miércoles, 1 de abril de 2020

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    MOSCÚ (Sputnik) — La pandemia de COVID-19 remodeló nuestra relación con el mundo exterior, no hay esfera que se escape de la influencia de este virus que cambiará nuestra forma de hacer política, trabajar y defendernos ante amenazas invisibles.
    Desde que comenzó la crisis sanitaria internacional, tras detectarse en la ciudad china de Wuhan el virus SARS-Cov-2, que causa la neumonía COVID-19, no han sido pocos los cargos políticos, sobre todo en el ámbito sanitario y de rescate, que han presentado su dimisión por el resultado de su gestión de la crisis.
    Una mascarilla en Roma (Italia)
    © REUTERS / ALFREDO FALCONE
    En una coyuntura como en la actual la toma de decisiones se torna susceptible, pues no solo las vidas están en juego sino también la misma economía, que se tambalea ante la epidemia. En muchos casos las decisiones o se toman tarde o se toman mal.
    "Los viejos esquemas para la toma de decisiones están fallando", comentó a Sputnik el futurólogo Rene Rohrbeck, director de la escuela de negocios EDHEC, especializada en estrategias y proyecciones de futuro. Una de las razones de este fallo, según el especialista, es que "nos faltan datos" para tomar la decisión correcta.
    "Las relaciones de causa-efecto que nos estaban guiando han perdido su valor… En una situación como esta necesitamos líderes que puedan manejar la ambigüedad en diversos escenarios y con rápido aprendizaje ensayo-error", explicó Rohrbeck.
    Tenemos que pedir a nuestros políticos que actúen antes de tener los datos asentados, que tengan instinto y convicción.
    "Es la habilidad de empezar a moverse, construir el momento y reducir la incertidumbre mediante la acción", enumeró.
    En cambio para el futurólogo, Thomas Frey, portavoz y director ejecutivo del Instituto Da Vinci, lo que le hace falta a los líderes es comportarse como científicos y analizar enormes cantidades de datos para adoptar la decisión correcta. 
    "Ya le hemos dado al gigante botón de reinicio de toda la humanidad pero está siendo dirigido por nuestro actual estado de miedo y pánico", opinó Frey que ha tenido a personas del Gobierno entre sus clientes y ejecutivos de compañías en la lista del diario financiero Fortune.
    Según contó a Sputnik: "A pesar de todos nuestros avances, sabemos lo justo para ser peligrosos. El liderazgo del futuro será mucho más datos conducidos por más unidades de observación exponenciales para determinar perspectivas y prioridades. ¡De crisis grandes es de donde salen grandes líderes!".

    Leviatán reforzado

    Ya hemos considerado el tema del liderazgo en un mundo poscoronavirus pero ¿qué pasará con el Estado?
    Los Estados expandirán su poder, al menos así piensa Bryan Alexander, futurólogo y académico de la Universidad de Georgetown. De manera especial en lo que se refiere a la vigilancia de la población pero también en salud pública, políticas industriales y públicas. "China ofrece un modelo de esto", concretó.
    Como consecuencia, no se descarta que muchos puedan ver este incremento del poder estatal como una amenaza a sus libertades civiles y se unan a otros opositores, figuras mediáticas para hacer frente al Leviatán.
    "El liderazgo político posCOVID-19, por tanto, podría verse condicionado por su habilidad de equilibrar estas fuerzas competitivas", augura Alexander.
    Por otra parte y debido a la saturación de servicios públicos centralizados el poder a nivel de comunidades locales podría verse fortalecido, como prevé John Sweeny, director del Instituto  Qazaq de Investigación de Estudios Futuros (QRIFS).
    "Muchas comunidades están enfrentándose a una perspectiva imponente: al tiempo que el Gobierno y los servicios públicos se saturan, las respuestas locales no solo son preferibles sino posiblemente el único apoyo para los necesitados", dijo.
    Según el investigador, una de las grandes consecuencias de la pandemia es el cambio mental que creará.
    "Nuestra máxima percepción de lo que es posible se ha transformado y para bien o para mal, esto moldeará la forma en la que pensamos y sentimos sobre las generaciones futuras", comunicó a Sputnik.

    El modelo productivo a revisión

    Las cuarentenas y toques de queda han puesto en un primer plano el tema del trabajo a distancia que de repente ha traído un nuevo conjunto de oportunidades para cuando acabe la crisis.
    Las empresas pueden ver incrementada la producción de sus empleados con el trabajo desde casa y pueden que como consecuencia surjan nuevos proyectos o productos, opinó Thomas Frey.
    No obstante, para John Sweenly es posible que el cambio a gran escala que supone el teletrabajo tenga efectos secundarios difíciles de predecir en este momento.
    En cualquier caso, Rene Rohrbeck, se mostró seguro de que el teletrabajo traerá consecuencias positivas para el medio ambiente, al reducir las emisiones de Co2 a la atmósfera mediante el reducido uso del transporte.
    Además, "muchos de nosotros puede que no dejen de estar dispuestos a invertir el tiempo de viaje que requiere" ir a un trabajo presencial.

    Relaciones que no serán como antes

    Los expertos creen que la crisis traerá consigo que el mundo sea más consciente de sí mismo porque la crisis se convirtió en una amenaza común y "nos sentimos cómodos compartiendo nuestras experiencias personales con gente en el otro lado del globo". No se descarta que se reduzca el tan de moda miedo al otro que tiene su máximo exponente en la xenofobia.
    "Afrontar un enemigo común es una fuerza unificadora muy potente. Es mucho más difícil ver a otro país, raza, religión o cultura como una amenaza cuando todos soportan los tiempos difíciles de una crisis global", apuntó Thomas Frey.
    Quedarse en casa puede convertirse en una nueva norma social, según el investigador.
    "Hay algo de terapéutico en quedarse en casa, darle al 'botón de pausa' de todo el estrés de la vida diaria y acurrucarte en tu propio caparazón", dijo.

    Cambios en sistemas de Defensa

    La pandemia provocará cambios en los sistemas de defensa de los países, es muy posible que vayamos a presenciar el abandono de los equipos militares pesados en favor de sistemas de defensa contra amenazas de carácter biológico, opinaron los expertos consultados.
    "La época de las armas pesadas y los equipos está llegando a su fin y lo biológico, lo cibernético y las guerras mentales están ya empezando. El concepto de amenaza y riesgo inminente está siendo reformulado alrededor de lo no intuitivo, lo no visible y las amenazas que no son obvias", aseguró Frey.
    Y esta era de lo "invisible" estará marcada por el uso de la inteligencia artificial de manera que los controles del territorio vía drones, sensores, controles faciales, de audio aseguren que "ningún germen, protozoo, virus o bacteria pase una frontera sin ser detectado".
    "La mayoría de países incrementarán sus redes de inteligencia artificial diseñadas para hacer que las amenazas invisibles sean visibles", explicó.
    Este escenario haría que sobre todo en Europa vayan a incrementarse las demandas "al derecho a ser digitalmente invisibles y al derecho a ser totalmente indetectable", consideró el analista.
    El académico de la Georgetown Bryan Alexander cree que esto llevará a cambios profundos en tratados comerciales, acuerdos de trabajo, en los estudios, cuyas reglas serán modificadas por razones de defensa biológica.
    De acuerdo con Business Insider, en estos momentos más de un tercio de la población mundial se encuentra encerrada en casa por el coronavirus, solo nos queda por ver si para bien o para mal las previsiones de los futurólogos se cumplen.

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