Llegó el momento crucial de la transición energética
Katherine Casas Pérez
Los impactos tras la pandemia por COVID-19 se están empezando a mostrar en todos los sectores económicos a nivel global. De acuerdo con la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial, esta sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la economía se contraerá en lo que resta del año un 5,2 %. Bajo este panorama, el sector energético también se ha visto afectado debido a las medidas de confinamiento y el estancamiento de gran cantidad de industrias.
Según el último informe anual de la Agencia Internacional de Energía (AIE), World Energy Outlook 2020, publicado el pasado octubre, la demanda mundial de energía tendrá una caída del 5 %, el consumo de petróleo disminuirá en un 8 % y el uso de carbón en un 7 %. Asimismo, hay una cifra positiva relacionada con el medioambiente y tiene que ver con las emisiones de CO2, ya que se reducirán en un 7 % derivado de las contracciones de la economía; en otras palabras, en medio de los problemas económicos, la pandemia ha favorecido al ambiente y las energías renovables pueden tomar un nuevo protagonismo.
En esa medida, estas fuentes están llamadas a ser un actor clave para la recuperación de la economía, dada su competitividad. La generación de electricidad con energía solar, se proyecta como el principal impulsor del crecimiento energético. Igualmente, otro ejemplo destacable es la energía eólica que está a punto de convertirse en la fuente principal del futuro suministro de energía mundial y puede llegar a aportar a la reparación financiera, ya que cada nueva turbina que se instale generaría 10 millones de euros en diversas actividades económicas en Europa.
Colombia no se ha quedado atrás en estos avances; en septiembre del 2020 en varios foros y eventos internacionales el presidente Iván Duque ha resaltado que buscará tener el 60 % y 70 % de la matriz energética compuesta por energías renovables. Actualmente, nuestro país subió 12 puestos en el ranking de sostenibilidad energética del Consejo de Energía (WEC, por su sigla en inglés), ocupando el sexto lugar entre los países de América Latina y el Caribe.
Con estos adelantos y la conciencia social y ambiental que se aceleró durante la pandemia, estamos en el escenario propicio para progresar hacia un mundo más sostenible. Si bien es cierto, el sector minero energético es clave para la reactivación económica, este a su vez puede ayudar a acercarnos a la transición energética por medio de la inversión en infraestructura con nuevas tecnologías y en transmisión.
Por tal razón, estamos bajo un escenario para desarrollar políticas ambientales controladas de inmediato; sin duda, el consumo de combustibles fósiles se está empezando a recuperar por la necesidad de reabrir la economía, y esto llevaría de nuevo a aumentar demanda de energía cercana a los niveles de 2019 y de nuevo aumentar las emisiones de CO2.
Así que estamos atravesando un punto en el cual las estrategias de sostenibilidad que apliquemos serán cruciales para el futuro energético y ambiental del planeta. Para el caso colombiano, ya tenemos un camino recorrido en transición; ahora es momento de dar el siguiente paso y concretar estos proceso, dejando atrás técnicas energéticas que pueden ser contraproducentes a largo plazo. La crisis por la COVID-19 nos demuestra que es hora de adoptar una visión estratégica y es momento en avanzar hacia un futuro seguro y sostenible para las nuevas generaciones.
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