miércoles, 29 de enero de 2020

EL ACUERDO DEL SIGLO DE DONALD TRUMP CON PALESTINA. SPUTNIK MUNDO.

OPINIÓN & ANÁLISIS
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El plan que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sugerido para solucionar el conflicto entre Israel y Palestina por fin ha visto la luz. Sin embargo, como era de esperar las propuestas estipuladas en el conocido como 'acuerdo del siglo' son surrealistas. Un experto español en Oriente Medio explicó a Sputnik por qué no es viable.
Las noticias en torno al llamado acuerdo del siglo de Trump llevan sorprendiendo a la comunidad internacional, como mínimo, desde hace medio año. Sin embargo, Los últimos detalles sobre el plan de paz para israelíes y palestinos hasta hace poco se desconocían. Y por fin, a finales de este mes de enero el texto completo con las sugerencias del mandatario estadounidense vio la luz.
El plan puede dejar boquiabierto a quien lo lea, ya que las propuestas que se mencionan tienen muy poco que ver con la realidad. Es difícil creer que quienes lo concibieron de verdad pensaban que los palestinos iban a aceptarlo. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, ya rechazó enérgicamente el acuerdo al advertir que Jerusalén no estaba a la venta.

Las cláusulas controvertidas

El futuro de la ciudad ocupa un lugar muy especial en el plan de Trump. La porción este de la urbe se convertiría en la capital de Palestina, mientras que el oeste de Jerusalén sería la capital de Israel. Sin embargo, el Estado judío se quedaría con el control sobre los lugares sagrados de la ciudad, incluida la Explanada de las Mezquitas. El plan prevé que los musulmanes "que vengan en paz" tengan acceso a los santuarios, incluida la Mezquita de Al Aqsa.
La cuestión de la transferencia de los territorios es una parte crucial en el plan del mandatario estadounidense. Israel cede en un punto importante: transfiere a Palestina dos porciones de tierra al sur del país. Estas áreas quedarían conectadas con la Franja de Gaza por un estrecho corredor. Una de las dos porciones albergaría una zona industrial, mientras que la otra se convertiría en una zona residencial y agraria.
Pero se puede decir con certeza que es injusto, pues estas dos porciones prácticamente ya formaban parte de Palestina de acuerdo con el plan de la división de Palestina de 1947. Además, las dos están ubicadas cerca de la frontera con Egipto, pero no tendrán acceso a ella. Para cruzar la frontera tendrán que viajar a la Franja de Gaza. Además, las zonas en cuestión se encuentran en medio del desierto y carecen de acceso a agua.
En cambio, Israel podría pasar a controlar el Valle del Jordán, una tierra fértil con acceso a agua, y además con salida al mar Muerto. Esta transferencia de territorios separaría Cisjordania de la frontera con Jordania. De acuerdo con el plan de Trump, los palestinos podrían acceder a la frontera con el país árabe solo a través de dos puentes.
​El mapa de la Nueva Palestina de Trump se asemeja al mapa de los bantustanes, un tipo de gueto para las minorías africanas establecido durante la época del apartheid en Sudáfrica. El territorio palestino, según el plan elaborado por la Casa Blanca, quedaría en gran parte dividido del resto del mundo por el territorio israelí, es decir, el destino de millones de habitantes palestinos dependerá exclusivamente de la buena o mala voluntad de los que gobiernan en Tel Aviv.
Si bien el plan de Trump promete a Palestina acceder provisionalmente a los puertos israelíes de Haifa y Ashdod, el control sobre lo que entre y salga de dichos puertos quedará en manos de Israel. En pocas palabras, Palestina dependerá del país hebreo. Además, está previsto que las facciones militares palestinas —la mayor, Hamas— en Gaza sean completamente desarmadas, algo que seguramente no va a ocurrir.
Asimismo, es completamente injusto que Palestina tenga que cumplir con una gran cantidad de condiciones para que el acuerdo entre en vigor mientras Israel queda libre de obligación alguna. Para la Autoridad Palestina no tiene ningún sentido aceptar el llamado acuerdo del siglo porque el documento carece de garantías para ella.
Además, la historia demuestra que es peligroso hacer concesiones en estos casos. Para prueba, el hecho de que el territorio de Palestina haya estado reduciéndose a lo largo del último siglo y de que a los palestinos prácticamente no les quede nada más que poder ceder. Así es la triste realidad a la que se enfrenta el pueblo palestino en 2020.

Un acuerdo ofensivo para los palestinos

Si se leen los detalles del acuerdo entre líneas, da la impresión de que se trate de un documento muy unilateral. Se basa en información que solo proviene de un solo bando. Así que es muy difícil que acabe convirtiéndose en un acuerdo de paz, declaró en una entrevista a Sputnik el analista político español y experto en Oriente Medio Adrián Mac Liman.
"El hecho de que el señor Trump nos quiere vender es muy normal porque él es un excelente vendedor. Detrás del escaparate hay muy pocos objetos concretos, muy poca materia para un acuerdo de paz. Los palestinos ya dijeron que no lo iban a aceptar, que es un acuerdo que no refleja para nada sus intereses ni sus opiniones. Lógicamente tratarán de rechazar este acuerdo desde el primer momento", dijo.
Tal como lo plantea Trump, el acuerdo resulta ofensivo para el pueblo palestino, añadió. "El presidente estadounidense ha calculado mal el tema de Oriente Medio desde el primer momento" y "se ha rodeado de consejeros que no son gente completamente imparcial". La política que practica solo ha gustado a los aliados de Estados Unidos y no a los gobiernos árabes en general, señaló el entrevistado.
Así las cosas, los palestinos se han sentido completamente excluidos del diálogo durante, al menos, los dos últimos años. Se sienten "completamente ninguneados", subraya Mac, y hará falta "un cambio total" en la política por parte de Washington para sentarse en la mesa de diálogo.
"No se reconocen los derechos de los palestinos como un pueblo o una nación que tenga que tener un Estado. Tiene que haber muchísimo cambio dentro de las mentalidad de la Casa Blanca para que ese se convierta en un diálogo viable para los palestinos", recalca.
Mac no descarta que esta política haya sido un error de cálculo que EEUU haya utilizado para ayudar a Benjamín Netanyahu. Y es que el primer ministro israelí tiene tantos problemas con la justicia como Trump. Se le acusa de haber estado involucrado en varios casos de corrupción, mientras que Trump se enfrenta a la amenaza de ser destituido como presidente si prospera el impeachment de los demócratas.
"Es una manera de echarle una mano. Pero no creo que esto solucione los problemas ni de Trump ni de Netanyahu", augura Mac.

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