La experiencia que tiene China en ser 'humillada' por las potencias occidentales, así como tener una cultura que valora la paciencia y la planificación a largo plazo podrían ser los factores clave para que Pekín resista la presión económica de Washington, enfocada en 'resultados inmediatos', opina un economista chino.
Trump amenazó con introducir nuevas tarifas arancelarias, en adición a las tarifas ya impuestas, a las importaciones chinas por un valor de 267.000 millones de dólares en caso de que China no cumpla con las demandas de EEUU.
El secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, aprovechó la declaración para invitar a los representantes chinos a participar en otra ronda de negociaciones en Washington, pero China mostró poco interés por esta propuesta.
Wei Yen escribe en su artículo para el periódico South China Morning Postque actualmente China se mantiene a la espera. Semejante conducta está arraigada profundamente en la cultura y las tradiciones chinas.
Según el experto, la típica respuesta de Pekín a todas estas amenazas y propuestas, que suenan desde Washington, podría ser un intento de posponer la guerra comercial. China tomará esta pausa para consolidar su postura en las futuras negociaciones con EEUU.
Sí, actualmente EEUU está en una posición más ventajosa. La economía del país norteamericano está creciendo, el mercado de valores muestra los indicadores más altos de los últimos años. Sin embargo, Wei Yen considera que los ánimos de los inversores varían con rapidez y los nuevos aranceles son capaces de "poner patas arriba los estados de ánimo".
El arancel del 10% ya impuesto a las importaciones chinas por un valor de 200.000 millones de dólares afecta casi el 40% de los bienes de consumo y una imposición similar de aranceles es capaz de hacer disparar los precios en EEUU en el momento más inconveniente: la temporada de compras navideñas.
© REUTERS / PETAR KUJUNDZIC
Al imponer aranceles más duros sobre China, Trump buscará obligar al país asiático a aceptar todas las demandas que fueron planteadas por EEUU, incluidas las que exigen consolidar la protección de la propiedad intelectual. No obstante, este método puede afectar al mismo país norteamericano, considera Wei Yen.
"Cuando China fue humillada por las potencias occidentales hace un siglo [durante las guerras del opio] se usaron tácticas similares, cuando el país era débil y su Gobierno era corrupto. Sin embargo, esto era entonces y ahora la situación es completamente diferente. China ya no es débil y la corrupción está bajo control", escribe el autor.
Wei Yen considera que Washington será incapaz de "terminar con dignidad su juego" contra China porque no conoce las peculiaridades del carácter chino. Según el experto, los chinos son propensos a "buscar el balance en todas las cosas".
"Ellos prefieren tomar soluciones mutuamente beneficiosas y no las que permiten al ganador llevárselo todo. Además, optan por solucionar problemas comunes y solo después de eso se encargan de las diferencias. La razón detrás de esta conducta es la siguiente: una persona que toma una posición extrema corre más riesgo de perder el equilibrio y de ofrecerle a su oponente una ventaja", recalca.
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Para Wei Yen, actualmente el tiempo juega a favor de Pekín. Los chinos tienden a pensar a largo plazo; son expertos en usar demoras como táctica para hacer frente a sus adversarios en una confrontación. Si su enemigo es demasiado fuerte los chinos optarán por evitar combates directos o montarán una guerra de guerrillas.
"El mundo de Trump es muy diferente. En este mundo las simples soluciones son buenas para problemas complejos y solo una persona dura puede ganar. Este es el enfoque que el mandatario estadounidense utilizó para administrar su imperio de negocios en el pasado y este es el que utiliza ahora para gobernar. Según Trump, el ganador se lleva todo y el perdedor tiene que rendirse", escribe.
Pero si el mercado de valores del país norteamericano se desploma a causa de la reducción de ingresos de sus corporaciones y el crecimiento de precios de consumo afecta a sus ciudadanos, la situación cambiará. Y este será el momento cuando la paciente China podrá empezar negociaciones serias con EEUU acerca de las causas que llevaron a esta guerra comercial, concluye.
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