Rusofobia: odio en auge.
Desde el comienzo de la operación militar de Rusia en Ucrania, muchos rusos étnicos residentes en países occidentales han sido objeto de discriminación, acoso o agresión física, en una ola de rusofobia impulsada por los medios de comunicación y políticos occidentales.
Algunos rusos residentes en Países Bajos denuncian haber sido despedidos de sus trabajos solo por su nacionalidad, a otros se les ha negado el alquiler de un apartamento o han sido desalojados por la fuerza sin previo aviso. Incluso niños están siendo agredidos en las guarderías y escuelas por sus compañeros o profesores. En Italia, algunos bancos cerraron sin previo aviso las cuentas de varias personas debido a su nacionalidad.
Los defensores de los derechos humanos recomiendan registrar los incidentes de discriminación y acudir a los tribunales. "La mayoría de las constituciones de los países occidentales establecen que no se puede discriminar a un ciudadano por su nacionalidad o raza", recuerda el vicepresidente de la sección rusa del Comité Internacional para la Defensa de los Derechos Humanos, Iván Mélnikov.
¿Discriminación como ideología nacional?
No obstante, en la actualidad ni la Policía ni la Justicia de diversos países occidentales parecen estar dispuestas a defender los derechos de los rusos, en tanto la discriminación por origen étnico está volviendo a ser parte de la ideología nacional en naciones como Islandia, Alemania, Países Bajos, Italia o Francia.
Los templos e instalaciones de la Iglesia ortodoxa rusa también han sido blanco de rusofobos y nazis en Europa. Las embajadas de Rusia han habilitado líneas telefónicas para recibir denuncias de discriminación o agresión, sin embargo, incluso los diplomáticos se ven amenazados por la violencia. Así, las sedes diplomáticas rusas en varios países europeos han sido blanco de ataques en presencia de policías.
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