miércoles, 12 de diciembre de 2018

EL REGALO DE TRUMP A RUSIA POR NAVIDAD. SPUTNIK.

ECONOMÍA
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Según Business Insider, en octubre las empresas estadounidenses gastaron 6.200 millones de dólares en pagar aranceles. China también los debe pagar por su parte. ¿Qué harán en Pekín para evitar esas pérdidas y cuáles son las posibilidades de Rusia de ocupar el sitio de EEUU en el mercado chino?
El mes de mayo de 2018 fue todo un punto de inflexión en el mercado exterior estadounidense. Si entre enero y abril el total de aranceles de las importaciones y exportaciones entre EEUU y China fue para las empresas norteamericanas de 10.800 millones de dólares, entre mayo y agosto la cifra subió hasta los 15.100 millones.
La cifra de los 6.200 millones contrasta con la de octubre de 2017: 3.100 millones de dólares.
La necesidad de pagar tales cantidades por culpa de la guerra comercial repercute en la forma de hacer negocios y, finalmente, en el trabajador, explica Alexandr Lésnij en su columna de Sputnik. Y es que el hecho de tener que pagar tanto aleja a posibles inversores, hace que el precio de los productos aumente y que, por tanto, se compre menos. La consecuencia está clara: las empresas se ven obligadas a ajustarse el cinturón, a reducir la producción y la plantilla.
Señala Lésnij que, a juzgar por la cuenta de Twitter del presidente estadounidense, Donald Trump, esa situación ya le gusta. "Estamos ahorrando miles de millones con nuestras tarifas. Estamos haciendo a América rica de nuevo", escribió.
"A corto plazo las barreras arancelarias en las importaciones efectivamente han ayudado a que aumente el flujo de caja en las arcas estadounidenses. Es posible que sea esta la razón principal por la que el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos mejorase sus expectativas sobre el PIB", explica Lésnij.
Sin embargo, a largo plazo la reducción en el volumen de ventas de las empresas estadounidenses unido al aumento en los precios del consumo y al empeoramiento del clima empresarial reducirá el ritmo de crecimiento del país, añade el columnista.
Si bien el objetivo del presidente estadounidenses al declarar la guerra comercial a Pekín fue reducir el déficit que el país experimentaba en su relación comercial con Pekín —importa de China más de lo que exporta—, lo cierto es que ese déficit no ha hecho más que aumentar por quinto mes consecutivo. "En octubre, de hecho, aumentó un 1,7%", asegura Lésnij.
"Desde que empezó la guerra comercial con Washington, Pekín empezó a buscar nuevos proveedores para su mercado interno. A principios de noviembre, en Shanghái, se celebró la Exposición Internacional de Importaciones de China. (…) Quienes participaron en ella eran países y empresas que querían mejorar [el ritmo de] su producción en el mercado chino", señala.
Uno de esos participantes fue Rusia, cuya delegación fue encabezada por el primer ministro, Dmitri Medvédev.
Fruto de esa feria se firmaron, entre Moscú y China, varios acuerdos comerciales —sobre tecnología, productos médicos, defensa, cosmética, tecnología de reacción nuclear, etcétera—. Pekín prometió por su parte garantizar a esas importaciones un IVA del 13% y cero aranceles.

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