Por: Agencias-Aporrea |
Diciembre 28 de 2018.- El rey Salman de Arabia Saudí ordenó el jueves un amplio reajuste de altos puestos gubernamentales, incluso el nombramiento de un nuevo ministro de Relaciones Exteriores, casi tres meses después de un intenso escrutinio internacional por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi. Sin embargo, los cambios parecen consolidar aún más el poder del príncipe heredero mediante el nombramiento de asesores y miembros de la familia real considerados cercanos a él.
El rey también ordenó una reorganización de los dos consejos supremos del reino que supervisan asuntos relacionados con la economía y la seguridad, respectivamente. Ambos consejos están encabezados por el hijo del rey, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, cuyos poderes, incluidos los de viceprimer ministro y ministro de Defensa, no se vieron afectados en la reorganización.
Adel al-Jubeir, el ministro de Exteriores de voz suave desde 2015, fue reemplazado por Ibrahim al-Assaf, quien era ministro de Finanzas. Al-Jubeir fue designado al puesto de ministro de Estado para asuntos exteriores.
Al-Assaf ha fungido como ministro de Estado y ocupa un asiento en los consejos directivos del gigante petrolero saudí Aramco y el fondo soberano del reino, el Fondo de Inversión Pública. El príncipe heredero supervisa ambas entidades.
Los cambios, que impactan a varios ministerios clave, se dieron en momentos en que el rey y el príncipe heredero bin Salman, estaban por anunciar una reestructuración de gobierno después de que agentes saudíes asesinaran y desmembraran a Khashoggi dentro del consulado del reino en Estambul el 2 de octubre. Los asesinos han sido vinculados al príncipe heredero Mohamed bin Salman.
El rey emitió una serie de otros decretos, leídos en la televisión estatal, los cuales reemplazaron a los ministros de medios de comunicación y educación.
Turki Shabbaneh, un presentador de televisión saudí, fue nombrado ministro de medios de comunicación. Hamad al-Sheikh fue nombrado ministro de Educación.
Mientras tanto, el príncipe Abdullah bin Bandar_, hijo del príncipe Bandar Al Saud, que una vez fue embajador saudí en Washington, fue nombrado jefe de la Guardia Nacional. La misión principal de la fuerza es proteger a la familia gobernante de Al Saud. El príncipe Abdullah había sido vicegobernador de La Meca.
Un cambio significativo afecta a un colaborador cercano del príncipe heredero: Turki al-Sheikh, que fue nombrado jefe de la Autoridad General de Entretenimiento del reino, un organismo creado en los últimos años para ayudar a organizar y promover conciertos y otros eventos que estuvieron prohibidos durante mucho tiempo en el país conservador.
Al-Sheikh, que se sabe que es cercano al príncipe heredero, fue sustituido como jefe de la Autoridad Deportiva por el príncipe Abdulaziz bin Turki al-Faisal.
El nombramiento de Al-Sheikh como jefe de Entretenimiento significa que ya no supervisa un organismo de ciberseguridad y programación dirigido por Saud al-Qahtani, un asistente cercano al príncipe heredero que fue despedido de su puesto y sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por ayudar a dirigir el complot en Estambul que condujo al asesinato de Khashoggi.
Khashoggi era un columnista del periódico Washington Post que solía criticar al príncipe heredero en sus escritos. Bajo intensa presión internacional, el reino reconoció recientemente que el plan fue orquestado por altos agentes saudíes cercanos al príncipe.
El reino ha rechazado que el príncipe heredero haya tenido algo que ver en el asesinato de Khashoggi.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha mostrado renuente a criticar al príncipe heredero, a pesar de que funcionarios estadounidenses de inteligencia concluyeron que él cuando menos estaba al tanto de la conspiración. Trump ha elogiado los acuerdos de venta de armas a los saudíes por miles de millones de dólares y les ha agradecido por venderle petróleo a mejores precios.
El pasado 17 de diciembre, el gobierno saudí emitió una refutación inusualmente fuerte al Senado estadounidense, rechazando una resolución bipartidista que culpó del homicidio de Khashoggi directamente al príncipe heredero saudí, la cual describió como una "intromisión" en los asuntos del reino.
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