Germán Saltrón Negretti 25-11-2017
El Representante Permanente de la
República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas y
otros Organismos Internacionales con sede en Ginebra, embajador Jorge Valero,
precisó que “...hoy tenemos una economía mundial global y fragmentada y que
ocasiona una volatilidad financiera que contribuye a acentuar más las
desigualdades”. Durante la exposición que presidió Venezuela, denominada Deuda
por el desarrollo: ¿sigue siendo esta una opción válida en esta época de
incertidumbre?, realizado en el contexto de la XI Conferencia sobre la Gestión
de la Deuda de la Unctad, indicó que “… a lo largo de la historia la deuda ha
sido un instrumento para el crecimiento económico de ciertos países. En otros
casos, se ha convertido, más bien, en un obstáculo estructural para el
desarrollo”.
Valero citó los conceptos de Juan Pablo
Bohoslavsky, quien es experto independiente de la ONU, sobre las consecuencias
de la deuda externa y las obligaciones financieros internacionales conexas de
los Estados para el pleno goce de todos los derechos humanos. “...Según
Bohoslavsky, el 8% más rico de la población del mundo recibe la mitad del
ingreso mundial. En 2015, el 1% más rico de la población mundial poseía más del
50% de la riqueza del mundo, cuando en 2010 era del 44%”, precisó. Calificó
como “perniciosa” la actividad de entidades comerciales privadas con los
llamados “fondos buitres”, los cuales mediante artimañas leguleyas y
especulativas obligan a países deudores a desviar recursos financieros,
menoscabando la posibilidad de que los gobiernos puedan cumplir con sus
compromisos en materia de derechos humanos.
Este escribidor sostiene que los
llamados “paraísos fiscales” agravan el problema porque permiten a las empresas
y personas naturales esconder sus riquezas eludiendo el pago de impuestos. Esa
extraterritorialidad (offshore) oculta todas las actividades económicas de los
gigantes corporativos eludiendo todas sus obligaciones fiscales. La revista The
Economist calcula que en los paraísos fiscales se encuentran 20 trillones de
dólares, ubicándose en plazas financieras que controlan estos recursos en el
estadounidense estado de Delaware y en Londres. Las islas sirven así como
localización legal y de protección en términos de jurisdicción, fiscalidad e
información, pero la gestión es realizada por los grandes bancos. Esto
representa un gigantesco fraude fiscal contra la humanidad y debería ser
considerarse como una violación masiva de los derechos humanos y condenados y
confiscados por la ONU para con ese dinero combatir la hambruna mundial.
germansaltronpersonal@gmail.com Caracas. Publicado en el diario Correo del
Orinoco.
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