14:51:00 Barometro Latinoamericano
Por Gaspar Velásquez Morillo:
Caso: Venezuela.
“…las Fuerzas Armadas estadounidense -a la hora de seguir explicando la anatomía del poder en EE.UU. - aparecen los portentosos medios de comunicación -tantos los del Estado y gobierno- como los medios de comunicación que responden a los intereses de esas empresas económicas financieras y son a dichas empresas que le corresponden el bastión de la guerra de la información, la guerra psicológica, con sistemáticas campañas, sustentadas por los insumos que les remitan desde estos centros de investigación o fundaciones “académicas” (...) De lo demás, de la operatividad y concreción de objetivos, se encarga la respectiva embajada estadounidense”.
¿La administración de Donald Trump perdió la compostura? ¿Le valida su supremacía universal contar con muchas y poderosísimas bases militares en 177 países del mundo?
A ver: detrás de cada pensamiento hegemonista de EE.UU en el mundo, está un centro de investigación, o una fundación, ese centro o fundación son fachadas de universidades, esas universidades son financiadas por empresario o pool de empresarios, esos empresarios responden a una concepción filosófica y política del mundo, ese holding de empresas financian a determinados “líderes o lideresas” o corrientes partidistas en el seno de las instancias gubernamentales o parlamento estadounidense, y el capital interno norteamericano conjuntado con el internacional subvenciona y/o cotizan el monto a cada participante de los lobby que hacen vida “normal y corriente” en la escena política de las administraciones gubernamentales estadounidense y se convierten a la vez en grupos de presión, son instancias de peso y contrapeso a cualquier gestión gubernamental o toma de decisión, tanto de política interna como internacional.
Así como existe el encadenamiento político, económico, filosófico aludido de las élites económicas financieras de EE.UU. el brazo articulador se extiende hasta el ámbito militar y vemos a altos mandos que cumplen al pie de la letra los postulados que emanan desde estas fundaciones o centro de pensamiento, que como decíamos, obedecen a universidades que son financiadas por sectores económicos financieros, que se hacen entre ellos mismos pesos y contrapeso, para estar en el mero corazón de las tomas de decisiones y favorecer intereses específicos económicos financieros; pues esos mandos militares, a la postre, una vez cumplido su papel dentro de las Fuerzas Armadas estadounidense pasan posteriormente a tomar un papel activo en la política de las distintas administraciones norteamericanas, avalando las políticas guerreristas ya sean de los partidos, republicano y demócrata.
Además de las Fuerzas Armadas estadounidense, a la hora de seguir explicando la anatomía del poder en EE.UU, aparecen los portentosos medios de comunicación -tantos los del Estado y gobierno- como los medios de comunicación que responden a los intereses de esas empresas económicas financieras y son a dichas empresas que le corresponden el bastión de la guerra de la información, la guerra psicológica, con sistemáticas campañas, sustentadas por los insumos que les remitan desde estos centros de investigación o fundaciones “académicas” a que hemos hecho referencia. De lo demás, de la operatividad y concreción de objetivos, se encargan las respectivas embajadas estadounidenses.
En Venezuela intentaron hacer lo mismo, colocar en la escena política y en la pantalla de los medios de comunicación privados a “voceros académicos” para defenestrar a la Revolución Socialista Bolivariana, activaron, academias, gremios de profesionales, asociaciones de rectores, entre otras piezas de armario o de utilería, sin resultado algunos; en Venezuela atipicidad de la ultraderecha no tienen paragón, las empresas encuestadoras están y cogen más escena política y mediática que las propias autoridades de derecha universitaria; consciente se ha de estar, ya que esas encuestadoras medran de los cheques que gira el Imperio, y siempre tratan de insuflar ánimo a la menguada membrecía opositora, con la reiterada retórica: -ahora siiii…! –ahora sitio…! Curioso, ¿verdad?
A pesar de los abultados problemas sociales que se incuban en el seno de la sociedad estadounidense, 43 millones de habitantes paulatinamente depauperados, una clase media que sufre los rigores de políticas elitista de las administraciones de turno, sobre los 50 millones de personas consumidores de estupefacientes y psicotrópicos, a los cuales hay que garantizarle los suministros, caso contrario, sería peor que dejar por más de 24 horas sin electricidad a New York, también hay una merma de electores por la falta de credibilidad de un sistema electoral anacrónico y vetusto.
El Imperio de desenvolvió a sus anchas en otras latitudes y cuando giró y retomó la importancia de América Latina y el Caribe, tomó de nuevo el garrote y palmeó en el pecho al liderazgo gubernamental latinoamericano y caribeño y les leyó la cartilla, pues con la Revolución Bolivariana se les atascó el hueso en la garganta, así como otras incipientes revoluciones que están hablando con voz propia, guiadas con el ejemplo imperecedero de la Revolución cubana.
Ya verá el Imperio cuando los pueblos de América Latina y el Caribe empiecen hablar con voz propia.
Imperio norteamericano sepulta a la ultra derecha caribeña.
Las administraciones estadounidenses, después del estruendoso fracaso del golpe de Estado en Venezuela en el 2002, que fue una victoria imperial cantada antes de tiempo e implementada por los centros, fundaciones y universidades estadounidenses que emanaban como “serias investigaciones”, que la Revolución en Venezuela caería como una fruta madura, a tal fin utilizaron diversas modalidades en un contexto complejo, se dieron el toupé desde secuestrar a presidente y dejarlo en pijama en otro país, instrumentalizan golpes parlamentarios, chantaje, presión, asfixia financiera, bloqueo, golpes blandos, derrocamientos de gobiernos en otros países sin la activación directa de fuerzas militares.
Con la Revolución Socialista Bolivariana van en escala con sus perversos catálogos que ya no utilizan de intermediarios a los partidos apátridas, ni a los líderes de estas instancias, ya la propias y máximas autoridades de la administración Trump y hasta el propio presidente, son veceros directos y se alternan la responsabilidad de hacer fenecer a la Revolución en Venezuela.
La ultraderecha que es ya donde confluyen los frustrados sectores políticos apátridas en Venezuela son convertidos en servilletas y cada día el propio Imperio le coloca cada vez más alta la vara que tienen que saltar y sumisos todas y todos aceptar su desplazamiento de la escena política y cada día se les hará más difícil convencer a las propias membresía, de lo acertado de las políticas del Imperio para con Venezuela, puesto que se afecta a todas y todos por igual, cómo le costará luego para las elecciones parlamentarias el 2020, convencer al electorado para que le beneficien con el voto a Primero Justicia, AD, COPEI, Nuevo Tiempo, como al resto de la plantilla de fascistas; la Ultraderecha apátrida se juega la vida y la ofrendará en pos de los intereses exclusivos de EE.UU. por ello que para no desgastarse en explicaciones a un potencial electorado, o al país decente, se embadurna de la pestilencia sumisión imperial y se anota sin disimulo, a un golpe de Estado, magnicidio, invasión, y a las disimiles modalidades de muerte pero quien dé la cara o hablé por ellos, que sea el Imperio, mientras ellos buscan congraciarse y disputarse las migajas que le puede dar el Imperio; puede decirse que con la hipoteca política que hace la Ultraderecha de su destino político, ha de surgir nuevas posturas desde su seno que sin renunciar a su concepción sobre el modelo de desarrollo, tienen carácter nacional, pero eso será un esfuerzo sobrehumano si queda alguien en el espectro político de derecha en el país que exprese por cuenta propia su concepción de desarrollo y bienestar de la población en general como lo ha hecho la Revolución Socialista Bolivariana.
gasparvelasquez4824@gmail.com
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