Por: Luis Britto García |
La última vez que una potencia extranjera designó mandatario en nuestro país fue cuando José Bonaparte, invasor de España, envió a Vicente de Emparan con el flamante nombramiento de Capitán General de Venezuela.
El 19 de abril de 1810 el pueblo desconoció al mandatario y lo devolvió para la Madre Patria. .Desde entonces los venezolanos nombramos y deponemos nuestros mandatarios.
En los países parlamentaristas se estila que el jefe del Ejecutivo sea designado por el Poder Legislativo. En países presidencialistas, como Venezuela, el Presidente es elegido por votación universal, directa y secreta de todo el electorado.
Dispone el artículo 194 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que "la Asamblea Nacional elegirá de su seno un Presidente o Presidenta, un Secretario o Secretaria y un Subsecretario o Subsecretaria fuera de su seno, por un período de un año". Ningún artículo la autoriza para elegir Presidente de la República.
En ninguna parte la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dispone que la Asamblea Nacional pueda elegir Presidente de la República, ni que el presidente de dicho cuerpo Legislativo pueda autoproclamarse Primer Mandatario.
Todavía menos puede hacerlo una Asamblea Nacional despojada de sus facultades por la declaratoria de desacato sentenciada por el Tribunal Supremo de Justicia.
Dispone el Artículo 138 de la Constitución que "Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos". Por consiguiente, todo acto de una fracción del Poder Legislativo para designar Presidente de la República o asumir tal cargo es usurpación ineficaz y nula.
"Votado por nadie" llamó Eduardo Galeano al dictador Carmona Estanga.
Elegido por ninguno es un presidente de la Asamblea Nacional que se autonombra Presidente de la República con 110 votos de diputados opositores, contra el Presidente Maduro, elegido con 6 245 862 sufragios, el 67.84 % de los votantes.
Todavía más nulo, ineficaz e injerencista es cualquier acto de gobiernos extranjeros para reconocer usurpaciones o reputarlas legítimas.
Y más írrito el reconocimiento de un supuesto mandatario por twitter o redes sociales.
Recordemos que Carmona Estanga fue reconocido de manera instantánea por Estados Unidos, por España y por la presidencia de la OEA, que lo trató de "Ilustre", y recordemos dónde fue a parar.
El intento de imponer un presidente títere por Estados Unidos es pura y simplemente un acto de agresión abierta, la culminación de una ininterrumpida y atroz serie de agresiones, que no puede quedar sin respuestas.
En el orden interno: sanciones contra autores y cómplices de usurpaciones y otros actos contra la Constitución y las leyes; cese de las acciones judiciales contra sindicalistas que luchan por sus derechos laborales; neutralización del aparato paramilitar que ocupa nuestro territorio y ejecuta oleadas terroristas; radicalización de la Revolución para la defensa, y medidas contundentes contra la Guerra Económica, de acuerdo con el artículo 114 de nuestra Carta Fundamental: "El ilícito económico, la especulación, el acaparamiento, la usura, la cartelización y otros delitos conexos, serán penados severamente de acuerdo con la ley".
En el orden externo: reciprocidad con aliados y agresores. Cierre de la frontera que alimenta la economía de un gobierno vecino agresor. Denuncia del Acuerdo de Cartagena, que establece el libre comercio con él, y a través de él con Estados Unidos. Denuncia de los Infames Tratados contra la Doble Tributación, en virtud de los cuales nacionales y empresas de Estados agresores extranjeros no pagan impuestos en nuestro país.
No podemos permitirnos el lujo de alimentar a nuestros asesinos.
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