“La dolarización en Venezuela es una de las consecuencias de la guerra económica”
La guerra económica implicó pérdidas multimillonarias y una dolarización de facto de la economía venezolana. Para comprender sus causas y efectos ALAI dialogó, desde Caracas, con la destacada economista Pasqualina Curcio.
- Opinión
Para entender la dimensión económica del presente venezolano conversamos con Pasqualina Curcio, economista venezolana y autora de varios libros en los que indaga sobre la denominada guerra económica. Entre estos se destacan La mano visible del mercado. Guerra económica en Venezuela (2016), Hiperinflación. Arma imperial (2018) y La economía venezolana. Cuentos y verdades (2020).
- En el último año y medio asistimos a la implementación del dólar como moneda de transacción en Venezuela, a una vertiginosa y virtual dolarización de la economía. ¿Cómo se llega a esta situación y qué efectos tiene en la economía?
-Lo primero que hay que señalar es que la dolarización es de facto, porque no es una decisión del gobierno. Es una de las consecuencias de la guerra económica, parte de la guerra no convencional, a la vez que una de sus principales armas. Cuando atacan el bolívar -que lo están haciendo desde el 2006 y de manera más intensa desde el 2013-, ¿qué es lo que hacen? Van alterando la escala monetaria, que es una de las funciones del dinero, y eso incide sobre los precios. Eso lo planteó Marx hace muchísimos años y también lo reconoce la teoría económica neoclásica. Cualquier variación del tipo de cambio tiene un impacto sobre los precios. Entonces, ¿qué ocurre? Los precios van aumentando en función de ese tipo de cambio.
Estamos hablando de que, desde el 2013, hubo una variación del 60 mil millones por ciento de los precios, consecuencia de un ataque al bolívar que supuso una depreciación inducida a la moneda del 5 billones por ciento. Esto genera que aumenten los precios. Y cuando tienes una economía donde los precios aumentan, esa economía necesita más dinero, para que este pueda cumplir con su función de medio de cambio.
Hay un efecto precios que influye sobre el PBI y sobre lo que se necesita intercambiar. Si no se aumenta la cantidad de bolívares, que es en cierta medida lo que viene pasando (porque la cantidad de dinero en Venezuela con respecto al tamaño de la economía ha caído un 80%), lo que ocurre es que al tener menos bolívares, en términos relativos, se le termina dando espacio a otro medio de pago, ya que se necesita poder intercambiar las mercancías. Y en este caso eso es el dólar. Además, es lo que espera el enemigo, ya que es su moneda. Espera que ese espacio se abra para ocuparlo, producto de que los precios aumentaron muy rápido y no hay bolívares.
En las guerras convencionales hay ejércitos que ocupan territorios. Pero en este tipo de guerras, donde las armas son otras, el ejército en este caso es el dólar. Entonces el ataque es al bolívar. De acá la dolarización de facto. No producto de una decisión gubernamental, sino como una imposición a través de la fuerza.
-¿Qué medidas ha adoptado el gobierno para contrarrestar este tipo de imposiciones o ataques al bolívar que mencionas?
- Bueno, es parte de lo que venimos planteando. Hay una especie de paradigma teórico donde se establece que no hay que aumentar la cantidad de bolívares ya que esto generaría inflación. Pero no es cierto, la inflación ya se generó y lo hizo por el ataque al bolívar. Es ese ataque a nuestra moneda y esa inflación la que genera que necesites más bolívares. De hecho, desmintiendo los paradigmas monetaristas, prácticamente los bolívares no han aumentado. O, mejor dicho, lo han hecho en términos absolutos pero mostrando una caída, como decíamos, del 80% de la cantidad de bolívares en términos relativos.
Entonces, parte de lo que hemos planteado es que necesitamos aumentar la cantidad de bolívares. Por muchas razones. La primera es para no dejarle espacio al dólar, ya que la gente necesita alguna moneda para comprar. Luego hay una discusión, como parte del planteo, sobre hacia dónde deben ir esos nuevos bolívares. No se trata de dárselos a las empresas privadas bajo la forma de crédito o algo similar, porque si no tienes un aumento en la demanda es un recurso que los empresarios terminan destinando a la compra de divisas y la especulación. Por el contrario, es necesario direccionarlos para fortalecer el Estado (los servicios públicos, la producción estatal, el salario de los trabajadores del sector); se trata de elementos que también se vieron deteriorados por el efecto inflacionario.
Esto se debe a que el propio Estado cuando necesite hacerse de bienes se los va a comprar al sector privado. Por ejemplo, no es lo mismo que esos recursos vayan al Ministerio de Salud que le compra medicamentos al sector privado pero los distribuye según sus criterios a que vaya directamente a la industria farmacéutica para financiar intereses privados. Incluso hemos planteado incluir un tercer circuito que es el de las comunas: ese dinero también tiene que ir a ese sector. Es decir, actuar teniendo siempre en cuenta la contradicción capital-trabajo, con la perspectiva de disminuir esa contradicción, a favor de la clase trabajadora, con el horizonte de avanzar hacia la construcción del socialismo.
- Hay sectores que vienen planteando que existe, en el último tiempo, un mayor acercamiento del gobierno al sector privado mediante concesiones y facilidades. ¿Qué opinas? Por otro lado, vos planteás la necesidad de fortalecer las comunas y la producción comunal; no obstante, se viene señalando que hay pocos incentivos a ese sector. ¿Qué políticas se podrían implementar para apuntalar y fortalecer estas formas de producción?
En la constitución del ́99 se prevé la participación del sector privado. El tema es dónde, en qué sectores y hasta dónde participa. Por ejemplo, los sectores estratégicos de prestaciones de bienes y servicios deben mantenerse en el Estado. Servicios como el de la electricidad, las comunicaciones o el agua, así como sectores estratégicos para nuestros ingresos, como la explotación del petróleo, el oro y todo lo que tiene que ver con nuestras riquezas naturales son del pueblo venezolano y de su Estado. Pero de un Estado que no solamente regule, sino que sea el que produzca, venda y genere los ingresos.
Un ejemplo es el sector de alimentos, que es un sector estratégico; nosotros, los venezolanos, lo sabemos. No significa que todos los alimentos los tenga que producir el Estado y no el privado. Pero uno de los aspectos que visualizó Chávez allá por el año 2002 con la creación de MERCAL es la necesidad de romper con el monopolio de la agroindustria, con el fin de evitar que tengan un poder que les permita, como nos pasó, el acaparamiento de alimentos.
Ciertamente se ha visto un acercamiento mayor con el sector privado. Ahí lo que habría que ver es hasta dónde va a llegar. Uno entiende que ese acercamiento es parte de este proceso de diálogo, con el objetivo de lograr un escenario de paz. Hay que recordar que tuvimos un escenario muy difícil, como parte de la guerra no convencional, entre 2014-2017 donde se produjeron acciones muy violentas de parte de algunos sectores.
En este escenario, la pregunta es cómo fortalecemos el sector público y las comunas. Por ejemplo, las divisas que ingresan al país, en un 95% por la venta de petróleo del Estado, creemos que no hay que dárselas al sector privado. Históricamente se le ha vendido esas divisas al sector privado con tasa preferencial; es decir, bajo un tipo de cambio barato. Sobre todo ahorita, en un proceso donde se manipula el tipo de cambio, apostando por aumentarlo, lo que fomenta la especulación. Entonces, planteamos que si están entrando pocas divisas debido al bloqueo, deben estar orientadas a garantizar maquinaria e insumos a las comunas. Y, en tal caso, que el privado se garantice a sí mismo traer sus propias divisas, como hace en cualquier parte del mundo.
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