ha provocado un gran impacto en el proceso de desarrollo mundial. Casi todos los países han sufrido grandes pérdidas económicas. Cuando empezó la pandemia, China parecía ser la que más sufría. Sin embargo, al entrar en la temporada de verano y otoño de 2020, China logró resultados significativos en la lucha contra la pandemia. Al mismo tiempo, EE. UU. ha fracasado por completo, cientos de miles de personas han muerto por este virus (a 17 de julio de 2021, alrededor de 624.600 personas en EE. UU. han muerto a causa de la COVID-19), el sistema médico y sanitario está paralizado y la desigualdad social va aumentando...
La enorme diferencia entre China y EE. UU. en la lucha contra la COVID-19 se ha convertido en el foco de atención de Estados Unidos. Detrás de esto está el temor de Estados Unidos a perder su posición dominante en el mundo. Ya a principios de 2010, la administración Obama adoptó una estrategia para contener a China. Esta estrategia se hizo cada vez más obvia durante la era Trump. La élite estadounidense no podía aceptar el éxito de China en la lucha contra la pandemia y el fracaso de su país. EE. UU. está preocupado por perder su reputación de superpotencia absoluta, Trump quiso encontrar excusas al no poder controlar la pandemia... Todo esto ha creado terreno para el argumento "contra China" sobre la trazabilidad de la COVID-19.
Estados Unidos politiza el tema de la trazabilidad.
Entre marzo y abril de 2020, EE. UU. lanzó un movimiento contra China e intentó instigar a sus principales aliados. Los líderes políticos estadounidenses culparon a China sin ninguna base fáctica. La habladuría de que la COVID-19 se originó en China se ha extendido entre los medios occidentales. El término "virus chino", que comenzó con el entonces presidente Trump, es para desviar la atención del público ante el fracaso de la maquinaria nacional estadounidense en combatir la pandemia y provocar desastres. El término "virus chino" también ha causado numerosos ataques racistas contra asiáticos en Estados Unidos.
El 25 de marzo de 2020, durante la cumbre en línea del G-7, Estados Unidos solicitó que se utilizara el término "virus de Wuhan" en la declaración posterior a la reunión. Debido a esta diferencia entre EE. UU. y los demás países participantes, la cumbre no emitió ninguna declaración de resultados.
En enero de 2021, China recibió al grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud y ofreció la oportunidad de visitar el Laboratorio de Virología de Wuhan y realizar investigaciones. Un mes después, el equipo de expertos de la OMS anunció que la posibilidad de que el virus viniera del Laboratorio de Virología de Wuhan era extremadamente pequeña. Pensaban que la guerra de opinión pública contra China terminaría allí. Sin embargo, Biden, quien criticó a Trump en casi todos los temas, opinó, sorprendentemente, igual que Trump en las políticas contra China.
A finales de mayo de 2021, Biden anunció que había dictado al departamento de los servicios de inteligencia de Estados Unidos iniciar una nueva investigación para averiguar el origen de la COVID-19, y enfatizó que el Laboratorio de Virología de Wuhan sigue siendo uno de los principales lugares por investigar. En los últimos meses, los principales medios occidentales han acusado a China de propagar el virus. Este argumento contra China se basa completamente en la estrategia de Estados Unidos para contener el desarrollo de China y mantener su posición dominante en el mundo durante el mayor tiempo posible.
Los propósitos geopolíticos intolerantes de Estados Unidos socavan la unión de la comunidad internacional para combatir la pandemia.
La vacunación integral en los países desarrollados ha empezado, pero miles de millones de personas en los países en desarrollo todavía están amenazadas de muerte por la COVID-19. Con fines geopolíticos de vista corta, la opinión pública contra China impulsada por Estados Unidos socavó los esfuerzos unidos de la comunidad internacional para superar la pandemia y causó millones de muertes. Esto viola los conceptos de justicia y derechos humanos defendidos por el mismo país.
Para superar la pandemia y evitar más víctimas, el gobierno de EE. UU. debe poner fin a la guerra de opinión pública contra China, abandonar la estrategia de utilizar la pandemia para buscar beneficios geopolíticos intolerantes y trabajar con otros países para combatirla.
Desde hace más de un año, China ha anunciado repetidamente su voluntad de cooperar con otros países para combatir la pandemia basándose en la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad. China está brindando asistencia importante a los países en desarrollo para combatir la pandemia. Desde la primavera de 2020, China ha proporcionado a Armenia asistencia contra la COVID-19, lo que refleja la política amistosa de China hacia Armenia. Muchos países del mundo se niegan a participar en la propaganda contra China. Armenia debe ser cautelosa y no debe atender las demandas geopolíticas de Estados Unidos sobre la cuestión de la trazabididad de la COVID-19 ni tomar medidas que vayan en contra de sus propios intereses.
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