miércoles, 29 de abril de 2020

LA HORA DE LOS PATRIOTAS. POR MARÍA ALEJANDRA DÍAZ.

La hora de los patriotas

El pantano neoliberal avanza y asume distintas máscaras. Es hora de identificarlos, enfrentarlos y vencerlos. Necesario imponer el canon planetario patriótico profundo y existencial basado en Bolívar y recuperado por Chávez, donde los acervos, tradiciones, la tierra y la semilla, el nacionalismo, la empatía humana, la cohesión social e identidad nacional, la voluntad y el poder del pueblo como manifestación del Conatus, potencia alegre que supera y suprime la visión de enfermedad y muerte por la alegría de existir, sobrevivir y luchar son fundamentales.
Es impostergable identificar y develar los disfraces (sanitarismo, alimentación transgénica e ingeniería social) debajo de los cuales ocultan el plan del nuevo orden global. Son colaboradores del pantano todos aquellos que intenten atrofiar nuestros sistemas inmunológicos, generen pánico en la población y el colapso de los sistemas sanitarios bajo protocolos no acertados y sostengan la impostura de las reglas higiénicas y dogmas cientificistas que impiden ver la trama, el fraude de origen del modelo matemático del imperial college nutrido por datos e información sin rigor bioestadístico.
Son nuestros enemigos quienes impongan una agenda anti vida contraria a leyes cósmicas, espirituales y al libre albedrío, basada en deshabilitar códigos humanos de creación y lucha, para separarnos de la fuente y robarnos nuestra esencia, bloqueando nuestros sistemas inmunes para hacernos presas, esclavos de vampiros, parásitos farmacéuticos y argumentos pseudo científicos.
Todos los que tributen al modelo capitalista del desastre, que buscan desaparecer el Estado Nación, convertirlo en no interventor, ni regulador, un Estado no político sino instrumento de corporaciones e intereses transnacionales, no están con nosotros.
Aquellos defensores de un Estado que aplicando fórmulas ordoliberales abandona a su suerte al más débil, desprecian las políticas sociales de igualación y distribución equitativa, contrapeso o compensación a los perversos efectos económicos del monopolio y oligopolio, justifican la eliminación del modelo distribucionista por antieconómico y defiendan las leyes del mercado y su autorregulación, no defienden al canon patriota planetario.
Quienes desatiendan a los trabajadores, nieguen su derecho a simples y sustanciales salarios dignos, inicio y base necesaria de cualquier proyecto mínimo de justicia social y apuesten sólo a garantizarle un "mínimo vital" basado en el eufemismo de las necesidades y el merecimiento, sin mejorar su poder adquisitivo real, manteniéndolos en el umbral de asistidos permanentes (nuda vida y biopoder), segándoles sus derechos y su potencia como clase trabajadora, no están con nosotros en esta lucha existencial.
Todos los que dañen, mutilen, afecten al cuerpo social, impulsen el desarraigo, el eterno descontento, la inestabilidad y su gemela incertidumbre, operen a favor del reacomodo de intereses bastardos que nos desnaturalizan y convierten en siervos, esclavos, ablandados, doblegados, rebaño de animales en una "República" desdibujada, definitivamente son parte de la pestilencia desprendida de ese asqueroso pantano.
Aquellos que desechen lo humano, la semilla y su crecimiento natural (gewach, Sloterdijk) por privilegiar lo biotrónico, maquínico, lo artificial que intoxica (gestell, Heiddeger) y desnaturaliza generando enfermedades, disminuye y esteriliza la población en favor de una élite psicótica, y evitan se manifieste, reproduzca la autopoiesis, red de procesos que emergen de la interacción entre múltiples componentes que autoconservan el sistema (Maturana y Varela) de creación maravillosa, convirtiéndonos en un cuerpo social asistido, debilitado, enfermo: son nuestros enemigos.
Quienes desde el lodazal empleen armas conceptuales de doble vinculo usando lazos afectivos, manipulen emocionalmente, nos generen disonancia cognitiva, confusión, incertidumbre, mientras avanza el plan en contra de nuestra soberanía, paralizándonos para convertirnos en esquizofrénicos sociales, controlados permanentemente bajo una supuesta regularidad relativa y vigilada , no están con nuestra causa emancipatoria.
Nuestra opción, la única opción de los patriotas: existir o perecer. Identificar a quienes se ocultan y ejecutan el plan del charco: ofrecernos bálsamos coyunturales, privatizaciones salvificantes, utilitarismo encapsulado en lo políticamente correcto: discurso no beligerante o neutralizado, administrándonos dosis de migajas, justificando el saqueo y destrucción del modelo distribucionista, centro del conflicto por el reparto de los ingresos.
Todo aquello que destruya la justicia social, no es patriota, tampoco todo aquel que favorezca a los banqueros gánsteres y corporaciones saqueadoras, aquel que imponga leyes, protocolos, acuerdos en desmedro del poderío de la República, la salud y la vida, menos.
No son patriotas los incapaces, oportunistas, indecentes, corruptos y traidores. Quienes destruyan los acervos, tradiciones, la familia, la vida, la cultura y nuestra capacidad de pensar, son nuestros enemigos. Aquellos que destruyan la República y su patrimonio sobre recursos del suelo y subsuelo, la independencia y los proyectos nacionales, también lo son.
Es nuestra hora: luchamos o fallecemos. Basados en nuestra autoconciencia debemos lanzarnos sin miedo al porvenir, combatir el pantano neoliberal que amenaza con hundirnos en el excremento globalista tecnocrático. Usemos nuestro intelecto y coraje, recuperemos nuestro camino, consolidemos la libertad, la justicia social, la independencia verdadera, la democracia soberana, y la soberanía de los pueblos. No existe evasión en el cuerpo, por eso no podemos evadirnos ni evadirla. ¡Patriotas es nuestra única opción existencial!: evitar condenarnos por inautenticidad y falta de raíces, conciencia, voluntad.
MARÍA ALEJANDRA DIAZ
Constituyente



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