miércoles, 27 de marzo de 2019

BRASIL. QUE HAY DETRÁS DEL ENCARCELAMIENTO DE MICHEL TEMER Y LA OPERACIÓN LAVA JATO.


André Augusto / Resumen Latinoamericano / 24 de marzo de 2019
Después de los servicios prestados al golpismo, Temer fue arrestado este jueves como forma de fortalecer el autoritarismo de la investigación Lava Jato. ¿Por qué?
Michel Temer, que llegó a la presidencia fruto de un golpe institucional en Brasil, fue arrestado en Sao Paulo en la mañana de este jueves en el marco de la operación Lava Jato. La Policía también detuvo a Moreira Franco, ex ministro de Minas y Energía.
La orden de detención está relacionada con datos obtenidos de la delación de un ejecutivo de la contratista Engevix, que implicaría el pago de coimas para la campaña electoral de Temer.
Al dejar la presidencia, a principio de este año, Temer perdió los fueron ante el Supremo tribunal, y las denuncias que estaban archivadas en su contra fueron enviadas a la primera instancia de la Justicia Federal.
Temer está siendo “descartado” vía el Lava Jato tras los servicios prestados desde el golpe institucional de 2016 hasta la asunción de Bolsonaro, lo que incluyó el período de campaña de las elecciones más manipuladas de la historia reciente de Brasil.
El momento en el que tiene lugar la actual detención de Temer es muy significativo para entender el contenido político que encierra.
Temer debe responde por varias causas. Cinco de ellos se encontraban en el Supremo Tribunal Federal (STF), ya que fueron abiertas en la época en que era presidente de la República y recién fueron enviadas a los juzgados de primera instancia después de que abandonó el cargo. Otras cinco fueron autorizadas por el juez Luís Roberto Barroso en 2019, cuando Temer ya no tenía más fueron ni privilegios. Estas investigaciones también se enviaron al juzgado de primera instancia.
No hay duda de que Temer y la cúpula de su partido, el MDB, están ligados a lo más corrupto de la política nacional: es prueba suficiente el hecho de haber encabezado un gobierno golpista fruto de un proceso de impeachment contra Dilma Rousseff impregnado de fraudes. Ese proceso se llevó adelante con el apoyo del capital extranjero y con el objetivo de aplicar ajustes más duros que los que ya venía aplicando el PT.
Pero hay que recordar que la operación Lava Jato del juez Sérgio Moro que hoy detuvo a Temer, fue la protagonista del golpe institucional de 2016 que llevó a este al Palacio del Planalto. Por otra parte el autoritarismo judicial de la Lava Jato, junto al STF (con el que hoy tiene roces profundos), fueron los pilares de la manipulación absolutamente fraudulenta de las elecciones que, partiendo de la prisión arbitraria de Lula y el veto su participación electoral, abrieron el camino para el triunfo de la extrema derecha de Bolsonaro en 2018.
La prisión de Temer tiene una función específica en ese momento: es la necesidad de quienes motorizan la operación Lava Jato de recuperar la iniciativa política ante los recientes reveses. La Lava Jato sufrió importantes pérdidas la semana pasada de parte del Tribunal Supremo: el primero de ellos fue el veto a la Fundación Lava Jato, que querían poner en pie los aliados de Sergio Moro (actual ministro de Justicia) en acuerdo con el Ministerio Público junto a Petrobras y el Departamento de Justicia de Estados Unidos. De haber sido creada, esta Fundación hubiese canalizado recursos por 2.500 millones de reales provenientes de Petrobras. La segunda derrota vino con la votación por 6 a 5 votos en el STF por la que se le quitó a la operación Lava Jato los casos de corrupción y lavado de dinero vinculados a crímenes electorales, que quedarían bajo jurisdicción del Tribunal Superior Electoral (TSE).
Por otra parte Sérgio Moro se envalentonó después de los contactos que estableció con el FBI y la CIA durante la visita oficial de Bolsonaro a Trump en los Estados Unidos, y buscó que la Cámara de Diputados le dé prioridad a su paquete anti-crimen que incluye toda una serie de aberraciones.
En esta jugada tampoco le fue bien. El jefe de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, ninguneó el pedido de Moro y reafirmó que la prioridad en el Congreso es la nefasta reforma de la previsión.
Ante estos reveses es que Sérgio Moro y la operación Lava Jato buscaron recuperar la iniciativa que habían sabido tener como parte del autoritarismo judicial. La operación que aceleró la detención de Temer tiene el objetivo de encarcelar a personajes odiados por la población para lavarle la cara al propio proyecto de Lava Jato y el paquete anti-crimen de Moro que busca autorizar prácticas de tortura contra los investigados, darle a la policía licencia para matar, utiliza la prisión preventiva y la delación premiada como métodos coercitivos, entre otras aberraciones similares (muchas de las cuales ya se utilizan contra la población pobre y en las favelas).
La Lava Jato es una operación proimperialista, con mil y un lazos con las multinacionales extranjeras (especialmente estadounidenses), que no tiene nada que ver con el “combate a la impunidad y a la corrupción”: busca sólo sustituir un esquema de corrupción por otro más servil a las potencias extranjeras.
Por eso, sin defender ni un milímetro a Temer y su banda de golpistas, es necesario repudiar el autoritarismo judicial, que tiene su base en la Lava Jato.
Ninguna decisión emanada de la operación Lava Jato puede favorecer a los trabajadores y al pueblo pobre. No podemos dejarnos engañar y festejar (como hacen algunas figuras del PT y del PSOL) la acción de un actor político absolutamente autoritario, opuesto a las libertades democráticas y ligado a los principales enemigos del pueblo pobre y trabajador.
La Lava Jato fue parte fundamental del golpe institucional, que abrió el camino para el triunfo de Bolsonaro, manteniendo a Lula preso. No existe la posibilidad de un “Lava Jato de izquierda”. Esa ilusión no puede más que llevarnos a la derrota total. Tenemos que batallar contra el régimen golpista, del cual el autoritarismo judicial -y la Lava Jato- son parte indisociable.
En última instancia la Lava Jato actúa para llevar adelante el plan del golpe institucional, hoy continuado en Bolsonaro: pasar la reforma previsional.
Fuente: Izquierda Diario de España

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