Un grupo de científicos rusos comparó los vínculos entre el envejecimiento de las personas y los valores conservadores en varios países. Entérate cómo el deseo de vivir en una casa de campo y dejar la carrera puede influir en la economía global y si los valores de los habitantes de los países desarrollados y pobres son similares.
Carrera, pobreza y tradiciones
Los científicos de la Academia Rusa de Economía y Administración Pública, dependiente de la Presidencia de la Federación de Rusia (RANJiGS), llevaron a cabo una investigación y descubrieron que la edad influye en los valores del ser humano. Según los resultados, los valores conservadores y el deseo de vivir confortablemente son propios de las personas que se van haciendo mayores en todo el mundo, mientras que los deseos de desarrollarse y experimentar cambios pasan a un segundo plano.
La investigación se realizó a partir de los valores de la teoría del psicólogo Shalom Schwartz: conservadurismo(seguridad, tradición, armonía social), apertura al cambio (independencia, riesgo), cuidado de los demás(benevolencia, tolerancia) y autorrealización (poder, logros, placer).
"Se estableció que en todo el mundo los valores de grupos de personas de edad distinta cambian de manera similar, a medida que se va envejeciendo. Con la edad, la gente empieza a compartir cada vez más los valores del conservadurismo y cuidado de los demás, mientras que los valores de apertura al cambio y autorrealización se relegan a un segundo plano paulatinamente. Existen también rasgos específicos regionales que reflejan las diferencias culturales de macrorregiones que no cambian la situación, en general", destaca el director científico adjunto del laboratorio de demografía y capital humano de la RANJiGS, Serguéi Shulguín. Según los científicos, en Europa Occidental la población de más edad se hace menos abierta al cambio, aspira a autorrealizarse, pero empieza a valorar más las tradiciones y cuidarse de los demás. Las mismas tendencias se observan en las antiguas colonias anglosajonas.
En los países de Europa del Este (Bielorrusia, Bulgaria, Moldavia, Rusia, Rumanía, Serbia y Ucrania) la diferencia en estos indicadores entre los jóvenes y ancianos es más notable que en Europa Occidental, en promedio. Los jóvenes hacen carrera enérgicamente, tienen posturas flexibles y están dispuestos a mudarse en búsqueda de mejores condiciones de vida, mientras que los ancianos prefieren la estabilidad. Según los investigadores, esto puede estar vinculado con procesos rápidos de desarrollo de la sociedad tras la renuncia al comunismo.
"Parece más importante que podamos observar una diferencia notable en valores de los viejos y jóvenes en los indicadores mencionados no solo en los países postindustriales democráticos y excomunistas, sino también en la mayoría de los países en vías de desarrollo. En estos Estados los valores del conservadurismo los comparten los viejos y no los comparten los jóvenes casi en el mismo grado que en el Occidente desarrollado", señala Serguéi Shulguín.
Es decir, en países pobres como Argelia, Egipto, Jordania, Irak, Marruecos, Palestina, Túnez o Turquía, la gente mayor está abierta al cambio casi en la misma medida que en Europa Occidental.
En los países asiáticos, los vínculos entre edad y los valores son mucho menos fuertes que en Europa Occidental. Las tradiciones casi no pierden su valor y son importantes para la población durante toda la vida, pero con la edad, su fidelidad hacia los valores se fortalece.
Los vínculos más débiles entre los valores del conservadurismo y el envejecimiento se observan en el África subsahariana, donde se ubican los países con ingresos bajos de la población. En estos países, independientemente de la edad, es difícil ver a la gente aceptar los cambios. En primer lugar, y en vez de la autorrealización, el deseo de desarrollarse y disfrutar de la vida, están las necesidades humanas básicas y la fidelidad a las tradiciones.
Influencia del conservadurismo en la política y economía global
Según los investigadores, en vista de un intenso envejecimiento global de la población, se puede pronosticar que en un futuro crecerán los valores del conservadurisimo, lo que puede contribuir a la ralentización del ritmo global de desarrollo social, económico y tecnológico a largo plazo.
Por otro lado, el envejecimiento global de la población puede contribuir al crecimiento global de la fidelidad a los valores de cuidado de los demás y la intolerancia al comportamiento marginal, lo que puede ejercer una influencia armonizadora y estabilizadora en sistemas sociales y políticos a escala global.
"Con la edad se observa un crecimiento real de la fidelidad a los valores de cuidado de los demás, la gente en los países con una economía desarrollada es más propensa a confiar en el Parlamento, los partidos políticos y la administración del Estado (resultados similares se obtuvieron en relación con Rusia también)", destaca Serguéi Shulguín.
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