Entre 'magazolanos' y el voto duro: los escenarios que se abren en las parlamentarias de Venezuela
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Las parlamentarias en Venezuela se celebrarán este 6 de diciembre y cierran un conjunto de eventos electorales en el continente.
Su realización marca un punto culminante del largo debate generado a lo interno de la oposición, sobre la necesidad de asistir o no al evento, que dejó como saldo el incremento de la división que ya es más cercana a una fragmentación general.
Con pocas probabilidades, la oposición moderada intenta una sorpresa electoral que pueda posicionar a una nueva oposición al gobierno, ubicada fuera del espectro radical impulsado desde Washington y Florida, e impida por la vía política (no violenta) que las fuerzas chavistas sean mayoría en los poderes públicos.
La mayoría parlamentaria que perdió el chavismo en las legislativas 2015 podría recuperarla sin mayores obstáculos debido al llamado a la abstención al que se ha plegado casi todo el liderazgo opositor, sin aclarar su estrategia para lograr objetivos concretos fuera del sistema electoral existente. Especialmente después de la inefectividad política del 'interinato' de Guaidó y el fracaso de todos los intentos rupturistas.
El triunfo electoral del chavismo en la cita supone para el partido de gobierno tomar el único poder público que le era esquivo y prolongar su poder, en tanto la nueva Asamblea Nacional tendrá la facultad de nombrar casi todos los poderes públicos. Los rectores del Consejo Nacional Electoral, el fiscal, el contralor y el defensor del pueblo elegidos culminarán sus períodos en el segundo lustro de esta década, y los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia permanecerán, según la Ley, hasta entrada la década de los '30.
Una vez vertebrados los nuevos poderes públicos, si la oposición tradicional decide volver al escenario electoral, tendrá que someterse a la estructura que salga de estos comicios.
Será bastante tarde
Algo similar ocurrió en 2005 cuando las fuerzas opositoras consensuaron la línea abstencionista, proceso que culminó con una mayoría del chavismo que le permitió gobernar establemente incluso cuando perdió elecciones, debido a que tenía la mayoría holgada de cargos en los poderes públicos.
En las presidenciales de 2018 la oposición convocó nuevamente a la abstención. Y el presidente, Nicolás Maduro, logró su reelección sin obstáculos.
Muchos países no reconocieron estas elecciones y utilizaron una confrontación abierta con el Gobierno venezolano que ha incrementado la crisis económica existente, pero no ha debilitado al gobierno.
Ni la abstención de 2005, que fue de 85 %, ni la de 2018, que fue de 54 %, lograron desestabilizar al poder constituido y el objetivo de la "deslegitimación" sigue siendo un constructo muy abstracto que nada tiene que ver con el poder efectivamente existente.
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