lunes, 27 de agosto de 2018

¿A QUÉ JUEGAN LOS BANCOS CENTRALES?



Durante los últimos cuarenta años, los bancos centrales han conseguido un poder que antes solo podían soñar: tienen en sus manos la facultad de emitir moneda y determinar los tipos de interés, gracias a lo cual pueden crear periodos de prosperidad y de depresión. Teniendo herramientas tan poderosas, los BC podían, sin problema crear burbujas y estallarlas a su antojo. Esto provoca que menos de un 1% de la población, gracias al acceso a información privilegiada, sea capaz de generar una riqueza inimaginable. Desde el año 1971, cuando se abandonó el estándar oro, los bancos centrales tienen un poder nunca visto antes para controlar a la población. Para ello, era necesario convencer a todo el mundo de que los bancos centrales tienen que ser independientes, es decir, independientes de la sociedad.
Después de haber dejado a un lado el estándar oro, el poder, tanto de los bancos de inversiones, como de los bancos centrales, sigue aumentando. Los privilegios y, por consiguiente, la imprudencia de los bancos causaron la crisis del año 1998. El punto de inflexión ha sido la quiebra del fondo de inversión Long Term Capital Management, que fue gestionado por dos premios nobel. En vez de dejar caer a la institución, fue rescatado debido a la influencia de los lobbies. El mensaje para los gestores financieros fue claro: no importa el riesgo que asumáis, os vamos a rescatar. Al fin y al cabo, nosotros somos los que mandamos aquí.
Este tipo de pensamiento ha causado las siguientes crisis de los años 2001 y 2007. Tanto los bancos como los gobiernos han actuado todo el tiempo de la misma forma. El estado rescataba a las instituciones financieras a costa de los contribuyentes. Por su parte, los bancos centrales bajaban los tipos de interés y proporcionaban a las instituciones financieras tanto capital como hiciera falta y más. Las acciones que causaron la crisis iban a ayudar a la economía.
Con cada crisis, la escala del peligro de arruinar el sistema al completo aumentaba cada vez más. Después de la crisis del año 2007, los bancos centrales del mundo occidental han empezado a bajar los tipos de interés y a aumentar la masa monetaria en una escala a priori inimaginable. La diferencia entre la crisis del año 2007 y las anteriores es que los gobiernos han dado a los bancos centrales luz verde para hacer lo que sea necesario con el objetivo de combatir las crisis que ellos mismos han causado.
Hasta el año 2008, la tarea principal de los bancos centrales fue proporcionar capital a los bancos comerciales. No obstante, la última crisis fue tan grande que los mismos gobiernos, o mejor dicho los contribuyentes, han comprado gran parte de los productos tóxicos, y por consiguiente, se han endeudado drásticamente para estimular la economía. Los casos, tanto de Japón como de otros países, han demostrado que este tipo de acciones no da el resultado esperado.
En todos los casos, para financiar los gastos había que obtener el capital y la subida de los impuestos no entraba en el juego. Por consiguiente, la única manera de hacerlo era endeudarse aún más. Los inversores conocían perfectamente el mal estado de la mayoría de los países. No era algo sorprendente que no quisieran prestar su capital y comprar bonos de países arruinados. En condiciones normales, cuanto peor es la situación del prestatario, más intereses tiene que pagar para recompensar el riesgo. Es un mecanismo del mercado para parar a los países demasiado endeudados y evitar su quiebra.
Los bancos que conocían la situación han decidido entrar en juego y han empezado a ceder créditos baratos a los países arruinados. Este tipo de comportamiento se llama monetización de la deuda. En el pasado, dichas prácticas fueron usadas en países del tercer mundo y siempre acababan con hiperinflación. No obstante, esta vez los bancos centrales, bajo la supervisión del Banco de Pagos Internacionales (BPI) han empezado a destruir las monedas a la vez, para evitar que los inversores muevan el dinero a los países ¨seguros¨ generando así un pánico en los mercados financieros.
El FED comenzó el primer aumento drástico de la masa monetaria nunca conocido hasta entonces, y seis meses después el Banco de Inglaterra hizo lo mismo. El Banco Central Europeo empezó en el año 2011, después de la tormenta relacionada con la deuda italiana, española, portuguesa y griega. Los alemanes, después de la palabras del Presidente del BCE Mario Draghi: ¨whatever it takes¨, han dado permiso para destruir la moneda comunitaria, con el objetivo de ayudar a los bancos alemanes y franceses, que a su vez tenían activos en los países de Europa meridional.
Hay evidencias que muestran como los bancos centrales destruían la moneda de manera coordinada para salvar el sistema monetario, resultado así ser lo más beneficiados. Durante doce meses, los bancos centrales han comprado activos por valor de 2,5 billones de dólares. La compra ha sido financiada con la creación de moneda. La escala del aumento de la masa monetaria es mucho más grande que lo que indica los datos oficiales. El FED sostiene que ha dejado de comprar bonos americanos en el año 2014, no obstante, mirando lo que está ocurriendo en los mercados financieros, podemos pensar lo contrario.
Oficialmente, el FED no compra bonos desde hace dos años, y a su vez los otros bancos centrales hacen lo mismo. No obstante, el gobierno americano ha aumentado su deuda en casi tres billones de dólares, además, la rentabilidad de los bonos ha bajado de un 2,4% a un 1,7%. Debo recordar que la bajada de la rentabilidad significa un aumento de la demanda de bonos y una subida del precio de los mismos. Mientras el mundo entero se deshace de los bonos americanos, el gobierno de los Estados Unidos emite bonos por valor de 1,5 billones de dólares al año. ¿Cómo es posible entonces que el precio de los bonos pueda subir?
Solo existe una explicación. En el mercado se encuentra un comprador que adquiere masivamente los UST (las siglas de los bonos americanos) que luego vende a los demás. Supongo que este comprador misterioso se llama Exchange Stablization Fund, que no se encuentra bajo ninguna supervisión. ¿De dónde saca el dinero para comprar bonos por valor de 4 billones de dólares? Probablemente, del FED. Al fin y al cabo, el FED está fuera de cualquier control. Durante los interrogatorios ante el congreso en el año 2010, Ben Bernanke ha dicho que el Banco Central americano ha creado unos 16 billones de dólares y se los ha prestado a los bancos americanos y europeos He de recordar que el jefe del FED no sabía exactamente a quién se lo prestaba. Además, no veía nada malo en el hecho de que haya creado un capital equivalente al PIB de los Estados Unidos.
Con mucha probabilidad, podemos asumir que el aumento real de la masa monetaria  no oscila en torno a unos 200.000  millones de dólares al mes, sino a unos 350.000-400.000 millones de dólares. Si para alguien mis supuestos suenan un poco a teoría de la conspiración y piensa que solo deberíamos utilizar los datos oficiales, le recomiendo examinar a quién pertenece la mayor parte de los activos comprados durante el programa del aumento de la masa monetaria (QE). Resulta que a los cuatro bancos centrales más grandes del mundo, es decir, el FED, el BCE, el Banco de Japón y el Banco Popular de China pertenecen casi un 75% de todos los activos que poseen todos los bancos centrales en el mundo.
En el momento en el que el BPI puede influir en la política de simplemente estas cuatro instituciones, puede de manera controlada destruir el valor de las monedas y manipular sus cursos y los precios de muchos activos. He afirmado muchas veces que los precios tan altos de las acciones se deben al aumento de la masa monetaria. A pesar de que el FED oficialmente no ¨imprime¨ dinero, las acciones americanas se mantienen en niveles muy altos. La verdad es que no lo necesita. Basta con que otro banco central las compre y no necesariamente directamente.
Si el Banco de Japón compra acciones en la bolsa en Tokio, alguien tiene que venderlas. Si lo inversores venden las acciones japonesas, tienen efectivo y buscan otro sitio para invertir, así que compran acciones en otras partes del mundo como en los Estados Unidos o en Europa. Por ejemplo, el Banco Nacional Suizo destina mucho dinero para comprar acciones de las más grandes compañías de la bolsa americana. Por otra parte, el Banco de Japón tiene un 60% de todos los ETF cotizados en la bolsa en Tokio.
La siguiente gráfica demuestra la escala de las intervenciones de los Bancos Centrales. Tanto los balances del FED como del Banco de Inglaterra están en niveles máximos. Originalmente, los Bancos Centrales tenían que garantizar la estabilidad monetaria. Obviamente no han hecho su trabajo de manera correcta, pero lo que es peor, ahora se parecen a los fondos de inversión, con la salvedad de que tienen disponible dinero de manera ilimitada.
El drástico aumento de la deuda
La mayoría de las intervenciones relacionadas con la compra de bonos estatales significa un aumento de la deuda de los países. A finales del año 2007, el endeudamiento medio de los países desarrollados se encontraba en niveles del 69% respecto al PIB; siete años después ya representa un 104%. Seguramente, hoy en día ya se encuentre en niveles del 110-115%, y lo que es peor: sin contar algunas excepciones, todos los países aumentan su deuda, como si el hecho de endeudarse no fuera nada malo. La gran mayoría de la deuda está atesorada por los Bancos Centrales, que son lo más grandes acreedores de los ¨países soberanos¨. En el momento en el que no se puedan posponer más los problemas relacionados con el excesivo endeudamiento, los gobernantes recibirán la propuesta de amortizar la deuda. La cuestión es, ¿qué concesiones tendrán que hacer a cambio? ¿Entregar lo poco que quede de verdadera soberanía?
Conclusiones
Debido a que los bancos centrales han mantenido tipos de interés muy bajos y que han comprado deuda soberana durante los últimos ocho años, se han quedado sin herramientas para estimular la economía. La compra de bonos de los países, que supuestamente iba a proteger a los países ante la quiebra, ha causado aún mayor endeudamiento. Actualmente, la única solución razonable que queda para los banqueros es la creación de una inflación de dos dígitos y mantener los tipos de interés en niveles muy bajos. Quizás así se pueda reducir la deuda. El problema es que siempre existe el peligro de que el sistema financiero colapse. Un ejemplo es el LIBOR, que sigue creciendo y a su vez, baja la liquidez. ¿Podrán los “magos” de Basilea, donde se encuentra el BPI, controlar la situación o vamos a ser testigos del desplome en el mercado de las acciones y los bonos?  Credito.  Trader 21

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