Opinión
11/12/2018
¿Pueden los gritos histéricos de dos diputados sofocar la voz de miles de personas? Pueden, si los que les proporcionan el micrófono son los medios hegemónicos, a sueldo de aquellos que quieren convencer al mundo de que se ponga del lado del opresor: del lado de ese número tan pequeño de familias que posee la riqueza del planeta, robando los recursos naturales al pueblo y aprovechando al máximo su fuerza laboral.
Un sistema que es claramente injusto e irracional, que destruye los excedentes producidos en lugar de distribuirlos - ¡es el mercado, chica! -, que aumenta el número de desempleados, mientras que obliga a quienes trabajan a hacerlo de forma intensiva, sin garantías y con salarios cada vez menos remunerados.
Si observaran los hechos, su realidad obstinada y compleja, las masas que marchan detrás de falsas banderas verían claramente el precipicio al que se dirigen. Pero los hechos, la dura realidad de los hechos o la materialidad de las relaciones entre las clases, están distorsionados precisamente por la propaganda de los medios: por los medios de guerra, participantes en el negocio que se deriva de todo esto. Hasta que estalla el levantamiento popular, ayer en el Caracazo, hoy en París, y entonces todo se aclara.
Queda claro el ataque contra países como Venezuela, que son tercos por mantener abierta la posibilidad de una alternativa al capitalismo, y que apuestan por cavar el agujero desde adentro. El temor de la burguesía que vuelva el socialismo se hace evidente. La obsesión de los poderes fuertes contra el "insoportable" Maduro, contra el "dictador" que, en sus primeros cinco años de gobierno, se ha sometido a la prueba de las 9 elecciones, se hace evidente…
Cuanto más logra avanzar, esquivando como puede obstáculos y trampas, cuanto más se levanta el coro de los que quisieran celebrar el De Profundis: la muerte del socialismo, que debe ser borrado de la historia. "No hay alternativas - dice el estribillo -, dejen maniobrar a lo que saben y apresúrense a comprar (a un alto precio) un asiento de primera fila en el crucero de lujo hacia al abismo"….
Por esta razón, la visita a México de Nicolás Maduro, la gran acogida de los sectores populares, la gran sala llena de trabajadoras y trabajadores, fueron silenciadas por los medios de comunicación, que en su lugar amplificaron la reacción de los cuatro gatos agitados en defensa de la oligarquía. A pesar de la presión internacional, el recién elegido presidente mexicano, Manuel López Obrador, AMLO, no sucumbió al chantaje de los Estados Unidos y al arco de fuerzas conservadoras que pidió excluir a Maduro de la ceremonia de posesión. Así quedó para la historia la fotografía de Nicolás Maduro con Evo Morales y Miguel Diaz-Canel, listos para nuevas victorias.
De lo contrario, AMLO le habría dado la espalda a una parte sustancial de su electorado: a los movimientos populares que, en reuniones internacionales, han recibido el apoyo de Cuba, de Venezuela y de los gobiernos progresistas de América Latina ante las evidentes violaciones de los derechos humanos en sus países neoliberales (de México a Colombia, de Brasil a Argentina, de Honduras a Guatemala)…
Pero de esto, evidentemente, no se preocupan ni el inefable Luis Almagro, el secretario general de la OEA, ni los padrinos de esos gobiernos que subieron al poder para garantizar sus privilegios, al tiempo que arrodillaban a sus propios pueblos ante el gendarme occidental. En Colombia, los líderes populares son asesinados todos los días, el último en caer fue un gobernador indígena, en Cauca. Muchas familias se ven obligadas a huir de grupos paramilitares protegidos por el aparato estatal.
En Caracas, en una reunión reciente que tuvo lugar en la sede de la Defensoría del Pueblo y a la que se convocó a los periodistas, hubo representantes de Acnur, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. ¿Quizás estuvieron allí para llamar la atención del gobierno de Maduro, responsable, según las derechas, de una gigantesca "crisis humanitaria" dentro del país y en sus fronteras?
Ni por idea, a los representantes de Acnur que están en el país bolivariano por meses, se les ocurre desarrollar un plan de recepción en la frontera con Colombia, a donde llegan las víctimas de la violencia, especialmente las mujeres, que lo han perdido todo y reclaman el estatus de refugiados. Los representantes de Acnur proporcionaron los datos e ilustraron los proyectos, que también incluyen capacitación para el personal a cargo y la activación de las comunidades.
Otro eje importante de la política bolivariana es el de la diplomacia de paz, que se lleva a cabo en todas las organizaciones internacionales donde Venezuela tiene la oportunidad de intervenir, tanto como actor político como en funciones dirigentes. Este es el caso del Movimiento de Países No Alineados, la segunda entidad internacional más grande después de la ONU, del cual Venezuela tiene una presidencia temporal. Este es el caso ahora, de la presidencia temporal de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
A su regreso de Rusia, donde concluyó importantes acuerdos económico-comerciales, Maduro anunció que, dentro de la OPEP, había un acuerdo con 10 países aliados, incluida Rusia, para reducir la producción diaria de petróleo. Y esto aumentará el precio del barril "y la inversión para nuestro pueblo", dijo el presidente. La Declaración de Cooperación, promovida por Maduro, será la base de trabajo del organismo internacional para 2019.
"Hemos logrado un objetivo muy importante, estamos respondiendo al desarrollo de los países del mundo. La energía debe ser para el desarrollo de los pueblos, no para la especulación", dijo el ministro de petróleo venezolano, Manuel Quevedo.
Una política de soberanía que desagrada a aquellos que se ven como el "perrito simpático" de Trump. Y, de hecho, tanto el presidente colombiano Iván Duque como su aliado argentino Mauricio Macri, como el recién electo brasileño Jair Bolsonaro, iniciaron ataques y amenazas a Maduro. Un general brasileño dice que está convencido de que pronto habrá un golpe en Venezuela. Bolsonaro, quien asumirá el cargo el 1 de enero, ha reafirmado su compromiso de "luchar contra el comunismo" y ha ofrecido a Brasil como sede de un hipotético tribunal de justicia para juzgar las "dictaduras" de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Una propuesta que proviene del "gusano" Orlando Gutiérrez, opositor de hierro del gobierno cubano que se mudó a los Estados Unidos. Uno de los que luchan contra el nombramiento de Nicolás Maduro para su segundo mandato el 10 de enero. Todos esperan que le llegue el hueso arrojado por el dueño. En cambio, el pueblo bolivariano, con estas últimas elecciones completó una etapa de su revolución y está mirando hacia el horizonte.
Revisado por Gabriela Pereira
https://www.alainet.org/es/articulo/197080
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