Por: Pablo Fernández B.
Entre los años 80 y 90 nacieron en Venezuela muchas organizaciones Dedicadas a la defensa de los derechos humanos. Distintos motivos les dieron origen, pero en esencia fueron demandas del pueblo. Varias de ellas lograron permanecer en el tiempo y consolidarse, gracias al financiamiento externo (y a veces interno) para desarrollar su labor. A partir de 1998, cuando el comandante Hugo Chávez se postula a la Presidencia de la República, en el seno de las ONG comenzó a generarse un interesante debate. Varias ONG convocaron a los candidatos presidenciales a presentar su agenda en materia de DDHH. Solo uno aceptó la Invitación: Hugo Chávez.
Ese primer encuentro tuvo continuidad en el proceso constituyente, en el cual más del 90% de las propuestas presentadas por las ONG fueron incorporadas al texto constitucional propuesto por el propio Chávez. Muchas puertas se abrieron en estos 16 años de Revolución Bolivariana. Sin embargo, el grueso de esas ONG, ceñidas a una visión liberal tradicional de los DDHH, optó por marcar distancia de cualquier acercamiento con el Gobierno; se generaron tensiones y escisiones internas de sus integrantes por diferencias ideológicas. Finalmente estas ONG fueron sumándose al eco amañado de la oposición política o de sus financistas, hasta llegar al punto de difuminarse unas en la otra.
Hoy en Venezuela un grupo de ONG que viven de “glorias pasadas” intenta desde su auto referencia permanente monopolizar el discurso y el espacio de la defensa de los derechos humanos. En ellas hacen vida sectores más liberales y tecnocráticos. Sistemáticamente desconocen instancias nacionales y conscientes o no de ello trabajan el lobby internacional para poner “alfombra roja” a cualquier futura práctica intervencionista en el país, aferrándose a instancias de la ONU y la OEA para descalificar a las instituciones del Estado(como por ejemplo la Defensoría del Pueblo a la que vehementemente intentan quitar su certificación internacional),o en constantes visitas a Washington y a San José para apuntalar el ataque desde el Sistema Interamericano de DDHH.
Aunque algunas ONG sigan “disparando desde la cintura”, hoy en Venezuela otras voces claras se alzan en defensa de los derechos humanos; no desde oficinas, academias o redes sociales, sino desde el trabajo cotidiano con la gente y retomando con perspectiva crítica de izquierda, visión anti imperialista y desde las causas populares la defensa de la dignidad humana.
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