Sergio Briceño García*. Especial
del autor para la Revista Caracola
En el siglo XIX los partidos
Liberal y Conservador coparon la escena política en la historia de Venezuela
pero no sobrevivieron en el siglo XX. Hoy en Venezuela los liberales y
conservadores sólo figuran en las interesantes investigaciones de los historiadores.
Igual cuya longevidad parece haber
llegado a su fin por la inclemencia de
los procesos históricos que no perdonan la caducidad, la decadencia y el
anacronismo.
Las elecciones
presidenciales del 2018 marcarán la desaparición electoral definitiva de AD lo
cual será un logro específico de la revolución bolivariana. Prematuramente, por
sus errores políticos y falta de recio liderazgo, le espera el mismo destino a
la descendencia de COPEI liderada por Borges, López, Capriles y Guanipa
conjuntamente con Maricori y todos los demás especímenes de la ultraderecha que
renunciaron al camino electoral para lanzarse por el despeñadero de la
conspiración antinacional, inconstitucional y antidemocrática contando con el
salvavidas de la injerencia internacional.
COPEI ya está liquidado
electoralmente desde hace tiempo y no mejorará su situación por ocupar un lugar
en la balsa de Henry Falcón. Lo cierto es que la oposición electoral compró su
pasaje, por la vía pacífica, de sobrevivencia
en el sistema de la democracia burguesa vigente en Venezuela. A la oposición no
electoral no le arriendo ganancia alguna porque vendieron su destino político a
Donald Trump y a sus títeres latinoamericanos a costa de la soberanía nacional
y de la libertad de la Patria. Le apostaron su alma a la guerra, a la
desolación, a las sanciones contra Venezuela y a los enemigos que apuntan
contra el ejército del Libertador.
Una nueva oposición se
posesionará en Venezuela después de estas elecciones presidenciales y el
gobierno será el que decida la mayoría del pueblo venezolano en elecciones
libérrimas y con plenas garantías constitucionales. El desenlace no será fácil
porque los que abandonaron el diálogo y el camino de la paz, convertidas en
serpientes venenosas, harán todo lo que esté a su alcance para descarrilar a
los que se acogieron al juego democrático.
Maduro puede ser reelecto
siempre que no se repitan los errores del 06/12/15 cuyos resultados del 56,2 %
de los votos a favor de la oposición, superados por la búsqueda de la paz en
las últimas tres elecciones, penden todavía, igual que un fantasma, sobre la cabeza de la revolución bolivariana,
como la espada de Damocles. Maduro no va
en igualdad de condiciones a enfrentarse con la derecha sino en medio de la
crisis del hambre, arma principal del enemigo,
inducida por la “canalla” y achacada al gobierno. Del desenvolvimiento y
la manera de enfrentar la crisis del capitalismo dependerá todo, porque con
promesas no basta.
*Profesor universitario de
Filosofía jubilado de la UPEL. Ex Director Ejecutivo (Fundador) de la Casa de
Nuestra América José Martí.
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