domingo, 28 de diciembre de 2014

EXISTE TODAVIA LA ESCLAVITUD EN EL MUNDO

Lunes, 22/12/2014 

La esclavitud es una reliquia aterradora del pasado, pero cerca de 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso en todo el mundo, atrapadas en empleos que les han sido impuestos por medio de la coacción o del engaño y que no pueden abandonar, según un nuevo informe de la OIT. La región de Asia y el Pacífico representa el número más alto de trabajadores forzosos en el mundo- 11,7 millones (56 por ciento) del total general, seguida por África, con 3,7 millones (18 por ciento), y América Latina, con 1,8 millones de víctimas (9 por ciento).

Trabajo forzoso en cifras. 3 de cada 1000 personas en todo el mundo están en trabajo forzoso. 18,7 millones de trabajadores (90 por ciento) son explotados en la economía privada, por individuos o empresas. De este número, 4,5 millones (22 por ciento) son víctimas de explotación con fines sexuales y 14,2 millones (68 por ciento) son víctimas de explotación con fines laborales en actividades económicas como la agricultura, la construcción, el trabajo doméstico o la industria manufacturera. 2,2 millones (10 por ciento) realizan trabajo forzoso impuesto por el Estado, por ejemplo en las cárceles, o por ejércitos nacionales o fuerzas armadas rebeldes.

Más de 2 millones de mujeres y niños son sometidos a la servidumbre sexual en el mundo, la mitad de los cuales se calcula son traficados por la fuerza, el engaño o la coerción económica. Además, las fuentes sugieren que entre 100.000 y 200.000 mujeres y niños, algunos de apenas seis años de edad, son traficados anualmente a través de las fronteras, con fines de explotación sexual. La mayoría de estas personas no alcanzan a la edad de 30 años. Mueren de SIDA y de otras enfermedades de transmisión sexual, de falta de salud, de abuso físico y psicológico, de violencia y de uso indebido de drogas. El tráfico de personas es uno de los problemas de derechos humanos más graves de nuestro tiempo. Sin embargo, esta situación trágica ha despertado una respuesta mínima de parte de la mayoría de los gobiernos del mundo. 

Este fenómeno se ve aumentado por diversos factores, entre los que cabe mencionar la pobreza, los conflictos y la intranquilidad política, y actitudes de género que provocan desigualdad en las oportunidades y una indiferencia general por la suerte de las mujeres y las niñas. El advenimiento de la globalización ha exacerbado el problema creando lo que algunos denominan oportunidades de mercado para los traficantes de seres humanos y quienes los explotan. 

La liberalización de fronteras y la flexibilización del movimiento de personas a través de ellas ha incrementado las oportunidades para la migración ilegal y, cuando este contrabando ilegal de seres humanos a través de las fronteras se conecta con su venta para la explotación sexual, la actividad se torna un mejor negocio. El tráfico de personas constituye una actividad delictiva internacional que ocupa el tercer lugar por los lucros que genera, después del narcotráfico y el comercio de armas. La pobreza mundial y la esclavitud de los seres humanos dos flagelos que deben avergonzar a los gobiernos de este planeta que sostienen al sistema capitalista.

German Saltrón Negretti 

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