SANTIAGO (Sputnik) — En noviembre de 2019, cuando las protestas del estallido social en Chile estaban en su punto máximo y las personas manifestándose en las calles se contaban por millones, los partidos políticos llegaron a un acuerdo: realizar un plebiscito constitucional.
Los partidos políticos más importantes de Chile decidieron convocar una consulta para saber si la ciudadanía quería o no reemplazar la Constitución de 1980 redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Desde entonces, políticos, organizaciones sociales, líderes de opinión y la ciudadanía en general comenzaron a manifestar sus posturas, inclinándose por el Apruebo (redactar una nueva Constitución) o por el Rechazo (mantener la Constitución actual).
El presidente, Sebastián Piñera, aseguró en enero de este año que el Gobierno mantendría una política de neutralidad, y ordenó a sus 23 ministros que no se manifestaran por ninguna de las opciones. Esto fue denominado la "política de prescindencia", a la que también adhirió. Sin embargo, esa endeble postura de neutralidad que muchos veían tambalear ante el efervescente ambiente político por el plebiscito se derrumbó de golpe en julio.
Debido a una crisis de liderazgo, Piñera se vio forzado a realizar un profundo cambio de Gabinete que lo desordenó todo.
El factor canciller
El primer naipe del castillo de la prescindencia lo derrumbó el recién llegado canciller, Andrés Allamand. A comienzos de agosto, a pocos días de haber asumido el cargo, dio una entrevista afirmando que estaba por el Rechazo. En ella, expuso uno a uno cuáles serían los males para el país si gana el Apruebo, haciendo exactamente lo contrario a lo propuesto por Piñera.
Hoy, sus ministros pueden manifestar si están por el Apruebo o el Rechazo, pero no pueden argumentar a favor ni en contra. Y tampoco pueden sumarse a las campañas de los comandos, apoyarlas, ni aparecer en ellas.
De acuerdo a la recopilación de lo que ha dicho cada ministro públicamente, el naipe se conforma así: 10 ministros votarán Apruebo, siete irán por el Rechazo y los demás, siguen neutros.
¿El presidente debe sincerarse?
Para muchos, el hecho de que el presidente Piñera no se haya manifestado por ninguna de las dos opciones ha sido la decisión correcta. Con ello, evita acusaciones de intervencionismo y además, políticamente sería lo más favorable. Si se casa con una de las opciones, por ejemplo, el Rechazo (que es la que apoya la mayoría de la centroderecha), la victoria del Apruebo significaría una derrota política para él.
No obstante, algunos han dicho que esta postura neutral del presidente le quitará protagonismo frente a uno de los procesos políticos más importantes del país en el último tiempo. "Me encantaría que el presidente manifieste su postura, que dé su opinión, y que diga que está a favor del Rechazo", dijo la presidenta del partido Unión Demócrata Independiente (derecha), Jacqueline Van Ryselberghe, en entrevista con el diario El Mercurio.
Hasta ahora, no se sabe cómo votará Piñera, y al parecer, ni siquiera lo saben los de su círculo más cercano, quienes han sido insistentemente consultados por los medios locales. Lo que sí se sabe es que está fuertemente comprometido por garantizar la legitimidad del proceso electoral más importante de Chile de los últimos 30 años, en medio de una de las pandemias más graves de la historia.
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