viernes, 10 de junio de 2022

¿ A QUIEN SE LE ATRIBUYE LA FRASE. SOLO SÉ QUE NO SÉ NADA? CULTURA GENIAL.

 

Solo sé que no sé nada


“Solo sé que no sé nada” o "solo sé que nada sé" es una famosa frase atribuida al filósofo griego Sócrates (470-399 a. de C.), en la que expresa que es consciente de su propia ignorancia.

La frase se asigna a Sócrates pero no se encuentra escrita de forma literal en ningún texto. En la obra Apología de Sócrates, Platón expone una versión del discurso pronunciado por Sócrates durante el juicio antes de su muerte: “Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe. Por otra parte, yo, que igualmente no sé tampoco, creo”.

De aquí se deduce la frase “solo sé que no se nada”, en la que queda reflejado que, para Sócrates, la sabiduría procede precisamente del reconocimiento de la ignorancia.

Aunque no existen evidencias de que Sócrates pronunciara estas palabras, la realidad es que está muy acorde a su forma de hacer filosofía. Pero, ¿cómo podemos interpretar su significado? ¿cuál es el origen de la frase?

Análisis de la frase “solo sé que no sé nada”

La frase "solo sé que no sé nada" ha estado sujeta a diferentes significados. Entre ellos, podemos destacar la sugerencia de que no existe la verdad absoluta, la constatación de los límites del conocimiento que podemos tener sobre las cosas, o la división que existe entre los sabios y los ignorantes.

Voluntad de aprender

A Sócrates se le acusó de corromper a la juventud con su forma de enseñar y también de deshonrar a los Dioses.

Puede que Sócrates tratara de expresar que su sabiduría no se basaba en hacer conocimiento sobre algo, sino que declaraba su ignorancia sobre diferentes saberes. Así, Sócrates no se consideraba como portador del saber, sino como alguien con la voluntad de aprender cada día más.

Ante esto podríamos interpretar que con esta afirmación puede que Sócrates, en realidad, al sentenciar que “no sabe nada” estuviera afirmando que tampoco tiene nada que enseñar, sino que aprender.

Atendiendo a esta interpretación podemos concluir algunas ideas que se esconden tras esta afirmación:

No existe la verdad absoluta

Esta frase propone la idea de que el individuo no tiene la verdad absoluta, y que es importante que este tenga la disponibilidad y voluntad de aprender, así como de adquirir nuevos saberes.

Aludiendo al origen de la frase, y teniendo en cuenta lo referido en Apología de Sócrates, cuando Sócrates intentó averiguar si el Oráculo tenía razón o no con sus palabras, interrogó a aquellos que “pasaban por ser los más sabios”.

En este “juego” de preguntas y respuestas, denominado como diálogo socrático, pudo comprobar que aquellos que, socialmente, se denominaban expertos, en realidad, no eran tan sabios. Pues caían constantemente en contradicción.

En cierto modo, para Sócrates no existe una verdad absoluta. Su filosofía consiste en poner todo en duda y demuestra que, aunque estos expertos dominaran muchos tecnicismos dentro de su campo del saber, en realidad, desconocían por ejemplo cómo vivir en sociedad.

Entonces, ¿qué quería conseguir Sócrates con ello? Aparte de descubrir la certeza de las palabras del Oráculo, el filósofo quiso que sus interlocutores dudaran de sus conocimientos y hasta de ellos mismos, para que llegaran a entender que nadie tiene la verdad absoluta sobre nada.

Los límites del conocimiento como base de la sabiduría

Esta frase puede estar afirmando que la verdadera sabiduría consiste en reconocer los límites del conocimiento sobre algún tema determinado, estar dispuesto a aprender constantemente, evitando hablar como si se conociera todo, cuando realmente se ignora.

Sócrates, en su interpretación del Oráculo, comprobó que, a diferencia de los demás, él reconoce que no es un experto, admite que hay límites para todo aquello que se puede realmente saber. Mientras otros creían saber algo, él ni sabía ni creía saber.

Entonces, podemos interpretar que la sabiduría de Sócrates radica en entender que no es un sabio ni un experto en nada.

Línea divisoria entre sabiduría e ignorancia

Está claro que, en cierto modo, Sócrates deja en evidencia a aquellos que creían tener la razón. En este sentido, con esta sentencia, se podría establecer una línea divisoria entre sabios o ignorantes.

El ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e, incluso, es desconocedor de su propia ignorancia. El sabio reconoce que aún hay mucho por aprender de los otros y del entorno, si desea ampliar sus conocimientos y ganar nuevas perspectivas sobre un tema.

El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está plasmado o dicho, es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.

Origen y contexto de la frase

El origen de la frase puede extraerse de la obra Apología de Sócrates de Platón. Allí se relata que Querefón, amigo de Sócrates, acudió al Oráculo de Delfos para averiguar quién era el hombre más sabio. Entonces, el Oráculo declaró que Sócrates era el hombre más inteligente de Grecia.

Al enterarse de esto, Sócrates trató de averiguar la verdad de esta afirmación. Para ello, preguntó a todos aquellos que eran reconocidos como los más sabios y comprobó que no eran tan inteligentes como predicaban.

Te puede interesar: Todo sobre Platón: biografía, aportaciones y obras del filósofo griego.

Método socrático

Esta frase no deja de ser una atribución a Sócrates, sin embargo está muy relacionada con la filosofía socrática. Al fin y al cabo, estas palabras condensan aspectos relevantes del método socrático y también es el objetivo que quería alcanzar con el mismo: reconocer la ignorancia para, después, poder alcanzar el conocimiento. Pero, ¿en qué consiste su método?

En primer lugar, Sócrates usaba como método el diálogo para llegar a la verdad, realizando preguntas a los interlocutores hasta que ellos mismos llegaran a una conclusión válida. Generalmente, la conclusión era que no sabían nada o muy poco.

Algunos filósofos afirmaban que el método socrático constaba de dos fases: ironía y mayéutica. Aunado con el razonamiento inductivo que ayudaría alcanzar la definición universal del término, objeto de investigación.

En relación con la ironía, Sócrates tenía como objetivo hacerle creer a su interlocutor que era ignorante sobre un tema con el fin de obtener de parte de este conocimiento sobre algo.

En cuanto al método de la mayéutica, este proviene del griego maieutiké (o el 'arte de asistir en el parto’) y se trata de ayudar al discípulo a encontrar en sí mismo la forma de alcanzar el conocimiento, a través del diálogo. Este método conlleva cuestionar aquello que se cree saber de antemano y reconocer ese hecho.

¿Quién fue Sócrates?

Sócrates fue un filósofo nacido en Atenas hacia el año 470 a. C. considerado como uno de los más grandes pensadores de la antigüedad y padre de la filosofía occidental.

De la obra de Sócrates nada se conoce porque no escribió nada, todo lo que ha trascendido de él es gracias a sus discípulos, entre los que se encontraba Platón.

A diferencia de sus coetáneos, los sofistas, Sócrates no cobraba por sus discursos, los cuales predicaba en la calle mientras deambulaba. Su filosofía consistía en el diálogo (método socrático) con el que, gracias a realizar unas preguntas al interlocutor, hacía que este se cuestionara todo lo que creía saber con certeza.

Su forma de hacer filosofía, insólita para la época, lo llevó a ser acusado por corromper a la juventud y dudar de la existencia de los Dioses atenienses. Sócrates muere en el año 399 a.C. a la edad de 70 años, cuando el tribunal lo obligó a beber cicuta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario