Por: Jaime David Farias Delva
Publicado 22 noviembre 2019. CREDITO TELESUR.
Piñera, mientras habla de la necesidad de paz, para alcanzar su objetivo estratégico de clase, por el otro lado declara la guerra al pueblo.
El informe de amnistía internacional señala que en chile se han violado los derechos humanos, con una intención deliberada de castigar y dañar a quienes se manifiestan hoy en chile, por recuperar la dignidad y sus derechos perdidos, a manos de una verdadera tribu de oligarcas y represores, a los cuales echa mano el sistema neoliberal capitalista, que tiene en la pobreza y endeudados, a más de la mitad de sus habitantes.
Piñera, mientras habla de la necesidad de paz, para alcanzar su objetivo estratégico de clase, por el otro lado declara la guerra al pueblo.
La paz armada de Sebastián Piñera y la oligarquía político-empresarial, ha quedado al descubierto con un informe lapidario de Amnistía Internacional, que en su parte medular plantea que la fuerza policial militarizada (FFEE), daña y castiga de manera deliberada a la población que se manifiesta. El
informe añade un punto fundamental, y que es ineludible, a la luz de los acontecimientos que se viven en chile; que el presidente Sebastián Piñera, no puede desconocer su responsabilidad de mando, sobre aquellos que reprimen, asesinan, violan niñas y niños, torturan y privan de libertad.
El pacto social de Piñera, es un acuerdo de paz asesino, que no acuerda nada, pues el marco jurídico creado por Jaime Guzmán prevalecerá, ahí, tutelando los intereses de aquellos que poseen el poder económico de este territorio denominado Chile.
Se habla de una hoja en blanco en lo constitucional, que al parecer será escrita por los mismos manipuladores, ávidos de generar una constitución apegada a los requerimientos de un modelo económico neoliberal; y aquí cabe toda la élite plutócrata y oligárquica, que durante décadas cultivó
ganancias a expensas del sacrificio de millones de chilenos. Estos últimos, hoy, marchando y combatiendo en las calles, sus calles. Es en este teatro de operaciones, donde el estado utiliza toda su estructura para accionar y reprimir al pueblo, por un lado limpian su imagen, anunciando con gran pompa que cesará de utilizar balines y por el otro, continúa disparando ese tipo de munición, dejando claro que aquí hay una política sistemática de tirar, incluso, a los ojos de jóvenes manifestantes, lo que es literalmente una mutilación. Eso es terrorismo de estado, cuyo objetivo inmediato, es controlar y lograr la vejación del cuerpo de quien lucha, es una muestra de poder, para lograr un quiebre psíquico en las personas.
El accionar de las Fuerzas especiales de carabineros y las Fuerzas Armadas, se deja caer según la ubicación social del sujeto a reprimir. Es decir, la violación de los derechos humanos es por clase, y aquí queda más que claro quiénes son los que sufren más el actuar institucional del estado terrorista; los pobres, los humildes y sencillos, los abandonados a su suerte, a un modelo que solo genera pobreza y destrucción del medio ambiente.
Piñera no va a reconocer su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad, que se han registrado en Chile. Por lo tanto no habrá reparación para las víctimas. Para muestra un boto: Según el Instituto nacional de derechos humanos, en el caso de mujeres vejadas, maltratadas y violadas,
estas alcanzan a un número de alrededor de 120, entre los cuales también hay algunos hombres, que han sufrido ese tipo de tortura institucionalizada.
Y Sebastián Piñera, brilla por su ausencia, ante estas atrocidades ejercidas por sus Fuerzas Represivas.
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