Moscú afirma que los parámetros del acuerdo con Kiev dependerán de situación en campo de batalla.
© Sputnik / Servicio de Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia
/ MOSCÚ (Sputnik) — Rusia no duda de que el conflicto en Ucrania terminará con un acuerdo, cuyos parámetros dependerán de la situación en el campo de batalla, declaró el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.
"Claro que todo concluirá con un acuerdo, como sucede en cualquier situación que incluye el uso de las Fuerzas Armadas, pero sus términos y condiciones serán determinados por la fase de hostilidades en la que este acuerdo se haga realidad", dijo Lavrov en declaraciones al Canal Uno.
Recordó que en la última ronda presencial de las negociaciones ruso-ucranianas —que se celebró el pasado 29 de marzo en la ciudad turca de Estambul— Ucrania le presentó por escrito a Rusia sus propuestas para un posible acuerdo, y Moscú las valoró de manera positiva.
"Rápidamente convertimos estas propuestas en el lenguaje contractual y entregamos este proyecto [de acuerdo] a nuestros colegas ucranianos. Luego nos presentaron sus contrapropuestas, que eran radicalmente diferentes a las que se hicieron en Estambul", señaló el ministro.
El canciller expresó su convicción de que eso fue un gran paso atrás en las negociaciones que "se hizo por consejo de colegas estadounidenses y británicos".
"Tenemos la sensación de que Occidente desea que Ucrania continúe luchando, que continúe, como les parece, fatigando, agotando al Ejército ruso", comentó Lavrov y añadió que este deseo no tiene nada que ver con lo que está pasando en la realidad.
Agregó que hace una semana, durante una de las teleconferencias, Moscú le entregó a Kiev otra versión actualizada del posible acuerdo, pero todavía no ha recibido respuesta alguna.
Además, según Lavrov, resultó que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, no la estudió, ya que "no tuvo tiempo".
"Eso vuelve a mostrar cómo él mismo ve las negociaciones", expresó el jefe de la diplomacia rusa y afirmó que Kiev "imita las negociaciones", mientras el propio Zelenski a menudo "se contradice".
Sin embargo, Rusia va a continuar negociando con la delegación ucraniana, aseguró Lavrov.
Más tarde, Lavrov acusó a Estados Unidos y otros países occidentales de intentar desvalorizar el derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"Ahora los estadounidenses y otros países occidentales intentan devaluar el derecho a veto a través de la entrega de las prerrogativas del Consejo de Seguridad a la Asamblea General", aseveró.
En opinión del canciller, en la Asamblea General estos países pueden alcanzar la mayoría de votos con amenazas a las delegaciones participantes, lo que crea "una tendencia peligrosa".
Además, indicó el jefe de la diplomacia rusa, en los últimos años Occidente ha establecido varias plataformas y cooperaciones sobre los temas que ya se examinan en la ONU.
A su vez, el Consejo de Seguridad y sus cinco miembros permanentes que gozan del derecho a veto representan "la última isla del derecho internacional", subrayó Lavrov.
A mediados de abril, Liechtenstein propuso un proyecto de resolución que permitirá a la Asamblea General de la ONU llevar a cabo una reunión dentro de los diez días posteriores de que algún Estado en el Consejo de Seguridad utilice el derecho a veto y demandar explicaciones.
La iniciativa ya fue apoyada por 38 países, entre ellos Australia, Austria, Catar, Costa Rica, Dinamarca, EEUU, Finlandia, Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Ucrania y otros, pero la votación oficial al respecto debe tener lugar el martes 26 de abril.
Desde 1992, Rusia ha estado detrás de la mayoría de los casos del uso de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La última vez que Moscú ejerció su derecho a veto fue el pasado 25 de febrero, al expresarse en contra del proyecto de resolución que exigía detener de inmediato su operación militar en Ucrania.
El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el 24 de febrero pasado el lanzamiento de una "operación militar especial" en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitan ayuda frente al "genocidio" por parte de Kiev.
Uno de los objetivos fundamentales de esa operación, según Putin, es "la desmilitarización y la desnazificación" de Ucrania.
Desde aquel entonces Moscú y Kiev mantienen un proceso negociador para lograr un acuerdo que ponga fin a la operación rusa.
El jefe de la delegación rusa, Vladímir Medinski, informó tras la reunión presencial en Estambul que Ucrania presentó una serie de propuestas en las que acepta no unirse a alianzas militares, incluida la Organización del Tratado del Atlántico Norte, a cambio de garantías de seguridad por parte de varios Estados.
Sin embargo, el pasado 7 de abril, Lavrov denunció que en el borrador del proyecto de acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia, presentado por Kiev, aparecen cláusulas que difieren de las propuestas hechas en Estambul.
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