domingo, 4 de julio de 2021

EEUU se resiste a caer: ¿últimos manotazos de ahogado?

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El presidente de EEUU, Joe Biden, vuelve a demostrar que vive en un mundo paralelo. Y es que en una reciente columna que firmó para The Washington Post, dice que EEUU y Europa son quienes deben establecer las normas del comercio internacional y la tecnología, y no China, y que su país debe liderar el mundo en base a la fuerza.

¿Una cartita a los Reyes Magos?

En su proclama, Biden lanzó su recetario a modo de aperitivo de lo que será su gira europea: señaló que se reunirá con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. La finalidad: debatir cómo ambas partes pueden "trabajar en estrecha coordinación en los desafíos globales".
"Nos centraremos en garantizar que sean las democracias de mercado, y no China ni nadie más, las que creen las reglas del siglo XXI en materia de comercio y tecnología", disparó, al indicar que 'las principales democracias' del mundo podrán brindar una alternativa a China de alto nivel para mejorar las infraestructuras físicas, digitales y sanitarias que sean más resistentes y apoyen el desarrollo global.
"Realmente lo que aparenta el discurso [publicación de Biden], después de habérselo analizado con detenimiento, realmente me ha parecido un brindis al sol, un compendio de deseos, que una posibilidad real", sentencia al respecto el analista internacional Eduardo Luque.
"En este momento el peso de la economía mundial está claramente situado en Asia, claramente China es la gran fábrica del mundo, y en aspectos que antes presumía EEUU y la UE, como era el desarrollo tecnológico, hoy estamos viendo que la industria, la producción de China y Rusia y de otros países que se están añadiendo, como Irán, tienen un nivel tecnológico, si no superior, al menos igual al que presumía EEUU. Lo estamos viendo en factores que son importantes como el desarrollo militar, donde EEUU acumula un enorme fracaso tras fracaso", afirma Luque.

Cielo cerrado

A falta de una semana de la cumbre de la OTAN en Bruselas, Rusia abandona definitivamente el Tratado de Cielos Abiertos en respuesta a la previa e idéntica medida tomada por EEUU en noviembre del año pasado. Así, este lunes el presidente, Vladímir Putin, ha firmado la ley de salida de dicho tratado que nació en Helsinki el 24 de marzo de 1992 y al que Rusia ratificó el 26 de mayo de 2001.
Vigente desde el año 2002, el Tratado de Cielos Abiertos, que aún reúne a 31 países europeos, más Turquía y Canadá, permite a los observadores militares realizar vuelos de vigilancia aérea para obtener imágenes de movimientos de tropas y buques en un vasto territorio que hasta el momento iba desde la ciudad canadiense de Vancouver, hasta el puerto de Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso.
Moscú había reiterado en más de una ocasión que su salida del tratado apuntaba a eliminar el desequilibrio que se generó tras la retirada de EEUU del acuerdo. Y es que tras el abandono del tratado, Washington se encontró en una posición ventajosa, pues podía seguir recibiendo información sobre los objetivos rusos de parte de sus socios europeos de la OTAN, al tiempo que Moscú había quedado privada del derecho a realizar vuelos de vigilancia sobre el territorio estadounidense. Como consecuencia de la denuncia de Rusia al Tratado de Cielos Abiertos, los países de la OTAN también pierden el derecho a realizar el control aéreo del territorio ruso.

¿Biden gastando bromas?

Mientras, el presidente de EEUU, Joe Biden, ha afirmado que Washington no busca el conflicto con Moscú. Lo dijo en el contexto de su próxima reunión con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en un artículo que firmó para el periódico The Washington Post.
"Estados Unidos no está buscando un conflicto, queremos unas relaciones estables y predecibles para trabajar con Rusia en problemas como la estabilidad estratégica y el control de armas". Añadió que por eso "actuó sin demora y prorrogó por cinco años el Tratado START de reducción de armas estratégicas, lo que reforzará la seguridad del pueblo norteamericano y del mundo entero".
Entonces, Biden recompuso su discurso: "He organizado unas serias consecuencias por comportamiento que viola la soberanía de Estados Unidos, incluida la injerencia en nuestras elecciones democráticas. El presidente Putin sabe que no vacilaré en responder a las futuras consecuencias perniciosas. Cuando nos reuniremos volveré a decir que EEUU y Europa se proponen apoyar los derechos humanos y la dignidad del hombre". Huelga decir que estas palabras de Biden, más que pacíficas, siguen su senda belicista.

Intercambio comercial Rusia-Latinoamérica: cae en unos 7.000 millones de dólares

El intercambio comercial entre Rusia y América Latina se ha desplomado en los últimos dos años, de 19.000 millones de dólares a 12.000 millones, según dijo en exclusiva a Sputnik el vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Rusia, Vladímir Pádalko, en el marco de la última edición del Foro Económico Internacional de San Petersburgo.
"Vemos ahora una disminución de nuestros contactos con países de América Latina, donde la caída de nuestro intercambio comercial en los últimos dos años ha sido de casi 7.000 millones de dólares. Estamos observando la reducción de contratos en esta dirección, y todo ello lo vinculamos con las circunstancias de la pandemia", explicó Pádalko, al indicar que esta situación se debe en parte a que "los empresarios latinoamericanos tienden a negociar y firmar contratos 'cara a cara', sintiendo a su contraparte".
"Esperamos que, al acabar la pandemia, volvamos a la cooperación de antes, pero muchas cosas habrá que restablecerlas desde cero", enfatizó.
Por su parte, Alexéi Lavrov, viceministro de Finanzas de Rusia y presidente de la Sociedad de Amistad Rusia-Cuba, coincidió en el impacto negativo que ha tenido la pandemia del COVID-19 para las relaciones económico-comerciales ruso-latinoamericanas. No obstante, señaló a Sputnik que el daño no ha sido tan grande como en algunos otros casos, donde Moscú la logrado mantener contactos activos con socios como La Habana.
"Rusia y Latinoamérica, aunque se encuentran lejos uno del otro geográficamente, tienen una profunda simpatía y atracción mutuas, lo que más tarde o [más] temprano se va a materializar –y ya se está materializando– en proyectos económicos y de inversiones conjuntos", recalcó. En este contexto, insistió en que el papel del Estado radica en la "creación de un ambiente político y social favorable" para que estos proyectos se den.

El equipo del programa está integrado por Javier Benítez, Víctor Sújov, Karen Méndez y Víctor Ternovsky. 

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