Senador chileno José Miguel Insulza: "Las fuerzas de seguridad todavía ven a los movimientos sociales como amenaza"
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Además, el ex secretario general de la OEA se refirió al rol desempeñado por el organismo en Bolivia antes del golpe, y subrayó que la organización "no manda a los Estados y no puede decirles qué hacer".
Mientras el estallido social continúa en Chile, el senador de ese país sudamericano y ex secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, opina que las masivas movilizaciones en ese país del Cono Sur visibilizaron la necesidad de hacer reformas políticas y económicas, pero ahora la tensión se centra en "las violaciones a los derechos humanos" cometidas por las fuerzas de seguridad y los "actos de vandalismo".
Así, Insulza destacó que los hechos de violencia protagonizados por algunos manifestantes generaron un escenario que era "desconocido", con "comercios, calles y monumentos destruidos". Por otro lado, señaló que aunque "los militares ya se retiraron de las calles hace unos días", el hecho de haber decretado el estado de emergencia al inicio de las protestas "limita de alguna manera al presidente a sacar a los uniformados de nuevo".
Sobre la capacidad de Carabineros y las Fuerzas Armadas para actuar ante conflictos sociales, el entrevistado sostuvo que "es insuficiente para los desafíos de hoy". Y señaló: "Todavía se tienen algunas ideas del pasado, de ver a cada movimiento social como una amenaza". Al respecto, considera que una gran cuenta pendiente es determinar las diferencias entre las atribuciones de cada fuerza de seguridad, y modernizar el trabajo de los efectivos.
El papel de la OEA en la crisis de Bolivia
El dirigente chileno también fue consultado por el rol de la OEA en la crisis boliviana, que terminó con un golpe de Estado contra el entonces mandatario, Evo Morales, el último 10 de noviembre. En efecto, cuando se dio a conocer que el dirigente indígena había ganado los comicios presidenciales en primera vuelta, la oposición denunció públicamente que se habría producido un fraude.
Así, la OEA envió a un equipo especial para auditar el proceso electoral, y el presidente ya había sostenido que lo dispuesto por el organismo sería vinculante. Acto seguido, esa organización con sede en Washington (EE.UU.) determinó que hubo irregularidades en la votación, y Evo planteó que se disputaran nuevas elecciones. Sin embargo, las Fuerzas Armadas y la Policía le pidieron la renuncia y el líder aymara tuvo que exiliarse en México.
"La OEA tiene un servicio muy activo en materia de observación electoral. Fue invitado por el Gobierno de Morales a revisar la elección y luego entregar una auditoría. Eso se hizo, y no tengo ninguna razón para pensar que se haya hecho mal", consideró Insulza.
Por otro lado, a pesar de tener "algunas diferencias" con Luis Almagro, el actual secretario general de la OEA, aclaró que respeta la tradición de no criticar a la dirigencia en funciones. No obstante, expresó uno de los contrapuntos: "Él optó por hacer valer su decisión individual, yo hubiese recurrido al Consejo, donde los países miembro tienen la última palabra. Creo que en eso se equivocó".
En ese tono, aclaró que esa clase de organismos "son multilaterales, no son supranacionales". En otras palabras, "no mandan a los Estados, no pueden decirles lo que tienen que hacer". Más en profundidad, el político reflexionó: "Tienen que buscar puntos de contacto, resolver conflictos, y creo que la OEA en ese punto se ha quedado atrás este último tiempo".
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