El 31 de marzo Ucrania decide su futuro en las elecciones presidenciales. Todavía no está claro quién ganará, aunque los nombres de los favoritos son bien conocidos. De todas maneras, la decisión que tomarán los ucranianos determinará el camino que el país seguirá durante los años venideros.
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Cinco años han pasado desde los trágicos eventos del Euromaidán que culminaron en un baño de sangre en el centro de la capital del país, Kiev, que dejó más de un centenar de muertos. En aquella época Ucrania optó por tomar rumbo a la Unión Europea y se dedicó a adoptar los 'valores europeos'.
Según el mismísimo presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, el país hizo la elección más acertada, hacia la 'civilización europea', e incluso acusó a Rusia de soñar con alterar la decisión de Kiev. Sin embargo, al parecer estos cinco años no le bastaron al mandatario para cumplir sus promesas electorales: Ucrania todavía está lejos de Europa.
Entonces, ¿qué herencia le deja Poroshenko a su sucesor?
La guerra de Donbás
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En los últimos cinco años Ucrania ha cambiado radicalmente a causa del conflicto armado en el este del país, en la región conocida como Donbás. La faporse activa de la guerra tuvo lugar justo durante el inicio del mandato de Poroshenko. Si bien hoy en día el conflicto se encuentra en una fase latente, el problema de Donbás sigue vigente.
Justo por esta razón el tema del retorno de Donbás al seno de Ucrania es uno de los pilares de los programas electorales de varios candidatos presidenciales.
El propio Petró Poroshenko —con el 17,3% de intención de voto, según el Instituto Internacional de Sociología de Kiev— asegura que, si gana, continuará trabajando en el restablecimiento de la integridad territorial de Ucrania por la vía político-diplomática.
Otro candidato presidencial, el cómico Volodímir Zelenski, —con el 32,1%, es líder de la carrera presidencial— opta por la solución pacífica del conflicto armado, mientras que la veterana Yulia Timoshenko —con 12,5%— prefiere la vía militar y diplomática.
Sin embargo, es poco probable que los intentos de restablecer el control sobre las repúblicas autoproclamadas de Donbás tengan éxito. Si el nuevo presidente decide lanzar una nueva operación militar en la zona, puede acabar muy mal para el Ejército de Ucrania teniendo en cuenta que los intentos anteriores culminaron en fracaso.
La solución diplomática tampoco parece probable ya que actualmente Kiev no está dispuesto a otorgar una amplia autonomía a las repúblicas de Donetsk y Lugansk.
Los líderes de estas dos repúblicas, a su vez, suelen reafirmar su deseo de ingresar a la Federación de Rusia, algo que incluso Moscú no está listo para aceptar. En este sentido, parece que la región seguirá con el statu quo.
Problemas dentro del país
Los cambios en el sistema político de Ucrania continúan. Durante la presidencia de Poroshenko el país lanzó la campaña de descentralización del poder, es decir, el traspaso de funciones administrativas a las autoridades locales. Esta sigue siendo la prioridad de la campaña presidencial del mandatario actual.
Yuri Boiko —con el 10,4% de intención de voto—, quien fungió como el viceprimer ministro de Ucrania entre 2012 y 2014, por su parte, se muestra a favor de las elecciones directas en las regiones de Ucrania. Este último también se opone a la injerencia del Estado en los asuntos de la Iglesia, una táctica que seguramente no le gustaría al presidente actual.
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Poroshenko fue el principal promotor de la autocefalía de la Iglesia ucraniana, es decir, su independencia del Patriarcado de Moscú.
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El líder del país está orgulloso de su 'logro' e incluso viajó por algunas ciudades de Ucrania con el tomos de autocefalía —decreto de independencia—, paso que algunos perciben como parte de su campaña para ser reelegido.
Otro asunto de gran importancia es el tema del idioma. Las opiniones de los candidatos en cuanto a la libertad de hablar en los idiomas nativos difieren. Sobre todo se trata de la posibilidad de hablar en el idioma ruso.
Zelenski y Boiko abogan por defender el derecho de la población de hablar en cualquier idioma nativo, mientras que Poroshenko y Timoshenko promueven el uso del ucraniano en todos los ámbitos.
Camino hacia el Atlántico
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El problema de la política exterior de Ucrania radica en la falta de unanimidad de la población en cuanto al lugar de Ucrania en el mundo.
Una encuesta reciente del Instituto Internacional de Sociología de Kiev reveló que en caso de que el referéndum sobre el ingreso de Ucrania en la OTAN se celebrara en febrero de 2019, el 56% los habitantes del país votaría a favor, mientras que el 44% estaría en contra.
El líder de la carrera presidencial, Volodímir Zelenski, tampoco parece tener una posición clara en cuanto al posible ingreso de Ucrania en la Alianza Atlántica. Por un lado, dice que la OTAN es el garante de la seguridad del país, por el otro, asevera que nadie espera a Kiev, ni en el bloque militar ni en la Unión Europea. Según el candidato, estas cuestiones deben ser votadas en un referéndum nacional.
El presidente actual parece más optimista en cuanto a las posibilidades de que Ucrania sea admitida en la OTAN y la UE. El mandatario asegura que en el 2023 el país pedirá la admisión a la Unión Europea y recibirá el Plan de Acción para la Adhesión al bloque atlántico.
Mientras muchos candidatos apoyan la idea, incluida la candidata Yulia Timoshenko, hay voces que se oponen. Una de estas voces es Yuri Boiko que promete defender la neutralidad y la no alineación del país a ningún bloque militar.
En lo que se refiere a las relaciones con Rusia, los candidatos parecen ser bastante escépticos. Petró Poroshenko en su programa presidencial asevera que Moscú utiliza la represión en los 'territorios ocupados' —así Kiev se refiere a Crimea, que se incorporó a Rusia en el 2014, y las repúblicas de Donbás—.
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Según el líder ucraniano, Rusia tendrá que indemnizar los daños que Ucrania sufrió e insiste en que Kiev necesita una "paz fría" en sus relaciones con Moscú.
Por su parte, Volodímir Zelenski declaró que está dispuesto a negociar con el presidente ruso, Vladímir Putin. Yuri Boiko fue más allá e incluso viajó a Rusia para reunirse con el primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev.
Teniendo en cuenta que el prorruso Yuri Boiko no tiene muchas posibilidades de ganar, seguramente triunfará alguien que quiere dar la espalda a Moscú definitivamente y tomar rumbo a la OTAN y la Unión Europea.
Esto quiere decir que no habrá una solución al conflicto en el este de Ucrania en el corto o medio plazo. Al contrario, es posible que haya una escalada del conflicto, especialmente si gana Timoshenko o Poroshenko.
La opción más o menos aceptable para todos sería la victoria de Volodímir Zelenski, pero por ahora no queda claro si el cómico puede convertirse en un buen estadista.
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