Destacados científicos estadounidenses y australianos especializados en el rastreo de los orígenes de la COVID-19 se enfrentan a una gran presión política por parte de sus respectivos gobiernos. Algunos, incluso, han sido marginados por no ceder a la teoría de la conspiración impulsada por algunos políticos sobre dicho asunto y han recibido cartas anónimas amenazadoras con balas, según fuentes relacionadas con el asunto. Un grupo de expertos chinos ha instado a EE. UU. a que deje de politizar la investigación de rastreo del origen de la COVID-19 y realicen una investigación exhaustiva.
Desde que la administración Biden ordenó en mayo a las agencias de inteligencia estadounidenses que informaran sobre los orígenes de la COVID-19 en un plazo de 90 días, varios científicos estadounidenses han sido puestos en el centro de la tormenta política. Estos científicos se han enfrentado a la represión de los republicanos. Por ejemplo, Anthony Fauci, quien asesora al presidente estadounidense Joe Biden y dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha sido un objetivo del Partido Republicano. Bajo tal presión política creciente, Fauci ha sido cada vez más ambiguo en su retórica. Otro científico estadounidense, que también participó en el equipo conjunto OMS-China sobre la investigación de los orígenes, también ha sido blanco de semejantes ataques.
Anthony Fauci, quien asesora al presidente estadounidense Joe Biden y dirige el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, ha sido un objetivo del Partido Republicano.
Tras colaborar en el proyecto con China, Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, fue excluido del trabajo de la comisión respaldada por la ONU sobre los orígenes de la epidemia.
Una fuente cercana al caso aseguró al Global Times que este científico estadounidense está siendo amenazado personalmente a través de correos electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes en las redes sociales, y las personas que lo están atacando han mostrado públicamente ciertas inclinaciones de la extrema derecha e incluso de supremacismo blanco. En la actualidad, los miembros republicanos del Congreso están azotando a dichos extremistas.
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