El sistema capitalista es un modelo económico basado en el egoísmo y la
ambición que ha enfermado gravemente a la sociedad contemporánea. Hay que
cambiar el modelo económico y eso viene ocurriendo lentamente en los últimos
500 años. En America Latina el Libertador Simón Bolívar en una carta enviada a
Patrick Campbell, encargado de negocio de Inglaterra en Bogotá, llamo a la unidad y la integración “una sola
debe ser la patria de todos los americanos ya que en todo hemos tenido una
perfecta unidad” Y en otro documento apuntó “para nosotros, la patria es
América, nuestros enemigos los españoles, nuestra enseña la independencia y la
libertad”. Y si cabía alguna duda señaló, “Los Estados Unidos, parecen
destinados por la providencia para plagar la América de miserias a nombre de la
libertad”.
El propósito es demostrar,
mediante una investigación seria, que las premoniciones de nuestro Libertador
Simón Bolivar no fueron infundadas, así como tampoco los temores de José Martí.
El fracaso del sistema capitalista como sistema económico está en pleno
desarrollo, que nuestro subdesarrollo no es casual sino consecuencia de la
política exterior de los Estados Unidos, de su carácter colonialista y que la supervivencia
como especie humana se basa en terminar con este modo de producción injusto.
Cuando el presidente Clinton dijo en su toma de posesión que los
Estados Unidos debía seguir dirigiendo al mundo y cuando George W Bush expresó
en la Convención del Partido Republicano en Filadelfia año 2000 que el mundo
necesita aun Estados Unidos fortalecido en su liderazgo estaba ratificando el
sueño de la totalidad de sus presidentes desde John Adams hasta Trump, pero de
ninguna manera el sentimiento del pueblo estadounidense y menos de la
humanidad.
“El mercado mundial dice Heinz Dieterich, es un sistema social
determinado por los intereses de más de 5 mil capitalistas y políticos
profesionales del primer mundo que giran en torno a 37.000 principales empresas
transnacionales. Otro libro importante para saber cuál es la tragedia por la
cual pasa la humanidad, se titula “La decadencia del imperio de Immanuel
Wallerstein, Estados Unidos en un mundo caótico. Monte Ávila editores
latinoamericana 2007. Wallerstein ha sido traducido en japonés, árabe, alemán,
chino, malayo, coriano, español, italiano, francés, polaco e inglés. Tiene publicaciones sobre la tragedia del
11/9/2001, o sobre las injustas e irracionales invasiones de EE.UU a Afganistán
e Irak. Pero también sobre la insurrección indígena en Bolivia y sobre la
política de Lula en Brasil.
“¿A qué se debe esta excepcional amplitud y basta difusión de los
impactos de la obra y de los punto de vista de Immanuel Wallerstein? En nuestra
opinión al hecho de que esta perspectiva del “análisis del sistema mundo” es una perspectiva globalizante – como lo es
también por ejemplo, la perspectiva de Marx- lo que ha permitido abordar una
amplitud de problemas y de temas fundamentales desde un punto de vista global. Esta perspectiva totalizante de la historia se
ha demostrado a partir de la recuperación de las mejores tradiciones del
pensamiento social crítico de los últimos 150 años, y por el aporte de la obra
de Karl Marx, junto a las profundas lecciones de los trabajos de Fernand
Braudel. Pero también a partir por ejemplo algunos de los desarrollos más
recientes de las ciencias naturales y en especial de la teoría del caos de Ilya
Prigogine. Recuperación crítica y activa de estas herencias fundamentales que
va dar como resultado el desarrollo del enfoque bautizado como el “análisis de
los sistemas-mundo”, enfoque que entre otras cosas, va a caracterizarse por el
esfuerzo de darnos una mirada densa, profunda, global y de vastos alcances
temporales acerca de los principales acontecimientos, fenómenos y procesos de
la historia de la modernidad y del capitalismo de los últimos quinientos años.
Wallerstein ha gestado una obra
múltiple que, justamente es posible agrupar en torno de estos cuatro ejes
principales, que son los que constituyen sus espacios de intervención
intelectual fundamentales. En primer lugar, el análisis crítico de la historial
global de capitalismo y de la modernidad actual, desde el largo siglo XVI hasta
hoy, en segunda instancia el examen también a contra pelo de los principales
sucesos del largo siglo XX, que corre desde aproximadamente 1870 hasta nuestros
días, el tercer lugar el esfuerzo de construcción de un diagnostico distanciado
y crítico de los sucesos inmediatamente vividos, desde la revolución cultural
mundial de 1968 hasta la catástrofe invasión estadounidense a Iraq y que
Wallerstein ha ido acompañando con sus explicaciones a lo largo de más de siete
lustros, y por último el estudio también diverso de la estructura todavía
vigente de la organización del sistema del saber y del conocimiento humano, del
actual episteme dominante dentro de las
ciencias sociales y dentro de los saberes hoy instituidos.
Y
son estas contribuciones esenciales las que nos revela el sentido
general del conjunto de los ensayos reunidos en este libro que desde distintos
ángulos, extraen precisamente las conclusiones principales de esa múltiples
perspectiva del “análisis” del sistema mundo. Conclusiones esenciales que, en
el fondo, constituyen precisamente una clara aplicación de esa misma
perspectivas para el estudio y la explicación tanto de los principales sucesos
mundiales, como las posibles tenencias generales más relevantes que sean
manifestado y hechos evidentes a partir de la difícil coyuntura histórica
abierta con la tragedia del 11 de septiembre de 2001.
Cuando Immanuel Wallerstein caracteriza a Estados Unidos como una
potencia capitalista hegemónica- en proceso de decadencia y de declinación- lo
que hace es proyectar hacia el examen de la situación actual los detenidos
análisis que, desde hace más de tres décadas ha venido desarrollando en torno
al problema de la historia y de las tendencias generales fundamentales del
capitalismo moderno. Así son las lecciones de la historia anterior del
capitalismo que nos muestran los sucesivos momentos de despegue, de auge y
luego las concomitantes etapas de decadencia de Holanda durante los siglos XVII
y XVIII y de Inglaterra en los siglos XIX y XX, lecciones que le sirven de
apoyo a Wallerstein para poder, primero diagnosticar y luego incluso,
pronosticar críticamente la actual fase de desarrollo del poder hegemónico
estadounidense que a partir de una series de rasgos reiterados e igualmente
presentes en los momentos del declive holandés e inglés, nos permiten
caracterizarla como “la etapa de la clara decadencia hegemónica del poder
imperial de los Estados Unidos”
Pero como lo muestra varios de
los ensayos centrales de este libro, cuando el poder hegemónico de una nación
comienza a apoyarse exclusivamente en su supremacía militar perdiendo en todos
sus frente su supremacía económica están claro que sus días están contados y se
encuentra además muy cerca de su momento final. Por eso, y lejos de las
apariencias, Estados Unidos invade países y difunde el terrorismo por doquier
porque sea todavía muy fuerte sino más bien porque es cada día es más débil en
lo económico, en lo social, en lo político y en lo internacional, quedándole
como única superioridad incontestada y no por mucho tiempo, la supremacía de su
aún apabullante arsenal militar. Los marxista vivimos para construir y
demostrar la ilusión de la “irreversibilidad del socialismo” y la fe en la
victoria económica sobre occidente en el terreno de la “coexistencia pacífica”,
como lo fundamentan Carlos Tablada y Wim Dierckxsens en su libro titulado
Guerra Global, el cual recomiendo leer.
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