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En los últimos meses, el covid-19 ha matado a casi 150.000 personas en EE.UU., tres veces más vidas que las que arrebató la guerra de Vietnam en los diez años que duró. El de ahora es un enemigo distinto, pero es una guerra, y EE.UU. está sufriendo una terrible derrota.
La ciudad de Nueva York ahora está irreconocible. Las calles del centro, que antes bullían de actividad, hoy están desiertas: los que pueden están aislados en casa y los que no, caminan por las calles con mascarillas o pañuelos protectores, como si el virus estuviera presente en cada bocanada de aire. Y por raro que parezca, esto coincide con interminables manifestaciones y protestas celebradas por todas partes.
"El colapso total de la sociedad"
Recientemente, Nueva York se ha convertido en el escenario de docenas de manifestaciones simultáneas. La gente protesta por muchísimas cosas: la desigualdad, la brutalidad policial, la discriminación racial, las vidas de los negros, latinos y de la comunidad LGBT.
"Llega el covid. Luego vinieron los saqueos. (…) Luego vinieron los disturbios, disturbios organizados; pilas de ladrillos. Me he pasado la vida aguardando el momento del colapso total de la sociedad. Nunca pensé que pasaría de esta manera. El tejido social del país estaba unido por el más débil de los pegamentos y ahora sencillamente se ha roto", afirma Lionel, analista legal y de medios.
El tejido social del país estaba unido por el más débil de los pegamentos y ahora sencillamente se ha roto
El enfermero neoyorquino Derrick Smit dice, a su vez, que no cree que la ciudad estuviera preparada para la pandemia "en absoluto". "Creo que una orden de aislamiento obligatorio más temprana habría mitigado un poco la propagación".
Los más vulnerables
Parte de la razón por la que el virus se ha propagado tanto es que mucha gente que vive en grandes ciudades como Nueva York no tiene acceso a una atención sanitaria adecuada. En particular, se refiere a los sintecho y los pobres, gente no tienen buenos seguros médicos o, directamente, carecen de ellos.
Las estadísticas muestran que la tasa de personas sin hogar que mueren por el covid-19 es un 61 % más alta que la de de la población general de Nueva York. Los refugios públicos, donde viven la mayoría de ellos, son conocidos por ser focos de coronavirus. De acuerdo con el departamento de servicios para los sintecho de Nueva York, solo en abril murió un 154 % más de indigentes que en todo el 2019.
"Especialmente en Nueva York tenemos un montón de indigentes sin acceso a agua limpia o desinfectante de manos. Incluso el distanciamiento físico es un lujo para ellos", apunta el enfermero Derrick Smit.
El refugio para indigentes Bellevue, uno de los más grandes de Manhattan, salió en las noticias recientemente, cuando aparecieron unas impactantes fotos de hombres durmiendo en el piso a centímetros de distancia. Está claro que esta no es forma de contener la propagación del coronavirus en una ciudad.
Después de las protestas públicas sobre los sintecho que se hacinaban en el metro de Nueva York, las autoridades de la ciudad los persiguieron y los obligaron a entrar en estos refugios públicos. El problema es que las instalaciones se saturaron rápidamente: no hay suficientes camas, no hay suficientes equipos de protección, la gente duerme unos encima de otros, es un desastre lo que está pasando tras estos muros. Hay unos 20 refugios en toda la ciudad que en el apogeo de la pandemia se convirtieron en focos de propagación del covid-19.
"Estamos entrando en zona de guerra"
Desde el inicio de la crisis sanitaria, la enfermera Diana Torres ha participado en varias manifestaciones por falta de acceso a equipos de protección adecuados para el personal médico.
"Definitivamente estamos entrando en zona de guerra y ya no sabemos en qué nos estamos metiendo. No sabemos quién tiene el virus, ni sabemos quién se ha visto expuesto", relata la mujer. "Seguían diciéndonos: 'No usen las mascarillas, no las necesitan, no queremos gastarlas'. No teníamos suficientes mascarillas, no teníamos batas", se queja.
En marzo, se reportó que algunas enfermeras del centro de salud Monte Sinaí tenían que usar bolsas de basura a modo de equipo de protección. Desde el centro respondieron que "han estado trabajando a su mayor capacidad en medio de la mayor crisis humanitaria en un siglo".
"El país más rico, el más poderoso y… sí, el que peor ha respondido. Hay países del tercer mundo que lo han hecho mucho mejor. China lo hizo muchísimo mejor que nosotros. No hay forma de explicarlo, y no hay excusas. Si tenemos los recursos, el dinero, la inteligencia... aquí tenemos algunos de los mejores médicos, científicos, lo que sea. Y a pesar de todo, no hemos salido bien parados", concluye Torres.
Florida, nuevo epicentro del covid-19
En otro estado, Florida, que se ha convertido en un nuevo punto caliente de coronavirus, hay más de 400.000 casos confirmados de covid-19. Eso es el doble de los que ha habido en Nueva York, y cinco veces más de los que ha habido en toda China desde el inicio de la pandemia. Si Nueva York solía ser el epicentro del covid-19, ahora este se ha desplazado a Florida.
"Actualmente, el estado de Florida es un desastre. Todos los días batimos récords de casos. Ayer batimos el récord de muertes: 160, creo. Hoy hemos tenido 217. Tenemos más casos que Nueva York e Italia, que fueron al principio epicentros de la pandemia. Y eso que han pasado cuatro o cinco meses desde que esto empezó. La razón es que el gobernador se niega a hacer cosas básicas como declarar obligatorio el llevar máscaras. Se niega a escuchar a los expertos en salud pública", cuenta Thomas Kennedy, activista que se dedica a concienciar al público sobre la situación con el covid-19.
Actualmente, el estado de Florida es un desastre
Cuando grandes estados como California o Nueva York se apresuraban en marzo a imponer la cuarentena, Florida siguió sin tomar medidas. En abril, el gobernador Ron DeSantis ordenó a regañadientes el cierre de bares, restaurantes, gimnasios y otros locales públicos.
Para mayo, el número de casos confirmados de covid en Florida era relativamente bajo, de modo que DeSantis fue uno de los primeros gobernadores que decretaron la vuelta a la normalidad. Incluso se jactó de lo bien que había gestionado el brote y cómo había salvado la economía local. Y entonces fue cuando se complicaron las cosas: el número de casos aumentó, los pacientes saturaban los hospitales, aparecieron unos refrigeradores blancos para guardar los cuerpos que no cabían en las morgues y Florida se convirtió en el centro de atención.
No creo que se lo estén tomando en serio en toda Florida
"Solo en este condado de Miami-Dade, se publicó hará unas dos semanas una normativa que obliga a llevar mascarilla bajo amenaza de multas. Le recuerdo que esa imposición de llevar mascarillas se puso en marcha hace dos semanas, demasiado tarde para esta crisis. No creo que se lo estén tomando en serio en toda Florida", lamenta Kennedy.
Las funerarias, un sector que prospera
La crisis del covid-19 ha devastado muchas empresas estadounidenses, pero hay un sector que ha prosperado desde el estallido de la pandemia: las funerarias. Una funeraria de Elmhurst, el área con más muertes por coronavirus de todo Nueva York, ha estado trabajando turnos extra desde el comienzo de la pandemia.
Su dueño, Joe Newfield, dice que "nadie en este negocio ha visto nunca algo así". "Algunos me preguntan: '¿Es comparable con el 11 de septiembre?' De ningún modo. En el 11 de septiembre mataron a 3.000 personas. Lo de ahora no puede compararse", señala, detallando que el 95 % de sus clientes "son de minorías e inmigrantes de primera generación, gente de otro país".
"Somos increíblemente desiguales en nuestra sociedad en comparación con Europa Occidental, del Norte, etc. Aquí la cuestión de los recursos, las instituciones y los servicios públicos no es prioritaria. Por lo tanto, somos más ricos que otras sociedades en cuanto al PBI y número de multimillonarios, pero somos un país muy desigual e increíblemente pobre en general. De manera que las crisis como esta afectan a algunas personas de manera mucho más grave que a otras", indica por su parte Darren Barany, residente en Elmhurst.
Deudas médicas
EE.UU. tiene el sistema sanitario más grande del mundo, que es privado o semiprivado, pero la pandemia puso de relieve algunas de sus deficiencias. El enfermero Derrick Smit afirma que "hay gente que acumula deudas médicas por su tratamiento del covid-19". "Creo que hoy en día una de las principales causas de quiebra para el ciudadano medio son las deudas médicas", dice.
Janet Méndez contrajo la enfermedad y se recuperó, pero luego le enviaron una factura médica de 400.000 dólares. "He pasado en el hospital, a lo mejor, casi un mes. Mi madre me dijo que en realidad me empezaron a llamar por teléfono cuando aún estaba en el hospital. Y que la factura llegó antes de que yo volviera a casa. (...) El Gobierno supuestamente me concedió una ayuda, y la factura bajó a 75.000", relata Janet, agregando que luego empezó a recibir "pequeñas facturas de los distintos departamentos" por los que pasó en el hospital, entre ellas, facturas por la sala de emergencias, el radiólogo y el cardiólogo.
La mujer cuenta que después de un artículo del periódico The New York Times sobre su caso, "el hospital St. Luke's congeló la cuenta diciendo: 'Revisaremos cuánto debes en realidad y más adelante te enviaremos la factura final de cuánto le debes realmente al hospital'".
Al mismo tiempo, las autoridades prometían cubrir todos los costos para los pacientes con el covid-19. "Al principio vi las noticias y decían: 'No se preocupen; si contraen el covid, pagaremos todas las facturas, toda su factura del hospital'. Entonces, ¿por qué me cargan importes tan grandes del hospital si lo que tuve es covid y no otra cosa?", se pregunta Janet.
El sistema de sanidad no está hecho para la gente
"El hospital quiere el dinero en su bolsillo. No te van a decir: 'Esto no tienes que pagarlo, el Gobierno nos dio dinero'. Intentarán sacártelo a ti. El sistema de sanidad no está hecho para la gente. No está hecho para mantenerte sano, no está hecho para ayudarte de ninguna manera y, desde luego, no está hecho para ayudarte a pagar tus facturas. Su fin es el lucro", critica la enfermera Diana Torres.
Mientras que la batalla por Nueva York casi ha acabado, nuevos combates se entablan a lo largo y ancho del país. Al igual que el mundo entero, EE.UU. está librando su guerra contra el coronavirus. No cabe duda de que acabará ganándola, pero la pregunta es a qué precio.
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