jueves, 7 de julio de 2022

 Mundo 2022-07-06 03:47 GMT

EE. UU.: una sociedad dividida por el egoísmo entre facciones políticas
CGTN en Español

La Corte Suprema de Estados Unidos revocó el pasado 24 de junio el fallo de Roe vs. Wade, una decisión histórica que estableció hace cerca de 50 años el derecho constitucional al aborto en la nación. Al percatarse de que la Corte Suprema iba a acabar con ese derecho pronto, los demócratas intentaron buscar una solución a la situación. El 11 de mayo, los demócratas del Senado presentaron la Ley de Protección de la Salud de la Mujer, una ley destinada a proteger el aborto a nivel federal, pero el esfuerzo terminó en fracaso. Hoy parece que los republicanos han ganado la partida. Pero en un principio, los republicanos tampoco se oponían al aborto.

De acuerdo con una encuesta de Gallup Poll hecha en 1972, los republicanos y demócratas coincidían en que el aborto debía ser legal. 68% de republicanos y 59% de demócratas observaban que la decisión de abortar debía ser tomada únicamente por la mujer y su médico. Entonces, pasado un tiempo, ¿qué causó que cambiara la actitud de los republicanos? La respuesta es sencilla: el voto. Los republicanos se dieron cuenta de que muchos de los opositores al aborto son fundamentalistas o conservadores de los estados “oscilantes”. Conseguirán su apoyo político si se manifiestan públicamente contra el aborto. De hecho, en el último medio siglo, el aborto se ha convertido en un arma para definir el resultado de unas elecciones y este es un asunto que tiene divididos a los estadounidenses.

Al final, ni los republicanos ni los demócratas, que solo piensan en los intereses de sus respectivos partidos, se preocupan por las cuestiones relativas al tema de los derechos para abortar. Por sus intereses egoístas, los políticos estadounidenses han protagonizado colisiones en el Capitolio y en la Corte Suprema, y ellas han llevado a la derogación de la prohibición de llevar armas ocultas en la ciudad de Nueva York, que había operado desde hace 106 años, y ahora, más recientemente, a la privación del derecho de las mujeres al aborto.

El sistema bipartidista fue diseñado para equilibrar el poder, pero dos siglos después este equilibrio ha degenerado en una suerte de burocracia en la que cada partido trata de impedir que el otro abogue por el progreso social. Es hora de que la sociedad estadounidense despierte. 

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