NAUFRAGOS A LA BUENA DE DIOS
· La ultra derecha venezolana, hoy con
su dirigencia en auto-exilio ha fomentado el odio y el repudio contra sus
propios connacionales.
·
Al
actuar de esta manera contra los
venezolanos el gobierno de Trinidad y Tobago ignora su propia historia
Jesús
Sotillo Bolívar. Profesor de la UCV
Hemos recibido la buena noticia del rescate de 16 niños y nueve mujeres, que habían sido
deportados por el gobierno insular de Trinidad y Tobago, que sin ninguna
consideración humanitaria, lanzó al mar en un bote maltrecho, esos niños y esas mujeres, que por su
condición, cuentan con protección del Derecho Internacional Humanitario y del
Derecho Público Internacional.
A la buena de Dios, fueron expulsados y forzados a naufragar,
hecho, que según declaraciones del Ministro de Seguridad de Trinidad y Tobago,
Stuart Young, y esto es insólito, el
desconocía , pero al enterarse del hecho, no lo condenó, sino que se limitó a
decir, que a los niños debería pedírseles la partida de nacimiento.
Ahora bien, surge una pregunta inmediata, como es posible que
un gobierno, que forma parte de las organizaciones regionales e
internacionales, que promueven la defensa de los Derechos Humanos, pueda
realizar una acción tan inhumana, tan desproporcionada y no hay ninguna
reacción para censurarla, iniciar investigaciones y determinar
responsabilidades.
Es posible que estos niños y mujeres venezolanas, hayan
salido del país, buscando quizás nuevas expectativas de vida, eso no lo podemos
negar, pero eso no es causa para tamaño maltrato por parte de las autoridades
de Trinidad y Tobago, porque incluso, a los prisioneros de guerra según los
convenios internacionales debe garantizarles determinados derechos incluido,
por supuesto, el de la vida.
Desconocían las autoridades insulares el riesgo de muerte que
corrían estos niños y mujeres venezolanas, lanzadas al garete o es tanto el
odio que tienen a nuestros nacionales que se obnubilan y sin vacilar los
fuerzan a naufragar, a pesar de las graves consecuencias que esto podía tener
en la humanidad de los deportados.
Para que solicitar la partida de nacimiento de los niños,
sería que pensaban redactar por adelantado un acta de defunción colectiva y
luego acusar al gobierno venezolano por el naufragio.
La conducta del gobierno insular de Trinidad y Tobago, no
tiene nombre, es difícil encontrar en calificativo apropiado para endilgárselo,
pero en el fondo creo que está motivado
por un profundo odio, odio, que sectores de la ultra derecha venezolana han
cultivado y fomentado en el exterior contra sus propios connacionales.
Debemos recordar, y está prohibido olvidar, que Julio Borges,
fugado del país, por atropellar con su carro a un niño y tratar de evitar que
se le aplicara la justicia, declaró desde Colombia(2017) a toda la prensa
internacional que: “La emigración venezolana era una enfermedad contagiosa”. Es decir, utilizó a la mediática
internacional para descalificar y estigmatizar a sus propios connacionales, a
los cuales acuso de ser corresponsables en los países que los recibían de
“Crimen organizado, militarismo, para militarismo, tráfico de drogas y
terrorismo”, Pidiendo además, a los países donde llegaban los venezolanos, que
tomaran medidas al respecto, para evitar el contagio.
Igual lenguaje, y estigmaticen
ha sido vertida por la plaga de ultra derecha fugitiva, que desde el exterior
estimula esta especie de xenofobia contra los venezolanos. Al parecer las
autoridades insulares de Trinidad y Tobago, han seguido al pie de la letra las
indicaciones de Julio Borges y la costra de auto-exilados. Para ellos, pedimos
se aplique la normativa internacional que expresamente condena y prohíbe el
fomento del odio contra cualquier grupo racial o nacional. Formalmente,
Venezuela debe solicitarlo.
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