hace 3 horas (actualizado: hace 3 horas)
© Sputnik / Sergey Piatakov
/ La comunidad de países occidentales hace la vista gorda ante la catástrofe humanitaria en Donbás, asegura la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova. En sus palabras, cuando se trata de los civiles que huyen de Ucrania a Rusia, la retórica occidental evita las comparaciones que sí hacen en otros conflictos.
"¿Ha notado cuán abruptamente toda la comunidad occidental se ha olvidado de los derechos humanos? Cómo olvidaron las palabras mágicas que les permitieron violar el derecho internacional y los países soberanos: 'población civil', 'infraestructura de soporte vital', 'personas mayores y niños', 'mujeres y niñas', 'garantizar el acceso de organizaciones humanitarias y periodistas', etc.", escribió María Zajárova en su cuenta de Telegram.
La vocera de la diplomacia rusa subraya que en Donbás también existe población civil, personas mayores, mujeres y niñas y que ellos también "requieren ayuda y apoyo reales, no imaginarios". En su opinión, aquellos que continúen ignorando la difícil situación de las personas en Donbás "se convertirán en cómplices de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el régimen de Kiev".
Zajárova sostiene que "los democratizadores occidentales se salieron con la suya en muchas cosas" y que "millones que murieron en todo el mundo a causa de sus experimentos geopolíticos ya no podrán pedir cuentas a sus asesinos".
"Nuestro país está acostumbrado a oponerse al mal. Estamos en el lado bueno de la historia, y esta lo confirma cada vez con hechos", concluye la vocera.
Este 19 de febrero los líderes de la RPD y de la RPL, Denís Pushilin y Leonid Pásechnik, decretaron la movilización general. El 18 de febrero, los líderes de las regiones anunciaron la evacuación de niños, mujeres y adultos mayores a Rusia ante una inminente ofensiva del Ejército ucraniano.
Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación militar contra las milicias en Donbás, donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en febrero del mismo año.
Los Acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015 con la mediación de Alemania, Francia y Rusia, sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero no han derivado hasta ahora en el cese de las hostilidades que hasta la fecha han dejado más de 14.000 muertos, según las estimaciones de la ONU.
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